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Miguel Sánchez muestra las vendas que cubren las heridas sobre su cuerpo. Rodrigo Ucero

Un herido por el incendio de Zamora: «El fuego llegó como si hubiera rociado con gasolina»

Miguel Sánchez, vecino de Abejera, se encontraba en su casa cuando las llamas le alcanzaron en la oreja y el codo

Sergio García

Valladolid

Miércoles, 13 de agosto 2025, 15:23

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Miguel Sánchez entra por su propio pie en el auditorio de Tábara. Lleva una camisa de cuadros remangada, por donde sobresale una venda que le ... rodea el brazo. Más llamativa es otra que le cubre la oreja izquierda y se envuelve alrededor de su cabeza, por frente y nuca. «Nada, ya ves. Estoy bien», tranquiliza a sus vecinos de Abejera, quienes le preguntan nada más poner un pie en el espacio, reconvertido en unas horas en un albergue para los desplazados por las llamas. Minutos antes, el alcalde de su municipio, Ángel Andrés Ferreras, entraba también al auditorio para actualizar la situación en la que se encuentra el pueblo. «Las casas nuevas están bien, las afectadas son las que están abandonadas», comentaba. Sobre el suelo hay un centenar de colchones donde han hecho noche la gran mayoría de los desplazados de Abejera. Miguel Sánchez no durmió aquí, pudo hacerlo en casa de unos primos en Tábara.

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