Castilla y León

La falta de heladas y las lluvias auguran una alta temporada de garrapatas

Y no sólo aquí, el cambio climático, la globalización y el aumento de la población mundial y de la pobreza potencian las enfermedades de transmisión vectorial en países no endémicos. Son muchos son los estudios que apuntan además a un avance claro de estas patologías. Por ello, las medidas de control y vigilancia epidemiológica son clave para evitar el aumento de casos de estas enfermedades. Castilla y León vigila bien, lo hace con una larga y avalada trayectoria, y reporta más casos y más documentados que la media nacional e incluso europea. La comunidad se sitúa a la cabeza dentro del país junto con Andalucía o la Comunidad Valenciana y España se encuentra entre los países que más casos notifican al año dentro de la Unión Europea.

Y va a más. Las garrapatas se extienden en su distribución geográfica, en sus variedades y en su temporalidad, antes mucho más discreta su presencia –aunque la hubiera todo el año– y concentrada en primavera y verano. Ahora todo el año aunque con mayor incidencia en la época que se avecina y con una combinación fatal: No ha habido heladas, ha llovido bastante recientemente y las temperaturas han sido muy moderadas.

«Las condiciones ambientales marcan la distribución geográfica y la estacionalidad de las enfermedades transmitidas por vectores artrópodos. No hemos tenido invierno, sin heladas, y las últimas lluvias y las temperaturas tan suaves, con una vegetación frondosa, favorecen la actividad de los vectores. Ello facilitó que las garrapatas hayan contado con condiciones que permitan su actividad a lo largo de todo el año, incluso en periodos en las que anteriormente las bajas temperaturas lo impedían. Eso que es igualmente aplicable a los mosquitos, ante la imparable distribución del mosquito tigre en nuestro país, determina que estemos cerrando lo necesario para iniciar su vigilancia, mediante la distribución de trampas de ovoposición», valora Rufino Álamo Sanz, jefe de Servicio de Información de Salud Pública de la Consejería de Sanidad.

Desde finales de año, la Consejería cuenta con un vídeo dedicado a las zoonosis por vectores (https://onehealthcastillayleon.org/). Por la epidemiología de nuestro medio, está monográficamente dedicado a las garrapatas –en Cataluña preocupa el mosquito tigre o en Andalucía el Virus del Nilo Occidental–. En los resultados del estudio de garrapatas se han mejorado, indicando en los positivos a rickettsias, que es el patógeno más frecuentemente encontrado, la especie implicada. Lo que nos está permitiendo conocer la presencia de esos patógenos en nuestro medio y su distribución», añade este veterinario.

Destaca asimismo que «progresamos en la implantación de VIVE, que en los próximos días pilotaremos con la colaboración de centros de salud, servicios territoriales de sanidad y laboratorios. VIVE es la nueva herramienta informática que dará soporte a los estudios de vectores, incluyendo la identificación de los datos de cada muestra sometida a estudio, los resultados de laboratorio y, lo que es más importante, en tiempo real y con análisis de la información que se vayan obteniendo», destaca este responsable de Salud Pública.

Castilla y León trabaja, desde 1995, en un modelo de trabajo que permite conocer qué garrapatas hay en el territorio autonómico y qué infecciones podrían transmitir. Los centros de salud retiran este ácaro cuando un paciente lo lleva fijado –conviene acudir a uno si no se sabe quitarlo con garantías de sacarlo entero– y los mandan, con la intermediación de Salud Pública, al Laboratorio de Parasitología de Salamanca que identifica la especie que retiran y realiza una PCR para identificar patógenos. De esta forma, Salud Pública puede controlar lo que está ocurriendo.

En Castilla y León, hay diez tipos de garrapatas. La más frecuente es la Ixodes ricinus, que es el vector de la enfermedad de Lyme y le siguieron las especies del género Rhipicephalus, y la Hyalomma (virus de Crimea-Congo). Esta última ha llegado a ocasionar cinco muertes en España, cuatro de ellas en Castilla y León, comunidad que más casos concentra pero también por su seguimiento no porque haya más, probablemente, con diez de los doce totales hasta 2022.

En 2010 se detectó el virus que causa la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en garrapatas en España, aunque no fue hasta 2016 cuando se diagnosticó el primer caso en humanos. Castilla y León suma 10 casos, incluyendo el de este mismo mes en Salamanca de un paciente que falleció este jueves. Es esta la provincia, con seis casos desde 2018, la que más casos registra; seguida de León con tres, a los que hay que añadir uno de Badajoz pero que notificó Castilla y León.

El primer caso en humanos detectado fue el de un varón de 62 años, natural de la localidad abulense de San Juan del Molinillo, aunque residente en Madrid, que falleció tras picarle una garrapata en un paseo por el campo de esta localidad. Además, la enfermera que lo atendió se contagió cuando lo atendía en la UCI del Hospital Infanta Leonor de Madrid. Es más, se supo por el caso de la sanitaria lo que realmente le había ocurrido al fallecido. Ella se recuperó. En agosto de 2018, un hombre de 74 años, médico jubilado, murió después de sufrir la picadura de una garrapata tras participar en una cacería en Extremadura. Fue, junto a otro caso de Madrid en 2016, el único infectado español fuera de la comunidad.

Las garrapatas también pueden transmitir la enfermedad de Lyme, o la fiebre exantemática mediterránea, una rickettsiosis cuyo vector es, asimismo, la garrapata. Es endémica en zonas del Mediterráneo, así como en África,

Otra enfermedad transmitida por garrapatas en su forma endémica es la Fiebre Recurrente propia de América, África tropical, Asia y Europa. Se considera que en España está infraestimada su incidencia. Se notifican casos generalmente en áreas rurales de Extremadura, Castilla y León y Andalucía.