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Khatia Buniatishvili.
«El ego no existe, la música te marca qué es lo importante en cada momento»

«El ego no existe, la música te marca qué es lo importante en cada momento»

Khatia Buniatishvili debuta en el Miguel Delibes con la Sinfónica de Castilla y León y el ‘Concierto nº2’, de Rachmaninov

Victoria M. Niño

Jueves, 11 de junio 2015, 20:48

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Tesón georgiano, charme francés y pragmatismo anglosajón confluyen en la manera de estar de Khatia Buniatishvili. Programada para inaugurar la temporada de Juventudes Musicales en 2013, finalmente tuvo que cancelar y este es su debut en Valladolid y en el Miguel Delibes. La pianista de Tiblisi (1987), residente en París, ha elegido el Concierto nº2, de Rachmaninov. Está acostumbrada a tocar a compositores que fueron reconocidos instrumentistas, a probarse en sus propios retos, pero si algo repite Khatia es la palabra «individuo, personalidad». Reconoce escuelas, pero no se encasilla en ninguna, ve influencias nacionales y generacionales que, sin embargo, no dejaron huella en su trayectoria.

Niña prodigio, a los seis años debutó en su ciudad. Ha tenido una formación internacional, ha pasado por concursos hasta que «a los 20 años le dije a mi profesor que ya estaba bien. Me arriesgué, quizá era un poco pronto, pero no puedes pasar los mejores años de tu vida aprendiendo a competir y las habilidades para ello. Esto es música, no deporte. Yo quería tener libertad para trabajar en mi manera, en mi interpretación individual. Creo que la industria no pide eso». Artista de Nueva Generación de Radio 3 (BBC) en 2009-2011, colabora regularmente con las orquestas de la BBC, ha recibido el Premio Borletti-Buitoni y el ECHO. Entre las pianistas le gusta Martha Argerich y toca habitualmente música de cámara con el amigo de la argentina, Gidon Kremer. «La cámara es más divertida, provoca menos estrés porque la responsabilidad es compartida. En los conciertos con orquesta hay que buscar el equilibrio, salvar la resistencia entre la fuerza de la sinfónica que tienen los pies en el suelo y la libertad y el vuelo del solista. No me siento sola como solista, sino parte de algo, necesito oír lo que pasa en el escenario. El ego no existe porque la música te marca qué es lo importante en cada momento».

En cuanto a la obra de este programa, «es un concierto romántico, fácil de entender, pero difícil de tocar porque tiene momentos de polifonía compleja, cada voz tiene un desarrollo vertical y horizontal distinto. Hay momentos en el que el solista debe ser la sombra de la orquesta y otros en los que brilla».

Kazuki Yamada era el director previsto, pero su reciente paternidad ha obligado a sustituirle. Será el americano John Axelrod el que suba al podio.

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