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Jueves, 25 de julio 2019, 15:38
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Cinco barcas con las que surcar el río Duero a su paso por Zamora conforman la nueva oferta turística y de ocio de la ciudad.
El Ayuntamiento de la capital zamorana ha puesto en funcionamiento hoy las nuevas embarcaciones, cuyo uso es gratuito aunque los usuarios deben firmar una declaración de responsabilidad.
El alcalde, Francisco Guarido, junto con el concejal de Turismo, Christoph Strieder, y el arquitecto y diseñador de las embarcaciones, Pedro Lucas, han sido los primeros usuarios esta mañana.
Se trata de cinco embarcaciones a remo, de madera y pintadas en vivos colores, muy parecidas a las que utilizaban antiguamente los vecinos del barrio para la pesca y para moverse entre las islas que se forman en el cauce del río.
Tres de las embarcaciones son de una sola quilla y respaldo alto en la parte posterior y de 3,18 metros por 1,22; mientras que las otras dos son de doble quilla y 4,20 metros de eslora y 1,22 de manga.
Todas ellas tienen capacidad para tres o cuatro personas y han sido construidas en un pequeño astillero coruñés especializado en este tipo de embarcaciones. Además, han sido diseñadas específicamente para Zamora.
Las nuevas embarcaciones del Duero están pintadas en rojo, azul, verde y blanco, con remos a juego y emulando las tonalidades preferidas por los antiguos barqueros del barrio de Olivares.
La iniciativa ha partido de la Concejalía de Turismo y forma parte de un programa más amplio de promoción del río Duero a su paso por la ciudad «como eje de desarrollo ambiental y turístico».
El concejal de Turismo ha enumerado además otras actuaciones que tiene en proyecto el Ayuntamiento como la rehabilitación de las aceñas de Cabañales, la primera fase del paseo de Carrascal a Zamora y un embarcadero en Carrascal, donde podría ubicarse en el futuro una escuela de vela o una exposición sobre la energía hidráulica en las aceñas de Olivares con una recreación de la historia de las propias aceñas y la mirada puesta también hacia Portugal.
El objetivo es, según el concejal, «que los visitantes que bajan al Duero no se vuelvan hacia la ciudad una vez cruzado el Puente de Piedra, sino que vean que hay una oferta interesante relacionada con el propio río y la naturaleza que tenemos en la misma ciudad».
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