Castilla y León

La compra de tierras en los pueblos se frena tras la fiebre pospandemia

Es lo que reflejan los registros del Centro de Información Estadística del Notariado (CIEN), que antes de la covid-19 contabilizaba en torno a 15.500 transacciones anuales de este tipo en la región. En 2020 cayeron hasta las 13.159, el ejercicio siguiente se dispararon hasta las 17.152 y desde entonces han ido decreciendo gradualmente, hasta situarse en 15.775 en 2023. Una tendencia a la baja que se mantiene en 2024.

El decano del Colegio Notarial de Castilla y León, Leopoldo Martínez de Salinas, atribuye esta circunstancia a «dos factores». «Como es lógico durante 2020 las operaciones se paralizaron y lo que no se hizo entonces se hizo durante los años siguientes. Pero también es verdad que el encierro de la pandemia produjo ganas de irse al campo, de comprar un huerto y poner uno lo que le apeteciera, o de tener una caseta», reseña.

Esas ganas por evadirse en el medio rural parecen haber desaparecido, circunstancia que lleva al máximo representante de los notarios de la región a hacer una reflexión: «De la pandemia íbamos a salir mejores, más solidarios, más humanos... En fin. Yo que ya soy viejo no me lo creía mucho, y desgraciadamente la realidad nos va dando la razón», señala.

A tenor de lo que se desprende de los datos la comunidad no es una isla, sino que está alineada con lo que ocurre en el resto de España. Basta comprobar que las compraventas de fincas rústicas pasaron de las 107.881 de 2020 en el conjunto del país a las 143.332 del año siguiente, el 32,9% más, y desde ese momento no han hecho otra cosa que perder fuelle. La aportación autonómica a esas cifras equivale al 13,5% del total, tomando como referencia 2023.

El Consejo General del Notariado recuerda que la transmisión de tierras es «uno de los actos más habituales» en el medio rural de Castilla y León, «junto con las adjudicaciones de herencias, las rectificaciones de superficie, los testamentos (en 2023 se otorgaron 39.921 en la región) y las donaciones». Y añade que «otras cuestiones más técnicas que preocupan a los usuarios de las zonas rurales también deben ser autorizadas por el notario, como los expedientes de dominio o las actas de deslinde y subsanación de discrepancias».

El detalle de las herencias revela que la mitad de las que se tramitan en la comunidad (el 51,6%, para ser exactos, porcentaje que está muy por encima del 30% de media nacional) son de fincas rústicas, según el Consejo. En términos absolutos, 12.302. En los primeros cinco meses de 2024 se han contabilizado 4.872, el 7% menos que en el mismo período del año anterior.

De ahí que Leopoldo Martínez de Salinas ponga en valor la importancia de su colectivo, que califica de «fundamental», lo que hace que «en las zonas del país más despobladas y distantes se puede tener la certeza de que, a no más de media hora, hay un notario a disposición de los usuarios». Castilla y León cuenta con 159 de estos profesionales, de los que 64 ejercen en pueblos de menos de 10.000 habitantes.