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A. G. E.
Jueves, 13 de noviembre 2014, 13:37
La hija de Soraya necesita que le coloquen una sonda cada cuatro horas. Así ha sido desde hace mucho tiempo, aunque ahora, después de una operación, el riesgo de que sufra infecciones apenas existe, según los informes médicos que maneja ella. Por eso, cuando comenzó el curso en el colegio de Tierra de Campos al que acude, llegó a un acuerdo con el centro para que le permitieran desplazarse hasta allí para cambiarle ella misma la sonda. El objetivo era que su hija, por primera vez desde que cumplió los tres años de edad, pudiera disfrutar de los recreos junto a sus compañeros.
No es un capricho. «Ha vivido un cambio enorme, ha escrito mejor, presta más atención, está más motivada», describe su madre.
El centro cuenta con una especialista que cada día acompaña a la niña al centro de salud. La Consejería de Educación se hace cargo del desplazamiento y la niña tiene prioridad cuando llega. El proceso de cambiar la sonda dura unos diez minutos, según la madre.
Por eso pretende que se le dé otra opción que le permita compatibilizar el tratamiento con las clases. «Pedir una enfermera escolar, que le pueda realizar el sondaje en el centro, o bien que me paguen a mí el transporte vive a 15 kilómetros y no tiene carné y voy yo a sondarla», explica.
Desde el punto de vista educativo hay poco más que se pueda hacer. La Consejería de Educación explica que la niña está escolarizada y se le sufraga el transporte y la atención para que pueda acudir al centro de salud a recibir tratamiento. Lo de contar con una enfermera, en caso de Educación, solo es posible cuando se trata de centros de referencia en discapacitados motóricos, por ejemplo, o de educación especial.
La respuesta que ha obtenido Soraya, hasta ahora, es que se trata de un asunto sanitario.Es la Consejería de Sanidad la única que podría tener en su mano poner a disposición de la niña una enfermera que le colocara la sonda.El problema es que el centro escolar no es un lugar adecuado, según los cánones sanitarios, para llevar a cabo este tipo de actuaciones, ya que el colegio al que acude la niña no está preparado para ello.
Mientras espera una respuesta, a Soraya se le ha acabado el plazo que tenía para poder realizar las curas a su hija en el centro escolar. La niña se reincorporará en breve al curso. «El colegio me apoya totalmente, ellos me autorizaron a poder sondarla allí», dice. «Ya no tiene riesgo de infecciones, no tiene por qué volver al centro de salud. Le estoy muy agradecida al personal del centro de salud, pero creo que ahora ya no les compete a ellos seguir con esto», explica.
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