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Vista de la fachada del convento en el que tuvieron lugar los trece exorcismos.
Energía telúrica contra el demonio

Energía telúrica contra el demonio

Un sacerdote de Castilla y León practicó en el convento de San Joaquín y Santa Ana los trece exorcismos que sufrió una joven burgalesa

EL NORTE

Viernes, 5 de diciembre 2014, 14:44

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Tal vez se encuentra oculto bajo el tejido de una sociedad cada vez más descreída, menos creyente en la idea de un Dios, pero abierta a sentir cosas para las que a veces no se encuentra explicación, pero lo cierto es que la huella de la religión marca nuestras vidas de forma palpable desde temprana edad.

Seguramente muchos no crean que estas cosas siguen existiendo en pleno siglo XXI pero lo cierto es que las supuestas posesiones demoníacas y los rituales de exorcismo siguen teniendo lugar en todo el mundo. El punto en el que se producen la mayor parte de estas situaciones tan extremas es Sudamérica, donde las creencias católicas, mezcladas con restos de antiguas religiones y salpicadas con la acción de las decenas de sectas que actúan en esta parte de planeta han multiplicado los casos en los que se dice que el demonio ha entrado en una persona. Pero, también en nuestro país existen estos sucesos y, por supuesto, sacerdotes facultados por la Iglesia para llevar a cabo los procesos de exorcismo.

En Valladolid, sin ir más lejos, acaba de salir a la luz un caso en el que una joven burgalesa ha sido sometida a hasta 13 de estas prácticas. Estos episodios tuvieron lugar durante el pasado año en el Convento de San Joaquín y Santa Ana y el encargado de oficiar estos rituales fue el único exorcista que en ese momento existía en Castilla y León, donde, en los últimos meses ha sido nombrado un nuevo sacerdote capacitado para ello y radicado en Burgos.

De Palencia a Valladolid de la mano de los templarios

El lugar elegido para los exorcismos en la capital vallisoletana no ha sido una casualidad. A este centro religioso, ubicado en la Plaza de Santa Ana de la capital, se le atribuyen fuerzas denominadas telúricas que producen en quien lo visita una sensación distinta, que algunos definen como de paz o bienestar; en la línea de los denominados como lugares de poder. Cerca del subsuelo en el que se asienta el edificio fluye un ramal del río Esgueva y, además, en toda la construcción el número 8 tiene una amplia presencia. Elementos ambos el agua y el número 8- que tienen mucho que ver con la tradición de los caballeros templarios.

«La Iglesia no prepara a los exorcistas»

  • Sin lugar a dudas el exorcista más famoso y mediático de España es José Antonio Fortea, un religioso nacido en Barbastro en 1968. El padre Fortea impartió una conferencia en Valladolid hace poco más de dos años en la que relató su experiencia como exorcista y cómo y quién llevan a cabo estos rituales.

  • Según el propio religioso «la Iglesia no prepara a los exorcistas» sino que aprenden a serlo en cursos que se realizan en diferentes países como México, Alemania o Italia. El obispo de cada diócesis es el encargado de nombrar a los exorcistas y para ellos comienza una vida espiritual aún más profunda que la que han llevado hasta el momento.

  • Igualmente, Fortea explicó que un exorcismo consiste en recitar oraciones de un libro de exorcismos para después rociar con agua bendita y mostrar un crucifijo al poseído, para lograr así expulsar al demonio de su interior. Según relató durante esta charla, En este proceso «no se pasa miedo» puesto que hay varias personas presentes. Entre ellas se encuentra la presencia de un psiquiatra que, según el propio sacerdote, es el encargado de valorar el comportamiento de la persona sujeta a este ritual.

La historia de este convento se remonta al año 1596, cuando se decide el traslado a Valladolid del Monasterio de religiosas de San Bernardo en Perales, que se encontraba en Palencia y había sido fundado en 1161 por la hija de Alfonso VII. En su emplazamiento palentino las religiosas contaban con la protección de los caballeros templarios y con ellas se trasladaron también a Valladolid.

En 1775 las religiosas pidieron ayuda a Carlos III al ver que la construcción no avanzaba y éste encargó el trabajo a su arquitecto, Francisco Sabatini que incluyó varios elementos relacionados con la orden del temple, empezando por la planta del edificio, de forma octogonal. Además, en el suelo del centro mismo de la construcción se encuentran una estrella de ocho puntas y en las paredes de la iglesia se encuentran varias cruces de órdenes militares, la cruz de la flor de lis y la cruz de Calatrava y la obra de Goya San Bernardo curando a un cojo, la única de este artista que tiene dibujada una estrella de ocho puntas.

Entre el amplio patrimonio de este convento se encuentran además otras dos obras del propio Francisco de Goya puesto que el arquitecto definió a la construcción como su obra más limpia y equilibrada y pidió a Carlos III unas obras de arte acordes con ella, a lo que él respondió enviando tres cuadros de su pintor de cámara.

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