In Crescendo ya tiene luthiers

Cantar, percutir el cuerpo, tocar, pero también guardar silencio, escuchar, mirar a Benjamin Payen, el profesor durante el curso, el director en el concierto. Los niños de la orquesta In Crescendo, del colegio Allúe Morer, ofrecen hoy el concierto de fin de curso en la sala sinfónica del Auditorio Miguel Delibes, abierta a quien quiera acercarse a partir de las 12:00 h. La orquesta infantil ha ido sumando familias, a la cuerda y la percusión le crecen hermanos en el viento y la gran novedad en esta ocasión son los pequeños luthiers.

Ainhoa, la profesora de plástica, ha dirigido este taller de jóvenes fabricantes de instrumentos. El reto era armar un violín de cartón, pintarlo, poner las cuerdas, terminar el arco, pero además que el instrumento de material perecedero resista el trajín de ensayos, traslados y concierto. Benjamin les enseña el poder de la palabra y la música para lo que es necesaria la contención. Ainhoa, la fragilidad de su violín, delicado es el de madera y más aún este otro.

La canción sudafricana Zimbolé es la favorita de todos, basta con que comience a sonar el cajón y ya todos sonríen. Pero antes del fin de fiesta sonarán la Chorale, de Schumann, un tema tradicional árabe Halalalaleya, una canción del violinista de la OSCyL Greg Steyer, Swinging song, la búlgara Setmalo, el Canto de la lluvia de los indios americanos, St. Anthony Chorale, de Haydn y así hasta Somos luthiers, con los arreglos de Alice Howick, colaboradora de In Crescendo. El proyecto educativo de la Sinfónica de Castilla y León en el colegio Allúe Morer sigue avanzando. Lo que comenzó como orquesta de cuerda ya tiene trombones, flautas, clarinetes, trompas y trompetas. También crece la propuesta teatral, a la música se suma escenografía y luz, y los pequeños músicos son tan traviesos durante el curso como disciplinados en el escenario.