Un marrano lúdico
JAVIER GARCÍA ESCUDERO
Domingo, 20 de enero 2008, 01:35
LOS pueblos se despueblan y a la par cae en picado la tradicional matanza del cerdo para el consumo familiar. Las estadísticas resultan apabullantes: en los domicilios de la provincia de Palencia se sacrificaron en la pasada campaña 1.386 animales, frente a los 3.536 que se mataron hace justo diez años. La falta de vecinos y los cambios en las costumbres han reducido la matanza familiar a una tercera parte. El inevitable signo de los tiempos modernos.
Así que como los nuevos modos de vida caminan por otro lado y ahora de cualquier cosa se hace una fiesta, la matanza también se ha reinventado. Y ahí estuvieron ayer los vecinos de Becerril de Campos o de Monzón para evidenciarlo. Fuentes de Nava fue el domingo pasado, y para hoy también se anuncian actos gastronómicos en torno a los sabrosos productos de la matanza dentro de las celebraciones festivas de San Sebastián en Paredes de Nava.
Ayuntamientos y centros de iniciativas turísticas se muestran plenamente convencidos de que se ha pasado a un cerdo lúdico que atrae, y con la certera disculpa de que los ritos no pueden perderse y de que las nuevas generaciones deben conocer lo que sus ancestros vivieron y protagonizaron, el marrano ha terminado por convertirse en un recurso más para captar visitantes.
Hasta el Ayuntamiento de Palencia ha llevado en los últimos años a su Plaza Mayor la perpetuación de la tradicional matanza del pasado siglo. Nada de entrada en el siglo XXI, más chorizo, morcillas y chichurro y que la fiesta no decaiga, que al personal le gusta. Y ahí tendremos el 2 de febrero, celebración local de la Virgen de la Calle, ante la Casa Consistorial, al consabido gocho abierto en canal para recuerdo de mayores y gran sorpresa de pequeños.
El sangrado, el chamuscado, el despiece... han terminado por ser cultura y el matarife casi un ídolo pop.
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