¿De dónde sale tanto lobo?

La presencia de manadas de lobos en Salamanca podría resultar una extravagancia en la década de 1980, pero las circunstancias han cambiado tanto que ahora solo puede considerarse una consecuencia lógica del transcurrir de los acontecimientos.

Los lobos que ahora corren por Salamanca vienen de la Sierra de la Culebra, la zona de la que son originarios todos los que viven en la meseta, ya sea al norte o al sur del Duero. Desde las estribaciones montañosas zamoranas han ido conquistando terreno gracias a la protección que reciben, al progresivo abandono por parte del hombre del medio rural y, por consiguiente, por el aumento de piezas. Jabalíes, corzos y venados ocupan ahora zonas que antaño ni rozaban, y eso es comida para el lobo.

Es cierto que este cánido es esencialmente carroñero. Al fin y al cabo, requiere mucho menos gasto energético comerse algo muerto que matarlo para comérselo, pero no lo es menos que solo ataca cuando tiene realmente hambre. En las decenas de seguimientos que se han hecho por radiofrecuencia a ejemplares de la especie se ha podido constatar como han pasado junto a cercados con ganado sin interesarse por él. Si no hay hambre no mata. Otra cosa es que necesite comer con urgencia y en su camino se crucen ovejas o vacas. Entonces pasará lo que siempre pasa: el instinto cazador se disparará, y matará hasta que sus sed se sacie. El problema para el lobo, y para el ganadero, es que matar animales domésticos sacia poco la sed del depredador, que hace una carnicería para aplacar sus instintos. Pero explícale esto a alguien a quien le han matado muchos ejemplares. No lo entenderá. Y con razón.

Total, que las manadas de lobos progresan porque tienen comida y porque nadie les molesta. Ni al norte ni al sur del Duero. Ya no queda nadie en el campo que les haga recular.