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Jordi Savall.
Música escrita para conmover

Música escrita para conmover

Jordi Savall acerca con Díaz-Latorre las ‘Folías&Romanescas’ del XVII al Miguel Delibes, un día después de ser reconocido con el Premio Nacional de Música

Victoria M. Niño

Jueves, 30 de octubre 2014, 17:17

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Día de viaje y bullicio el de ayer para Jordi Savall. El músico tenía concierto en Roquetas de Mar con Xavier Díaz-Latorre, el mismo programa que interpreta hoy en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid. A mediodía se daba a conocer que el Ministerio de Cultura le otorgaba el Premio Nacional de Música, en la modalidad de Interpretación, y a María de Alvear, en el de Composición. Casi produce más asombro pensar que Savall carecía de este reconocimiento que el hecho del galardón en sí. El músico de Igualada lleva más de medio siglo investigando, tocando, grabando y divulgando el repertorio de música antigua para viola da gamba.

El Savall estudiante de chelo se topó en 1959 con un compositor que determinó su futura dedicación, Marin Marais, del que hoy podrán escucharse cuatro obras en Valladolid. De aquel primer disco de la Suite en re menor enseguida «me sedujo el carácter muy original de cada pieza y especialmente las Folies de España». Cuando terminaba la carrera de chelo, en 1965 el clavecinista Rafael Puyana le recomendó que aprendiera a tocar la viola da gamba, instrumento para el que se habían escrito originalmente esas músicas que tanto le gustaban. Enric Gispert y su grupo de antigua Ars Musicae fue su primer encuentro con los instrumentos originales y con Montserrat Figueras, la cantante y también chelista con la que fundaría su proyecto musical y personal. «A los 24 años abordé mi primer año de estudio de viola como autodidacta», dice en el libro del disco Marin Marais. Suite dun Gout Etranger. «Pero ya estaba convencido de que para aprender bien a tocar ese instrumento, olvidado más de 150 años, era esencial acercarse directamente a los testimonios que nos habían dejado los grandes maestros antiguos». En eso ha trabajado Savall durante estas décadas.

Una banda sonora

Hubiera sido una carrera de especialista riguroso y exquisito como las de sus colegas Kuijen, Koopman, Gardiner, por elegir tres maestros con los que ha trabajado, de no ser por una película. Todas las mañanas del mundo, de Alain Corneau, se estrenó en 1991. Basada en una novela de escritura preciosista firmada por Pascal Quignard, recrea la relación entre Monsieur de Sainte-Colombe y su joven alumno Marin Marais. El escaparate cinematográfico dio a conocer a este músico de la corte de Luis XIV y catapultó la banda sonora, interpretada y grabada por Savall, a la lista de los discos más vendidos. Todavía ese cd es un cómodo colchón económico del sello Alia Vox, fundado por Savall y Montserrat Figueras. «Aún hoy en algún concierto en Canadá o Australia, se me acerca alguien que me dice que comenzó a tocar el chelo por esa película», nos decía Savall en su última visita al festival Pórtico de Zamora. Esa banda sonora fue premiada con un Cesar y directores como Pilar Miró, Jacques Rivett o Vera Belmont requirieron su música para otras películas.

Este fue el trampolín de la popularidad de Savall. Antes de llegar a él, Savall se formó en la Schola Cantorum Basiliensis. La música antigua era un idioma con cierta escuela en el sur de Francia y en Basilea. Allí aprendió y sucedió a su maestro August Wenzinger. Ese idioma que tiene sus leyes propias, la lectura historicista de una música que estaba por descubrir y de unos instrumentos que demandaban otra técnica, resultan en lo que se conoce como música antigua. «Si hay algo que la caracteriza es la relación directa. Los músicos que nos dedicamos a ella rompemos las convenciones, damos lo que podemos en ele escenario». Esas convenciones del concierto moderno no existían en la música de acompañamiento y deleite en la vida de monarcas y nobles. Apunta Marais en uno de sus libros que «la interpretación dota de alma a las piezas que de otro modo serían muy uniformes». Componer con intención de conmover, apunta a una senda musical más allá de la convención cortesana.

Para abarcar la música vocal, la instrumental, la de cámara, Savall funda tres formaciones, Hespèrion XXI, La Capella Reial de Catalunya y Le Concert des Nationes. Con la primera y la segunda acaba de hacer el programa Las músicas en los tiempos del Greco, este martes en el Auditorio Nacional. Savall es artista residente de la sala madrileña este año.

Ypara dar alas al trabajo de indagación en las músicas de las cortes de Carlos V, de Alfonso I o Fernando I, crea el sello discográfico Alia Vox. En él ha trascendido el concepto de grabación, para concretar el trabajo de musicólogos, historiadores e intérpretes en disco-libros de excelente factura que han abarcado desde Monteverdi, a El canto de la Sibila, Estambul o Asia. Savall ha grabado más de 120 discos como intérprete, en muchos de ellos con su esposa, fallecida en 2011. Entre sus músicos se cuentan sus dos hijos. Este año dirige el ciclo de música antigua El sonido original del Auditori de Barcelona.

Cita en el Delibes

Esta tarde a partir de las 20:00 h., la sala de cámara del Miguel Delibes se convierte en barco sonoro que transitará por las cortes de Italia, España, Francia y Gran Bretaña. El violagambista estará acompañado por Xavier Díaz-Latorre, que tocará la tiorba y la guitarra. Comenzarán por Diego Ortiz, violagambista español y maestro de la capilla del virrey de Nápoles, para seguir con Gaspar Sanz, aragonés italianizado y Alfonso Ferrabosco, madrigalista italiano en la corte de Isabel Ide Inglaterra. De las Islas Británicas interpretan obras de Tobías Hume y de la francesa, Robert de Visée y MarinMarais, ambos trabajadores del Rey Sol.

Otro Premio Nacional, el pianista Diego Fernández Magdaleno, lleva tiempo interpretando su programa Homenaje a Savall. Especialista en la música contemporánea española, el riosecano impulsó la creación de nuevas obras en torno al barcelonés. Ha unido a compositores como Claudio Prieto, Soler, Sardá, Casablancas, Catalán, Marco, Carles Guinovart o Legido. El domingo lo hará en el marco de las XXII Jornadas de Música de Segovia.

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