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Programa de la Uva, 'Rompedoreas'. Gabriel Villamil
Vivir con pasión para romper los estereotipos de género

Vivir con pasión para romper los estereotipos de género

La UVA organiza '#Rompedoras' donde 50 mujeres con responsabilidades cuentan sus experiencias a más de 400 niñas y jóvenes

El Norte

Valladolid

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Viernes, 9 de febrero 2018, 18:53

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«La pasión es la fuerza que hace romper los muros de todo el castillo». Con esta frase, la joven psiquiatra Laura Martín, directora del Centro de Intervención Comunitaria del Hospital Río Hortega de Valladolid y profesora de la Universidad de Valladolid (UVA), animó hoy a más de 400 niñas y jóvenes de entre 9 y 18 años a vivir apasionadas, conocerse a ser sí mismas, desarrollar un pensamiento crítico y valorar sus fortalezas y debilidades para alcanzar el éxito en la vida y trabajar en lo que les gusta. Una charla motivacional que tuvo lugar en la jornada '#Rompedoras: Sueña sin límites', organizada por la UVa a través de su Parque Científico, que reunió a estudiantes de la provincia con el objetivo de romper con los estereotipos de género en el trabajo.

Laura Martín contó su vida junto a otras 49 mujeres de sectores tan diferentes como la ciencia, la empresa, la tecnología, la ingeniería, la medicina, la educación, la política, el periodismo y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado o el Ejército. Todas ellas trataron de convencer a las alumnas de entre Cuarto de Primaria y Segundo de Bachillerato que el talento no entiende de género y animaron a las niñas y jóvenes a romper barreras para que, en un futuro, ocupen los mismos puestos de responsabilidad que los hombres.

La psiquiatra animó a las presentes que llenaron la Sala de Teatro Experimental del Centro Cultural Miguel Delibes a hacer compatible el espacio de sus obligaciones y sus deseos para formarse y desarrollarse como personas. Puso su ejemplo en su Granada natal donde se matriculó en la carrera de Medicina solo porque estaba interesada en la psiquiatría y el psicoanálisis. Unos estudios que compaginó con su trabajo de DJ para pinchar música independientes los fines de semana en un bar de su ciudad. «Con lo que ganaba me compré libros, discos y una guitarra eléctrica, además de apuntarme a cursos de psicoanálisis», apuntó.

También recordó su llegada a Valladolid tras finalizar la universidad y encontrarse con un grupo de psiquiatras que defendió el cierre de los maniconios y abogaban por dignificar la locura y el tratamiento del dolor psíquico. «Esa gente defendía que lo diferente tiene algo de belleza, que había que cuidar pese a que eran personas que oían voces», añadió. Posteriormente, en 2011, puso en marcha la iniciativa 'La revolución delirante'.

«Echo de menos el sur pero aquí hay algo que me apasiona porque la locura no es una enfermedad y solo es una condición que tenemos las personas. Todos tenemos un punto de locura”, apuntó la joven de 36 años. Recomendó a las niñas y jóvenes ser diferentes, frente a un mundo donde todo está programado para que “todos seamos iguales porque, sino, seremos raros».

Laura Martín contó que su revolución delirante cuajó y logró su objetivo de que llegara a la sanidad pública cuando en 2013 presentó el proyecto al Servicio de Psiquiatría del Río Hortega, con la creación del Centro de Intervención Comunitaria, donde ella es la directora y coordina a otras ocho mujeres «muy fuertes y comprometidas». Reconoció que «poca gente confiaba en el proyecto y me respetaba por ser joven y mujer pero acabamos de cumplir cinco años».

Lamentó que las mayores críticas que ha recibido a lo largo de su vida siempre han procedido de otras mujeres. 174¿Qué nos pasa?, ¿por qué no nos apoyamos y caminamos juntas175, se preguntó, además de asegurar que 174si otra mujer tiene éxito me alegro el doble175 y abogó por romper con la tendencia de que la mujer es el objeto de la crítica. «En lugar de enfadarme cuando me ponen una zancadilla les doy con lo que más le duele, mi trabajo y mi pasión», aseveró. No en vano, concluyó con el mensaje: “En lo que os apasiona y en lo que sois únicas, seréis buenas”.

Posteriormente, las más de 400 niñas y jóvenes procedentes de colegios e institutos de capital y de las localidades de Simancas, Laguna de Duero y Arroyo de la Encomienda se distribuyeron por grupos en el vestíbulo del Centro Cultural Miguel Delibes, donde las mujeres 'rompedoras' mantuvieron charlas informales durante 10 minutos. Las propias niñas realizaron preguntas para indagar en la trayectoria y trasladaron, de manera informal, sus inquietudes a las profesionales. La idea es que las menores se empapen de los consejos y las enseñanzas valiosas de estas mujeres que son referentes en sus ámbitos profesionales.

«El talento no tiene género»

La consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Alicia García, fue la encargada de inaugurar la jornada, quien valoró la iniciativa llevada a cabo por la Universidad de Valladolid, con la colaboración de la Fundación de Universidades y Enseñanzas Superiores de Castilla y León (Fuescyl). No en vano, recordó que la presencia de las mujeres en carreras y trabajos científicos o técnicos sigue siendo muy reducida. Ofreció algunos datos que señalan que solo el 26% de las mujeres estudian carreras científicas y tecnológicas en España a pesar de que logran el 59% de los títulos universitarios. También, que hay ocho ingenieros por cada dos ingenieras o que solo el 4% de los directivos ejecutivos de las compañías tecnológicas es mujer. De ahí que apuntara que el talento no tiene género.

Añadió que las niñas optan por trabajos que dan más sensación de seguridad como sanidad, educación o funcionariado mientras que los niños se decantan por la tecnología, informática e investigación. Pese a que apuntó que la Comisión Europea prevé para 2020 la existencia de 900.000 empleos en la Unión Europea sin cubrir en el campo de la tecnología y, en España, se prevé que estas carreras supondrán en menos de 10 años el 50% de las profesiones. Algo que se acelerará con la industria 4.0.

El rector de la UVA, Daniel Miguel, subrayó la necesidad de concienciar a las niñas y jóvenes de que no hay barreras ni trabajos específicos para hombres y mujeres. «Quizás, hace mucho tiempo hubo esas diferencias pero eran trogloditas y cavernícolas, que precisamente son palabras que se se usan ahora para definir pensamientos retrógrados», manifestó. En ese sentido, animó a las estudiantes a supera las barreras interiores y a «soñar sin límites» y a «no ponerse límites».

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