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Las matronas de Castilla y León reivindican un refuerzo de las plantillas que atienden esta especialidad en los centros públicos de Castilla y León que ... cifran en 150 profesionales más para alcanzar la ratio recomendada por la Unión Europea. Es una de las demandas que Marta Rico y Sara García Villanueva, presidenta y vicepresidenta de la Asociación Científica de Matronas de Castilla y León (Ascalema), trasladan en el Día Internacional de la Matrona, que se celebra cada 5 de mayo, para poner en valor la labor de estas profesionales sanitarias especializadas en la salud sexual y reproductiva de la mujer. Esas 150 matronas serían la cifra de hoy, «sin tener en cuenta que va a haber un relevo generacional muy grande», precisa Marta Rico, en referencia las jubilaciones que se avecinan.
«Si bien la tasa de matronas ha aumentado paulatinamente hasta las 6,1 matronas cada 10.000 mujeres entre 14-65 años (rango etario al que atienden las matronas) en el 2020, la tasa española se sitúa por debajo de la mediana europea, 9,1. Así, se estima que son necesarias 5.093 matronas para llegar hasta la mediana europea, aunque la situación entre comunidades autónomas es heterogénea», recoge el informe 'Desarrollo de la profesión de matrona en España: retos y recomendaciones», que publicó en 2023 la asociación estatal. En Castilla y León esa tasa se situaba en ese momento en 7,1 matronas por cada 10.000 mujeres empadronadas entre los 14 y los 65 años.
Su labor no se ciñe solo al seguimiento de embarazos y asistencia en partos, que es la imagen que tradicionalmente se asocia con la matrona. Están formadas para trabajar en la salud afectivo-sexual en la etapa adolescente y extienden su atención a programas de prevención de cáncer de cérvix o problemas de suelo pélvico en mujeres de todas las edades. De los 14 a los 65 años, la matrona es una profesional que no debería faltar en la atención sanitaria de la salud sexual y reproductiva de la mujer, defienden las representantes del colectivo.
La Gerencia Regional de Salud de Castilla y León (Sacyl) cuenta con unas 165 matronas en los centros de Atención Primaria y unas 216 en Atención Especializada, según cifras facilitadas por Ascalema. A esas alrededor de 280 matronas en nómina de la Junta que atienden a mujeres en centros de salud, de especialidades y en hospitales, deberían sumarse las 150 de refuerzo.
«Hay un problema nacional de escasez de matronas. En España son unas 5.000 las que hacen falta y en Castilla y León se ha calculado que serían unas 150 para igualar la ratio europea. Al final, con la disposición geográfica que tenemos hace que no en todas las provincias haya el número suficiente de matronas para desarrollar todas las competencias que tenemos», apunta Marta Rico. «No hay igualdad entre las provincias», añade Sara García Villanueva, con hospitales en los que la labor se limita al paritorio y otros centros en los que ese trabajo especializado se extiende a otras áreas. Esa falta de matronas se agudiza en los periodos de vacaciones y afecta más a las áreas rurales más alejadas de las capitales.
El número de partos ha descendido, con una edad en la que se tiene el primer hijo que aumenta (sobrepasa ahora lo 32 años). «Pero este cambio demográfico, con cada vez más mujeres que se quedan embarazadas por encima de los 40 años, conlleva un aumento de la patología y se necesita un mayor seguimiento para detectar las complicaciones precozmente y la asistencia del embarazo y el parto puede ser más laboriosa. Disminuyen los partos, pero aumenta el trabajo de asistencia», describe Marta García. A esto se suma que las matronas extienden su labor mucho más allá de lo que conlleva ayudar a traer niños al mundo.
Las representantes de Ascalema defienden que la especialización implica mejora de indicadores de atención, con disminución del número de cesáreas y partos instrumentales, y que para hacer frente al refuerzo de plantillas hay que aumentar las plazas de formación. Las matronas son graduadas universitarias en Enfermería, que se preparan el examen EIR (enfermera interna residente) para acceder a una especialización de dos años. Culminar ese trayecto formativo sin contratiempos implica un mínimo de siete años entre la carrera universitaria, el estudio para competir por una plaza EIR y esa especialización. «En Burgos hay ya un grupo que está trabajando en la creación de una unidad docente de formación de matronas en el Hospital de Burgos que todavía no tiene», avanza Rico, como noticia esperanzadora en este ámbito.
Además del refuerzo del número de matronas en los centros de Sacyl, desde Ascalema demandan «una igualdad en la atención, con la misma oportunidad de asistencia por parte de una matrona tanto en marzo como en agosto», con más plazas de formación de matronas en la comunidad y también incentivar que estas profesionales formen parte de la «toma de decisiones, en la realización de protocolos y planificaciones que tengan que ver con la salud sexual y reproductiva de la mujer, que se cuente con las matronas, porque somos el personal de contacto directo con la mujer».
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