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El plan B alivia en Burgos tras un Real Valladolid espantoso
El equipo de Almada despide la pretemporada con un empate firmado por Amath en el 93 tras llegar 2-0 al descanso
Hay tela que cortar por delante, mucha, y un montón de palos por tocar en este Real Valladolid a una semana de dar el pistoletazo ... de salida a la competición. El último amistoso de la pretemporada dejó dos versiones de un mismo equipo, y ninguna convenció del todo. Sí alivió una segunda que mejoró la inicial, pero sin llegar a ser tan fiable como para pensar en un Pucela dominador y referencia en la Segunda División que en breve comienza.
Si hubiera que adelantar notas en pretemporada, el conjunto de Almada suplicaría el '5' a poco de llegar a su primer examen oficial. Completó una buena estancia en Chile, naufragó en Bristol y por el camino dejó una buena impresión ante un Pafos chipriota mucho más rodado. En Burgos salieron las dos caras de una misma moneda. En la primera parte arrastró la cruz durante 45 largos (y abominables) minutos. Y en la segunda dio la cara, sin más, igualando un 2-0 en contra en el último suspiro (minuto 93).
Burgos CF
Ander Cantero; Arroyo (Lizancos, min. 46), Aitor Córdoba (Saúl del Cerro, min. 64), Grego Sierra (Appin, min. 64), Brais (Florian, min. 46); David González (Mejías, min. 64), Morante (Marcelo, min. 64), Atienza (Sergio González, min. 64), Iván Chapela (Íñigo Córdoba, min. 46), Curro (Fermín, min. 64) y Fer Niño (Mario Cantero, min. 64).
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Real Valladolid
Guilherme (Aceves, min. 46) ; Trilli (Alejo, minuto 46), Guille Bueno (Garri, min. 65), David Torres, Nikitscher (Tomeo, min. 46); Juric; Alani (Meseguer, min. 54), Chuki (Amath, min. 65), Biuk; Marcos André (Xavi Moreno, min. 46) y Latasa.
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Árbitro: Palencia Caballero, donostiarra. Mostró amarillas a Sergio González por los locales, y a Latasa, Chuki, Alejo y Juric por parte visitante.
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Goles: 1-0 (min. 11): Curro, de penalti. 2-0 (min. 25): Iván Chapela. 2-1 (min. 59): Latasa. 2-2 (minuto 90+3): Amath.
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Incidencias: Quinto amistoso de pretemporada para el equipo blanquivioleta, en partido disputado en el estadio El Plantío con poquísimos aficionados en sus gradas.
Guillermo Almada no se desvía un solo milímetro de su libreto desde que llegó a Valladolid, y, de inicio, volvió a apostar por un mismo modelo (4-4-2) y un once tipo perfilado con respecto a anteriores amistosos por la presencia de Trilli y Guille Bueno en las bandas. En el resto de puestos no varió el técnico uruguayo, con idéntico tándem en el centro de la zaga (Torres-Nikitscher), el mismo también en el centro del campo (Juric-Alani), y Biuk y Chuki como 'llegadores' por detrás de dos 'nueves' como Marcos André y Latasa. Con Ponceau lesionado y Mohamed Jaouab recién llegado, volvió a sosprender la presencia en el banquillo de Pablo Tomeo, sin minutos como titular en pretemporada a una semana de iniciar la competición (debutó tras el descanso).
Una idea ofensiva, la de Almada, de no ser porque su intención quedó atascada por los innumerables problemas que se le vienen multiplicando en línea defensiva y la falta de poso y control que sufren los blanquivioleta en el centro del campo. En la práctica, como sucedió días antes en Bristol y volvió a pasar en El Plantío, el dibujo que propone el uruguayo se convierte en un embudo en el que el balón no sale limpio casi nunca.
En Burgos, la puesta en escena recordó, más si cabe, a la del último curso, con un equipo que es lo más parecido a un flan en el centro de la defensa y una medular más preocupada por tapar fugas a su espalda que de llevar el balón a tres cuartos de campo. Por mucho que el mensaje sea otro, la realidad sigue siendo tozuda en este Real Valladolid. Y las conclusiones, tres cuartos de lo mismo. Mientras Almada no dote de consistencia a la zaga y no levante un muro delante de Guilherme, su idea no prosperará y el barco seguirá varado en medio del océano.
Si en Bristol fueron cinco, en Burgos fueron ocho los minutos que hubo que esperar para entender el diagnóstico. Combinación entre Fer Niño y Chapela, que encuentran el agujero por el centro antes de que el gaditano supere a Guilherme en su salida. Gol, que aunque anulado por fuera de juego, iba a marcar la pauta de lo que sería una primera parte insufrible para el aficionado blanquivioleta. En primera instancia, porque tres minutos después un pie a destiempo de David Torres derriba a Fer Niño en el vértice del área grande, con Curro llevando de penalti el 1-0 al marcador. También en segunda instancia porque Chapela, después de ver cómo Torres evitaba el segundo bajo palos a tiro de David González, convirtió el 2-0 (minuto 25) tras un error en el centro del campo que iba a castigar la lentitud de los centrales. Y en tercera instancia porque el Pucela, sin fútbol ni contundencia, no pisó área contraria hasta el minuto 36, y en un balón que se fue a córner sin llegar a inquietar la meta de Ander Cantero.
Con el Burgos dominador en todas las zonas del campo, y con el Pucela tocando fondo en esta pretemporada, el partido encontró un oasis. Un flotador al que agarrarse. De vestuarios asomó un equipo más competitivo, mucho más agresivo, y con mayor mordiente que el titular. Y el Burgos, entonces, encontró rival. Incluso Almada halló un hilo del que tirar a una semana del debut en competición.
Desnivelado hasta entonces, el derbi ganó en su segunda parte algún motivo para la esperanza, ganó llegada con un delantero menos y el cambio de Meseguer por Alani, y redescubrió a Biuk en banda. Señales que dieron para recortar distancias en el marcador, en un doble remate de cabeza de Meseguer y Latasa que el meta local solo pudo despejar en un 50%, y también para dejar otras sensaciones.
Con el carrusel de cambios programado por los dos técnicos -hasta siete a la vez hizo Luismi Ramis-, el último amistoso de la pretemporada perdió ritmo en sus últimos minutos hasta morir en un último intento a pie de área burgalesa, con una falta que pegó mal Amath pero que aprovechó para empatar en el rechace. Era el minuto 93, y al saque de centro le siguió el pitido final.
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