Cáritas atiende en Zamora a 1.293 personas durante el primer mes de confinamiento
Las intervenciones desde el programa de acogida y atención primaria aumentan en 448 usuarios respecto a meses anteriores
Cáritas Diocesana de Zamora ha atendido a 1.293 personas y a 457 familias desde el pasado 15 de marzo, en el primer mes de confinamiento por la covid-19.
Estas cifras reflejan «un claro repunte» de personas en situación de vulnerabilidad a las que la entidad ha ayudado desde el programa de acogida y atención primaria.
Concretamente, antes de la crisis sanitaria, el promedio de ayudas por mes se situaba en 300 familias y 845 personas. En el primer mes de confinamiento, estas intervenciones han supuesto un aumento de 448 usuarios y de en torno a 30.000 euros en las partidas presupuestarias, a mayores de lo que la entidad destina habitualmente al programa de acogida y atención primaria.
Desde la entidad han explicado que la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo y las medidas de confinamiento por la pandemia de coronavirus han tenido repercusiones «alarmantes» en las personas que ya se encontraban en situación de riesgo y exclusión social antes de la crisis sanitaria.
«La imposiblidad de salir a la calle y la paralización de la economía ha incentivado la precariedad en nuestro país. Es por todo ello que desde Cáritas Diocesana de Zamora se duplican los esfuerzos, a través del programa de acogida y atención primaria, para atender a todas las personas que han llegado a la entidad en busca de ayuda mediante tarjetas de alimentación, pago de suministros, ayudas de alquiler, alimentación e higiene infantil o productos de farmacia», han explicado desde la entidad.
Además apuntan a que los sectores más intensivos de mano de obra como el comercio, la hostelería o la construcción, junto con el agrícola, son los ámbitos en los que habitualmente se mueve la mayoría de las ofertas de trabajo en la provincia, por lo que «la elevada destrucción de empleo en estos sectores en marzo y abril ha supuesto que numerosas familias pierdan toda fuente de ingresos».
El parón económico y el confinamiento también han tenido repercusiones en las actividades formativas «interrumpiendo la profesionalización de muchas personas».
Desde Cáritas de Zamora explican que personas que disponían de ingresos de venta ambulante, realizaban trabajos precarios o de economía sumergida como recogida de chatarra y reparaciones esporádicas se han encontrado sin posibilidad de ejercer estas actividades y también sin prestaciones por falta de cotización.
Capítulo aparte lo ocupan, según han destacado, las empleadas de hogar, un sector feminizado casi al 90%, según los datos que maneja la entidad. «En algunos casos han podido mantener su empleo, pero con gran miedo al contagio por escasez de buenas medidas de protección», ha explicado el delegado-director de Cáritas Diocesana de Zamora y presidente de Cáritas Castilla y León, Antonio Jesús Martín de Lera.
«Es habitual que carezcan de medidas de protección, y además, suelen estar en contacto con población de riesgo, con las posibilidades de infección que eso supone, tanto para ellas como para sus empleadores», ha manifestado el delegado diocesano de Cáritas.