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Vallisoletanos por el mundo
El wambeño que quería ir a EE UU pero llegó como polizón a AustraliaA sus 72 años, Jesús Rodríguez del Caño asegura que ha cruzado más de cien veces el Atlántico y… las que le quedan, porque vive ... en Estados Unidos y no concibe pasar más de un año sin regresar a su pueblo natal, Wamba. Su infancia transcurrió entre las callejuelas tranquilas de esta localidad torozana, hasta que a los ocho años se trasladó a Valladolid, para estudiar en La Salle y más tarde en El Salvador. Con 17 años tenía muy claro que quería recorrer el mundo. No sabía cómo ni cuándo, pero sabía que acabaría buscando aventuras más allá de nuestras fronteras. En febrero de 1971 conoció a Kathy, una joven norteamericana que estudiaba español en la Universidad de Valladolid. La invitó a un baile estudiantil en la Feria de Muestras, sin saber que ese era el principio de su aventura soñada y de una nueva vida para él.
Llegó el mes de junio y Kathy tuvo que regresar a su país. Fue entonces cuando Jesús vio la oportunidad perfecta para viajar y reencontrarse con su amor de juventud. Convenció a su amigo Julio, también de Wamba, y juntos emprendieron una aventura digna de una novela de aventuras. Salieron de casa el 15 de agosto de 1971 sin decir nada a nadie y, tras un largo periplo llegaron a Las Palmas de Gran Canaria. «Hasta allí llegamos legalmente», adelanta. «Nuestra idea era coger desde allí algún barco que saliera a Canadá o México, pensando que luego podríamos cruzar la frontera ilegalmente. Pero resulta que, desde Canarias, todos los barcos zarpaban para Sudamérica, África o Asia. Así que tuvimos que cambiar de plan y buscar otra alternativa para llegar a EE.UU. Un día, por casualidad, descubrí que iba a llegar un barco noruego que iba rumbo a Australia sin escalas. Así que nos fuimos de polizones. Nos escondimos en la bodega y salimos de nuestro escondite cuando ya habíamos salido de las aguas españolas. Sorprendentemente el capitán del barco no se lo tomó mal del todo», relata Jesús.
Después de seis semanas de travesía, llegaron a Melbourne. Pasaron unos días retenidos en un centro penitenciario para inmigrantes ilegales y finalmente las autoridades australianas les permitieron quedarse. «Yo estuve un tiempo trabajando en el campo recogiendo tomates cerca de Melbourne. Mi idea era ahorrar para dar el salto definitivo a Estados Unidos. Yo debía de estar loco por aquella chica, porque si no, no se explica todo lo que hice por ella», relata entre risas. Sin embargo, ese amor, con la distancia se enfrió y en junio de 1972 finalmente Jesús decidió regresar a España. «Un día Kathy volvió a aparecer en Valladolid. Llamó a la puerta de mi casa y me dijo '¿Te vienes o te quedas?'. Lo estuve pensando y en diciembre me marché para Estados Unidos sabiendo que aquel viaje era para siempre», relata.
Ya en suelo americano comenzó fregando platos y sirviendo comidas en un centro psiquiátrico, al tiempo que aprendía inglés en una escuela para adultos. Allí conoció a un profesor que le acabó ofreciendo un puesto de ayudante de maestro en una pequeña escuela bilingüe. «Descubrí mi pasión por la enseñanza y decidí comenzar a ir a la universidad. Los primeros años los estudié en Harrisburg, (Pensilvania). Me separé de Kathy y continué en Millersville, donde conocí a Janice, mi actual esposa», relata. «Al principio de llegar, cuando comentaba que era de España, me preguntaban si quedaba lejos de Ciudad de México. Curiosamente se pensaban que por mi apellido era puertorriqueño. A pesar de que físicamente soy el típico español, los estadounidenses asociaban que yo era hispano y por tanto de color», dice.
Edad: 72 años
Lugar de nacimiento: Wamba (Valladolid)
Estudió en: La Salle y El Salvador
Fecha de partida: diciembre de 1972
Se graduó en: Millersville University of Pennsylvania
Lugar actual de residencia: Reading (Pensilvania)
Profesión: Profesor universitario jubilado
Animado por una profesora, hizo el doctorado en Literatura Española. Su tesis llevaba por título 'El sentimiento del miedo en la novelística de Miguel Delibes', que también se publicó como en formato libro. Tuvo dos hijos —James y Matthew— y dedicó su vida a la enseñanza universitaria, primero en la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY), y luego se instaló definitivamente en Pensilvania, a la ciudad de Reading, donde ha vivido desde 1989. Durante cinco años dio clases en la universidad privada de Albright, hasta que encontró trabajo en la Universidad Estatal de Kutztown donde impartió clases durante 27 años, hasta que se jubiló al inicio de la pandemia. «Durante muchos años estuve llevando a estudiantes estadounidenses para que estudiaran español durante el verano en la Universidad de Valladolid», expone.
A pesar de la distancia Jesús nunca ha dejado atrás Wamba ni tampoco Valladolid. «He cruzado más de cien veces el Atlántico y siempre feliz de regresar a mi tierra, aunque la edad ya se va notando y cada vez los viajes se me hacen más largos», dice todavía con jet lag. Las últimas semanas las ha pasado en Valladolid, Wamba y también en Francia, donde vive su hijo mayor. «En Wamba tengo a mi hermano y muchos sobrinos y sobrinos-nietos. Mi vínculo con mi tierra es fortísimo. Realmente nunca dejé el pueblo. Me lo llevé conmigo cuando me marché hace 53 años», relata.
Más de medio siglo después, Jesús sigue echando de menos el calor de los españoles. «España es el país más gregario del mundo. En EE.UU., en cambio, la vida es más solitaria. Por eso, cada vez que voy a España, disfruto muchísimo. Me encanta recorrer pueblos, ver castillos, perderme en iglesias pequeñas y comer bien. Mi esposa, Janice, también ha hecho de España su segunda casa», comenta Jesús, quien no descarta en un futuro mudarse a España, cuando su hijo pequeño haya formado una familia. «Cuando echo la vista atrás, me doy cuenta de que a los 17 años tomé una decisión muy loca, pero que dio paso a una vida plena y fascinante. El hecho de que yo hoy viva en EE.UU. fue cosa del azar. Si en lugar de 17 años hubiera tenido 25, seguramente no hubiera cometido aquella locura y ¿quién sabe cómo sería mi vida ahora?», se pregunta.
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