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CARLOS ISERTE
Lunes, 27 de enero 2014, 14:58
Un año más, Los Amigos de La Churrería de Nueva Segovia, liderados por Saúl, han concedido su galardón de Matancero de Honor 2014 a dos grandes del barrio. En esta ocasión el reconocimiento exaequo ha recaído en dos sabios maestros de escuela, Pedro Muñoz y Valentín Heredero, tanto monta, monta tanto, si bien el segundo nunca ejerció su magisterio en las aulas, aunque sí hizo prácticas en su natal Carbonero El Mayor, prefiriendo las sabrosas naves de La Choricera, donde durante años llevó la gestión administrativa. No así Valentín, un maestro que recorrió media España formando a jóvenes, que ahora, muchos de ellos, han tenido que abandonar su país ante la falta de oportunidades.
Eso sí, ambos están jubilados ya y los dos ejercen de sabios hombres a los que hay que escuchar, porque de sus voces todavía se puede aprender mucho y bueno.
Tertulia sana e irónica
Valentín y Pedro proceden de la misma cantera del saber y gracias a las carambolas del destino unieron para siempre sus vidas a través de los lazos más sinceros que dos personas pueden tener, la amistad forjada a golpe de sinceridad gracias a la vecindad que les proporciona su residencia en Nueva Segovia, donde viven desde hace lustros y que ambos recorren a diario como 'pareja de hecho' de la cordura y de la tertulia sana, irónica y discernida. Siempre y cuando no se hable de fútbol, porque si Valentín es un seguidor incondicional del Real Madrid, Pedro está en las antípodas de las preferencias futboleras de su amigo, ya que milita en la cantera colchonera haciendo del Atlético de Madrid el equipo de sus sueños. Y es aquí, en el fútbol, donde los amigos rivalizan, pero solo durante 90 minutos; el resto del día irradian amabilidad y simpatía.
Dos vidas paralelas que como en el infinito acaban uniéndose para formar un sólido argumento de cómo debe ser una sociedad: plural, tolerante y respetuosa con las creencias e ideas de los demás. Así es Pedro, un filósofo de bar, irónico e inteligente, y Valentín, un luchador incansable contra las desigualdades. Así son estos dos hombres de barrio, curtidos en centenares de batallas, Matanceros de Honor, que entre los dos acumulan tanta sabiduría popular que no cabría en las estanterías de la nueva biblioteca que en la actualidad se construye en el barrio.
No es casual que los dos estudiaran Magisterio. Pedro pasó por el Seminario Conciliar de Madrid, donde entrenaba el Atleti, de ahí su seguidismo rojiblanco, mientras que Valentín estudió en su Segovia natal, y del Acueducto a Guardamar del Segura y de aquí a Guadarrama y de allí a Coca para finalmente jubilarse en La Granja, destino este último que permitió a la familia dejar de ser nómada para asentarse definitivamente en Nueva Segovia. Y volvemos a esas paralelas que se unen, y volvemos a los dos amigos que a diario andan las calles del barrio, visitan sus bares y hablan con sus gentes.
¿Hay algo más bello que la palabra, cuando ésta no es la máxima expresión del rollo? No. Pues Valentín y Pedro conocen su significado y no dejan de hablar, porque ya se sabe que hablando se entiende la gente. ¡Va por ambos: Ave María Purísima (parafraseando a Pedro)!
La gran fiesta de la matanza del guarro
Si hay algo en Segovia, además del Acueducto, San Frutos y La Fuencisla, que indentifique a esta tierra castellana esa es la cultura del guarro, del cerdo, del marrano...cualquier acepción es válida para hablar del animal al que el segoviano rinde pleitesia, convirtiéndolo en uno de los manjares más conocidos de la gastronomía patria y elevándolo a la quinta esencia de los fogones mundiales de la mano del Mesonero Mayor de Castilla, el desaparecido Cándido.
Hoy es inconcebible definir Segovia sin hablar del cochinillo, que como bien dice el refrán nos gusta de él todo, hasta los andares.
Y en Nueva Segovia los saben. Y lo saben Los Amigos de La Churrería', que todos los eneros citan a los segovianos, sean o no residentes del barrio, para degustar las deliciosas carnes de este 'bicho' (otra definición).
Dos grandes planchas, forjadas por el herrero Fernando, han dado soporte a 300 kilos de lomos, pancetas, costillares, jamones, paletillas...todo ello bajo la supervisión de Urbano González, un cocinero de los de antes que ejerce en el colegio de Torrecaballeros donde a diario sacia el hambre de centenares de escolares.
Urbano, cuan director de orquesta, armonizó la elaboración de los dos puercos y medio (otra más) que han pasado por las planchas, humeantes toda la mañana para satisfacer el devorador apetito de las más de mil personas que han pasado por La Churrería, bar del barrio organizador de esta fiesta del gorrino (suma y sigue).
Representación municipal
Todo ello bañado por vino y cerveza, lúpulo especial que fue escanciado por el alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes, convertido ya en un experto 'tirador' maestro cervecero, colaborador ineludible de esta cita, a la que también acudió el concejal del grupo municipal del Partido Popular Jesús Rivilla, entre otros.
Una mañana, en resumidas cuentas, fresca, por lo que el cocho o cuino (y van ocho definiciones) se degustaba con más alegría y pasión, transmitida también por Javi 'El Chorras', Juanma, Pablo, Saúl, Jimi, Jairo, Luis, 'Los Marianos', Azucena, Blas, José, Jesús...y una larga lista de amigos y clientes de este curioso establecimiento donde tienen prohibido el acceso los tristes y los malhumorados, por muy 'guarros' que sean.
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