

Secciones
Servicios
Destacamos
MARÍA EUGENIA MARCOS
Miércoles, 30 de septiembre 2009, 03:13
Las ininteligibles palabras de un agónico Juan Pablo II en la ventana del Vaticano enmarcaban la figura de un hombre apasionado que se niega a dejarse vencer. La angustia atenaza a quien le oye y detecta que la existencia del Papa recorre los últimos tramos del tiempo otorgado. Hace escasos meses, la voz de Félix Antonio sonaba al otro lado del teléfono con las mismas notas finales; él también se aferraba a la vida con el deseo de sacar a cada instante sus frutos más placenteros, que en su caso eran los de sus dos pasiones públicas: la pintura y la escritura. El inicio del declinar de su salud y la rapidez con que ocurrió sorprendió a todos. Su energía y actividad parecían inacabables. Los paliativos que se le aplicaban presagiaban el final de un hombre que parecía eterno, al que los años no se molestaron demasiado en dejarle huellas en el físico. El inagotable Félix Antonio permanecía dependiente de máquinas y personas. Pese a lo evidente, parece imposible que la muerte haya dado por concluida la existencia de un hombre tan vital.
Un redactor que trabaje hoy en EL NORTE, directa o indirectamente, se ha relacionado en algún momento con Félix Antonio. Pocos lo conocían en persona, pero ninguno ignoraba su trabajo. Cruzó mandatos de directores, cambió de sede con sus Ripios y colaboraciones; dejó con la linotipia la máquina de escribir y pasó al uso del Internet para enviar sus textos a la redacción, a pesar de desarrollar una tormentosa relación con la nueva técnica, frente a la que nunca se dio por vencido. Llamaba por teléfono y ponía en orden nuestra ignorancia sobre acontecimientos y personas y, sobre todo, quería espacio para contactar con los lectores.
Su firma 'En esta orilla' o su seña de identidad en el periódico, los Ripios, eran citas puntuales. Los versos, algo habitual hace años en la prensa diaria, desaparecieron con la renovación de los gustos de los lectores. Pero EL NORTE siguió fiel a Félix Antonio. Se precisa una vocación sin desaliento y una constancia disciplinada para mantenerse tanto tiempo en la brecha descifrando como observador el día a día y llegar a escribir no uno, sino varios ripios que cambiaba porque, decía, «me acabo de enterar de que...». EL NORTE incrustó los 'Ripios', pincelada irónica y aguda, sobre noticias de largo calado o amables anécdotas, en el rincón dedicado al entretenimiento y al buen humor. Muchos de sus seguidores tenían el doble papel de conocidos y amigos, porque Félix coleccionaba amistades a base de buen entendimiento con decenas de personas. Valladolid era un mundo conquistado para él. Conocía hasta la anécdota la historia moderna de su ciudad, habiéndose especializado en hombres de toda clase y condición. De amplia y dicharachera conversación, siempre regalaba unos minutos para el intercambio de buenas palabras, para interesarse por las desdichas o alegrías de sus interlocutores, para el comentario de noticias y de amistades compartidas. Estas amplias relaciones llevaron de manera natural a que firmara con asiduidad, casi en exclusiva, en la sección de necrologías. Por él supimos del fallecimiento de vallisoletanos que, siendo de personalidad singular, sin la nota de Félix, el sentimiento por la pérdida no hubiera cruzado el límite de los íntimos. Siempre se inclinó por el recuerdo amable, ajeno a la biografía al uso y detallista con los sentimientos y la bonhomía del amigo o conocido desaparecido. Reflexionaba sobre los agradables recuerdos que dejan las buenas personas, esa gente capaz de marcar una huella de sanos sentimientos entre sus convecinos, más allá del calado social.
Así queremos recordar hoy a Félix Antonio, como un hombre entrañable, exigente y amable, interesado por todo y por todos, vital y enérgico. Adiós, compañero y un abrazo para tu mujer, que tantas horas, cariño y esfuerzo dedicó a tu enfermedad, y a tus hijos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.