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Carlos López y Chari García, en su nueva casa de Gaspar Arroyo.
«Cuando veo en la tele a gente que se queda sin sus casas, no quiero ni mirar»

«Cuando veo en la tele a gente que se queda sin sus casas, no quiero ni mirar»

Carlos López y Chari García, que pasaron 39 meses en un piso de alquiler proporcionado por la Junta, recuerdan la explosión que les dejó sin patrimonio hace diez años en Palencia

Ricardo Sánchez Rico

Sábado, 29 de abril 2017, 11:12

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Carlos López y Chari García, matrimonio que vivía en el 4ºB del bloque número 2 de la calle Gaspar Arroyo, volvían el 1 de mayo de 2007 de Barcelona, donde habían estado visitando a un hijo. Ese viaje de vuelta en autobús se convirtió en una pesadilla. Sabían ya que una explosión de gas en su calle había ocasionado el derrumbe del portal número 4 y había causado graves daños a otros inmuebles como el suyo. Cuando el autobús paraba en un área de servicio, por televisión iban viendo las terribles imágenes, y escuchaban a sus compañeros de viaje lamentar «la desgracia de esa pobre gente». Ellos eran unos de esos damnificados. «Al bajar del autobús escuchaba a algunos decir las ganas que tenían de llegar a casa y darse una ducha. Era desolador,nosotros no sabíamos si seguíamos teniendo casa», recuerda Carlos López, que al llegar a Palencia fue con su hijo a la zona de la explosión, mientras que a su mujer se la llevaba una hija a su casa para que no viese la catástrofe.

«Me quedé hundido, ves que te quedas sin tu patrimonio, sin todo por lo que has luchado, te preguntas qué va a ser ahora de nosotros», hace hincapié Carlos López. «Cuando nos íbamos de vacaciones a Barcelona, al cerrar la puerta de casa, le dije a mi marido que ya habíamos gastado bastante dinero en reformas en la casa y que a partir de ahí íbamos a viajar con el Imserso. Que vuelvas a casa y que no tengas nada...», añade Chari García.

Con nada se quedaron, porque su vivienda, junto con el resto de las del bloque 2 y 6, fueron demolidas ante el grave riesgo de que también se hundieran. La Junta les facilitó un piso de alquiler en la calle Diego Laínez. «Estuvimos allí 39 meses, los primeros veinte días estuvimos con mi hija, pero no cabíamos todos. En Diego Laínez no conocíamos a nadie, nos pasábamos los días sin que nos dijeran ni buenos días, era una soledad añadida. Ibas a la tienda y comentaban en bajo que éramos los que vivíamos en Gaspar Arroyo», subraya Chari García, quien, como su marido, sintió gran satisfacción cuando volvieron a su casa nueva, aunque todavía sigue recordando su antigua morada.

«Siempre te acuerdas de la gente que no está ya, te vas haciendo a la casa, pero cuando sueño, lo hago con la otra casa, la de recién casados que estrenamos, en donde criamos a los hijos, donde hicimos toda la vida... Tienes la mitad de tu cabeza en una casa y la otra mitad, en la otra. Esta casa es un poco más pequeña, pero la tenemos, ahora cuando veo en la tele que se quedan sin sus casas por catástrofes, me duele mucho, no quiero ni mirar porque me acuerdo que pasamos por ello. Siempre te queda dentro, aunque tuvimos la suerte de que nos hicieron la casa y volvimos a tener muebles», añade.

«Hablamos de eso muchas veces, y de los vecinos que fallecieron, que les conocías de toda la vida. Antes, todas las vecinas teníamos abiertas las puertas de las casas, éramos de verdad vecinos, ahora pasan meses sin que vea a alguna»,

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