El confinamiento provoca serias atrofias físicas en las personas con discapacidad
Aspaym Castilla y León realizará un estudio para toda España sobre los efectos de la covid y del aislamiento físicos y psicológicos en este colectivo
A la ansiedad, empeoramiento de los hábitos alimenticios y aumento del sedentarismo que provoca en la población en general el confinamiento entre las cuatro paredes ... de casa –los más afortunados, con jardín– se une la pérdida de masa muscular y atrofias en las personas con problemas de movilidad, en los mayores, enfermos con esclerosis, distrofia muscular o lesiones medulares. El encierro impide no solo mantener una, aún más necesaria, forma física muy ligada a su autonomía sino prevenir complicaciones.
Aspaym ha detectado serios problemas de atrofia muscular entre las personas con discapacidad que durante dos meses y medio no pudieron acudir a su habitual rehabilitación, que suele ser de una rutina de dos o tres días a la semana y de un par de horas por sesión. Los efectos de la fisioterapia y el ejercicio físico en personas con discapacidad son básicos para su supervivencia, calidad de vida e, incluso, para evitar o al menos retrasar intervenciones quirúrgicas. Y también «tiene un papel fundamental en la prevención de una futura discapacidad, en la mejora del riego sanguíneo, osteoporosis, pérdida de masa muscular, retención de líquidos o para evitar escaras, úlceras...», explica Francisco Sardón, director adjunto de gestión de Aspaym Castilla y León.
La organización ha tenido que ampliar horarios y recursos para adaptarse a la demanda de 1.300 usuarios
El retroceso físico y las secuelas psicológicas detectadas son tales que son ya objeto de un estudio que realiza Aspaym Castilla y León para toda España con el Real Patronato sobre Dispapacidad del Ministerio de Derechos Sociales. Una investigación sobre la influencia de la covid –dado que ha habido casos de pacientes con discapacidad y problemas respiratorios– y del aislamiento que ha provocado. «Para ello realizamos unas encuestas personales y un seguimiento de afectados para sacar a la luz la importancia de estos tratamientos físicos, de las terapias preventivas. La muestra no será muy amplia pero sí muy representativa al ser muy variada del tipo de discapacidades como gente con esclerosis, ataxias, atrofias, patología infantil...», destacan los responsables del trabajo.
Aunque la organización de Castilla y León ha mantenido una oferta telemática de ejercicios y talleres para mantener las necesidades individuales de sus usuarios, en general no ha conseguido mantener el buen estado de salud y, por lo tanto, la calidad de vida. Entre otras razones por falta de recursos, ordenadores y otros dispositivos, incluso de cobertura o de espacio o simplemente la ayuda habitual de un celador y un fisioterapeuta.
El 75% ha recuperado su capacidad física previa a la pandemia tras dos meses de tratamientos
«Han sido unos meses muy difíciles para todos, de mucha incertitumbre porque ni siquiera les podíamos decir cuándo volveríamos a abrir las instalaciones. Cerramos, desde el 13 de marzo hasta el día 1 de junio, los centros de rehabilitación, los cinco Fisiomer (instalaciones de fisioterapia rurales), el ICTIA de Simancas para la recuperación de personas que han sufrido un ictus... Todos los servicios presenciales, con la excepción de la residencia, los cerramos y dejamos un responsable de cada departamento para contactar con todos los usuarios y hacer un seguimiento de su situación y aportar algún tipo de ayuda dentro de lo posible en sus domicilios», explica Anabel Pérez, directora general de Aspaym Castilla y León. De los 303 trabajadores de Aspaym, el 65% estuvo en un ERTE.
«Contábamos, en realidad por casualidad, con una plataforma de telerehabilitación –ISLA SIRENA (Sistema de Rehabilitación Neuromuscular Adaptado)– una aplicación con diferentes terapias que ayudó en este sentido y también con la atención psicológica y neuropsicólogos porque nuestros usuarios también han tenido importantes problemas de ansiedad», añade la responsable de la organización.
Nuevo organigrama en la organización autonómica de Aspaym
Hace ahora dos años que falleció JulioHerrero, impulsor durante 22 años de Aspaym Castilla y León y director de la entidad. Desde entonces, la entidad no había configurado un organigrama claro en cuanto a la gerencia de la misma. Ahora, la asociación ya tiene dos cabezas claras en la comunidad: Anabel Pérez es la nueva directora general de la misma y Francisco Sardón es el director adjunto y también de gestión.
Son alrededor de 1.300 los usuarios con patologías o necesidades crónicas que acuden a rehabilitación en Aspaym cada mes en los once centros; entre ellos, unos 300 solo en Valladolid, un centenar en el de recuperación tras un ictus de Simancas. Lo habitual es acudir unas once o doce veces al mes y un par de horas por sesión. El gimnasio, con aparataje especializado y fisioterapeutas, permite mantener la musculatura en buen estado, algo fundamental para las personas en silla de ruedas que dependen de la fortaleza de sus extremidades superiores y del tronco;pero también para los mayores que logra mantener su movilidad, aunque sea con apoyos como bastones o andadores, y así prolongar su autonomía. «Cuando volvimos a abrir en junio teníamos una verdadera cola, creíamos que igual iban hasta a tener miedo pero ha sido altísima la demanda. De hecho hemos tenido que reforzar con personal algún Fisiomer y abrir todo agosto cuando habitualmente el gimnasio se dejaba solo para la residencia y casos muy agudos», añade Anabel Pérez.
«Algunos que se movían con andador antes nos llegaban en sillas de ruedas. El deterioro ha sido grande pero la recuperación también buena. En un par de meses, el 75% ha logrado volver a su estado anterior, con otros hay que seguir trabajando en busca de mejoría», destaca Anabel Pérez.
Terapias individuales
Las instalaciones ofrecen rutinas diseñadas para cada caso –también terapias respiratorias para lo que sufieron la covid– y tratamientos de fisioterapia, además de un aparataje completo con paralelas, plano inclinado, struzzi, standing, máquinas HUR (especiales para personas con discapacidad)... y, «por exigencias del covid, de higiene y desinfección, hemos retirado algunas máquinas y prescindimos de lso electrodos, además de haber organizado el gimnasio por sectores y con u n personal estanco, siempre el mismo para cada usuario», añade.
Aspaym volvió a poder facilitar rehabilitación en junio. Al principio solo con una ocupación del 70% y actualmente ya llega al 85% «con mascarilla obligatoria, permanente desinfección y limpieza, distancias de seguridad, circuitos de entrada y salida separados, más horas de apertura, timbre en recepción para que un celador recoja a cada usiario y no entren familiares, toma de temperatura diaria... el protocolo habitual pars este tipo de instalaciones».
«De golpe, pasé de seis horas semanales de rehabilitación a ninguna y tuve fuertes dolores»
Además de problemas desueño, ansiedad, tristeza y preocupación, Inmaculada Herrero que ahora se recupera en el Servicio de Rehabilitación de Aspaym ha sufrido las consecuencias del confinamiento de forma importante. Tiene una lesión medular que le obliga a estar postrada en una silla de ruedas. Explica que «el confinamiento ha supuesto un parón muy brusco en mi tratamiento». Así, «de un día para otro, pasé de recibir seis horas semanales de rehabilitación a ninguna. Al dejar de recibir el tratamiento de fisioterapia, cesaron las movilizaciones pasivas de piernas y de la columna vertebral así como su flexibilización. Dejé de recibir el tratamiento de mecanoterapia: bicicleta pasiva de piernas, y activa asistida de manos, y de potenciar la musculatura dorsal con los aparatos del gimnasio». Igualmente, cesó «el tratamiento de magnetoterapia cuyas propiedades analgésicas al actuar sobre los centros nerviosos, contribuyen para aliviar el dolor», relata esta usuaria.
A todo ello, añade que «el aislamiento en casa hizo que mis movimientos fueran repetitivos y de poca amplitud. Los desplazamientos en la silla de ruedas se limitaban al entorno de la casa y cambié la presencia física de siete horas diarias en la oficina del hospital donde trabajo por el teletrabajo en mi casa». La consecuencia inmediata fueron importantes problemas: «Aparecieron fuertes dolores por rigidez articular y debilidad muscular»
La falta de ejercicio, las prolongaciones de la jornada laboral sentada en la silla de ruedas junto «a la falta de apetito por el aumento del estrés, me provocaron una úlcera por presión en el trocánter. Precisé curas diarias de enfermería, soporte nutricional con batidos hiperproteicos y liberar la presión evitando sentarme sobre la zona afectada. Estuve dos semanas en cama manteniendo cambios posturales y sólo me permitían sentarme de forma esporádica».
Afortunadamente, añade Inmaculada, «no he tenido complicaciones respiratorias. Puedo asegurar que el tratamiento de prevención seguido en Aspaym ha tenido un efecto muy positivo».
«Vivía agotado durante el encierro, solo aguantaba dos horas fuera de la cama»
Para Nacho Fadrique, de 40 años, volver al gimnasio de Aspaym ha sido recuperar la vida, la actividad, el contacto social y poder aguantar su propio cuerpo. «Al principio, como no sabías lo que iba a durar el confinamiento, pues me lo tomé casi como unas vacaciones. Me levantaba tarde y entre escuchar música, leer, alguna película o serie... se pasaban las horas». Pero este vallisoletano de Valdestillas, que comparte casa en el pueblo con unos padres ya mayores, no pudo mantener casi ningún ejercicio físico. «Vivía agotado durante el encierro. Mis padres como mucho podían estirarme las piernas; pero no me movía, además mi silla eléctrica estaba estropeada y en Madrid para su reparación, me fui atrofiando, estuve sobre todo el último mes agotado, me levantaba y a las dos horas tenía que volver a la cama. No sabía donde poner los brazos para que descansaran, muy complicado... después, poco a poco, he vuelto a coger tono en el gimnasio. Vengo diez días al mes, me encantaría ir aún más pero es bueno intercalar descansos. Es que es muy ameno, hay muy buen ambiente, charlas con la gente, nos conocemos mucho... esto me ha devuelto la actividad, la vida».
Nacho, que sufre una atrofia muscular «desde pequeño» conoció Aspaym en 1997 y desde entonces no falta a sus eventos, talles y gimnasio. «Cuando me faltó fue horrible. Al principio estaba perdido, todo el día mirando por la ventana, me cansaba de estar sentado... cuando volví al gimnasio estaba atrofiado, no tuve heridas pero sí las típicar marcas que necesitan tratamiento... Ahora además ya puedo moverme por el pueblo».
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