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La nómina de restaurantes con un menú del día en Valladolid es casi infinita, pero los que son capaces de destacar en la elaboración de un menú y a la vez contentar a sus clientes con buenos pinchos para acompañar el café son menos.
Es el caso de 'El Cafetín de Cobalto' que desde hace 13 años ha conquistado paladares de los trabajadores de la zona con sus pinchos de tortilla. Tanto es así que Jorge García, su dueño, asegura que vende «más de cien al día» entre los diferentes trabajadores de los alrededores que aprovechan el descanso para almorzar.
La historia de este bar comienza cuando su actual dueño lo adquiere para darle un lavado de cara y explotar el potencial de un local que, en sus inicios, no contaba con comedor. Jorge García se muda a España desde Perú a principios de los 2000 para «buscarse el pan y ganarse la vida», y tras pasar por varios trabajos «bastante precarios» en el sector hostelero, pudo ahorrar para ser él su propio jefe y llevar las riendas de un negocio.
Así, comenzó una carrera de fondo en la que, tal y como cuenta, fue «mejorando el local poco a poco, cambiando suelos y abriendo el comedor para servir más que pinchos». Ahora cuenta con un menú «completamente casero», asegura orgulloso, compuesto por tres primeros, tres segundos, el postre y el café por 11,50 céntimos. Además, los viernes cuenta con un menú especial en el que incluye un chuletón.
Como primer plato, unas patatas a la riojana que destacaban tanto por su contundencia como por su sabor. Acompañadas con pimientos, chorizo y un huevo frito superaban con creces las expactativas, copando de sabores la boca y colocando el listón alto para el resto del menú.
Entre plato y plato García contaba con una sonrisa de oreja a oreja cómo se las había ingeniado para atraer más clientela, como por ejemplo, celebrando el aniversario de la reapertura del local «con conciertos y una parrillada en la que solo cobró las bebidas». Así se explica esa afluencia de gente y el constante vaivén de sonrisas de un lado al otro de la barra.
El segundo plato era un churrasco con patatas fritas. En cuanto a la carne, se encontraba en un punto excelente, siendo crujiente en la primera mordida para acabar con un gran sabor. En cuanto a las patatas, eran naturales y fritas en el momento. La cantidad, casi para dos personas, con un plato tan satisfactorio o más que el primero.
El postre tambien es casero. Una mousse de limón exquisita, que endulza y pone el colofón a un menú en el que uno de los ingredientes principales son el esfuerzo y el trabajo duro. Así lo asegura García: «Soy el primero que llega, a las 4:30 y se va a las 20:00, pero el trabajo sale y los clientes se van contentos».
Además, presume de tener un equipo de siete integrantes que llevan bastantes años con él, «algo no muy habitual en la hostelería», con todos sus trabajadores «bien pagados», por que sabe «lo que es estar al otro lado».
Así concluía nuestra visita al Cafetín, con un estómago satisfecho y la sensación de encontrar dentro de las paredes del bar una historia de superación digna de un 'best seller'.
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