La soriana Elena Lucas seduce a los congresistas con el mundo dulce de las setas
Una sublime demostración compuesta por tres postres con la seta y la trufa como ingredientes protagonistas arranca una ovación en el Tirso de Molina
ISABEL G. VILLARROEL
Lunes, 29 de octubre 2012, 14:12
Elena Lucas, soriana, es propietaria junto a su marido Diego Muñoz del restaurante La Lobita en Navaleno (Soria). Se encontraba nerviosa al inicio de las explicaciones, aún así desarrolló una demostración de postres al nivel de los gastrónomos más conocidos internacionalmente. Aportó una lección de «las cantidades de azúcar y dulce que debe aplicarse a los hongos y a las setas para que de verdad resulte un postre muy bueno y no empalague». El yogur de Navaleno con flores de brezo y ralladura verde de pino o el membrillo de rebozuelo con juego de texturas y colores son sus especialidades, sin embargo deleitó al público con 'Un pinar dulce' como primer postre.
Una cuajada de cabezas de boletus envuelta en almendra garrapiñada simula el tronco de un pino cortado. La crema de sugus con moras silvestres y una arcilla de chocolate recuerdan los colores de la pinocha de los montes sorianos. Lucas introdujo la técnica de la esponja, con pistacho representa el musgo del monte y con trufa negra la propia trufa melanosporum. Las gominolas de pino verde llevan forma de piña y el tomillo, un helado con flores quitameriendas o ahuyentapastores típicas de la Comarca de Pinares.
Pasadas las doce del mediodía llega el segundo postre de la soriana Elena Lucas; 'La trufa en su propio hábitat". Un polvo de galleta oreo simula la rugosidad de la trufa, una trufa que realmente es un flan elaborado con aceite de trufa. A continuación aparece el polvo de cacao para ensuciar la trufa y enterrarla. Las piedras de nata congelada de galleta oreo adornan esta trufa tan particular, al lado de otras piedras, las envueltas en rebozuelo, trompeta negra y hongos. No falta el rocío de la mañana en el plato con unos cristales de ralladura de trufa. Las hojas del otoño llevan forma de pasta horneada y las ramas de pino, cilindros de chocolate. El toque floral lo pone el brezo y los brotes de pino.
Terminó Elena Lucas con un postre menos llamativo a la vista pero según ella más exquisito, torrija caramelizada con polvo de trufa.
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