La Victoria, en Valladolid, se convierte en el barrio con mayor tasa de reciclaje de España
El programa pionero del Ayuntamiento y Ecoembes eleva la tasa de recuperación de residuos del 29%al 52% en solo un año
La Victoria (14.301 vecinos) se ha convertido durante el último año en el barrio con la mayor tasa de reciclaje de España, más de ... veinte puntos por encima de la media estatal (situada en el 29%) y con un porcentaje (52,1%) que supera el 50% que fija una directiva europea como objetivo para 2020 (a la vuelta de la esquina), y con el reto de llegar al 65% en el año 2035.
Ecoembes, la organización medioambiental sin ánimo de lucro, ha liderado –en colaboración con el Ayuntamiento– un proyecto piloto que se puso en marcha la pasada primavera, que ha implicado a diversos colectivos del barrio (asociaciones de vecinos, comercio, centros educativos), y que se quiere ahora replicar en otras ciudades, a partir del modelo ya acreditado enLa Victoria.
El proceso comenzó en octubre de 2017, con talleres informativos sobre selección de residuos y un proceso de participación con colectivos vecinales, juveniles, de madres y padres de alumnos, además de sesiones en los centros cívicos y de mayores, o en el Banco del Tiempo. «El objetivo es difundir los principios de la economía circular, la corriente que persigue acabar con la cultura del usar y tirar. Hay que conseguir que los residuos sean de nuevo recursos que se puedan reutilizar», explica Ángel Hervella, director de gestión local y autonómica de Ecoembes, quien añade que la «concienciación ciudadana» es clave. Y eso, asegura, se ha demostrado en La Victoria.
Después de aquellas sesiones informativas, «con los vecinos ya implicados en el proyecto», en la primavera del año pasado comenzaron las acciones concretas. En abril de 2018, el porcentaje de reciclaje se situaba en el 36,7%. En diciembre subió al 45%. Ahora está en el 52,1% sobre el total de residuos municipales.
Aquí se tiene en cuenta la basura arrojada a los contenedores: materia orgánica, vidrio, papel y cartón y, además, como novedad en La Victoria, el amarillo(para latas, plásticos y 'briks'). Pero también se contabiliza lo recuperado en contenedores textiles, en los puntos limpios móviles (con pilas, fluorescentes, pequeños electrodomésticos...), en la recogida de muebles y enseres, los medicamentos o los residuos de poda del servicio de parques y jardines.Todo eso, unido, es lo que ha sumado ese porcentaje récord.
Para lograrlo se ha contado con campañas informativas por el barrio y acciones en colaboración con los comerciantes. Más de cincuenta negocios se han adherido al proyecto:lucen un distintivoen sus escaparates, reparten folletos, han organizado sorteos. «Se ha percibido en el barrio que había más conciencia por el reciclaje, por utilizar bien los contenedores. Y eso se nota en que está además más limpio», indica Luis Rubio, de la joyería Mari Feli. El papel de los comerciantes es vital ya que el sector genera importantes cantidades de residuos, sobre todo cartonajes. Y aquí, aunque no lo parezca, está una de las claves. «Uno de los consejos para mejorar la tasa de reciclaje es plegar los cartones antes de meterlos en el contenedor azul. Mucha gente no lo hace, tal vez por pereza. Y es fundamental para mejorar la tasa de reciclaje», indica Hervella. ¿Por qué? Porque si no se pliegan, se dejan tirados en la calle o se meten en un contenedor que se llena antes de que esté a plena capacidad.
El gran motor de la iniciativa ha estado en los colegios Gómez Bosque, Gonzalo de Córdoba, la escuela infantil El Principito y en el Miguel Delibes. Su directora, Marta Castaño, explica que el centro ya inició hace años un programa de reciclaje (de tóners, cartuchos e impresoras, papel...), pero que este curso se ha reforzado la actividad con la instalación de contenedores azules y amarillos en las clases y el patio.
«Los alumnos de sexto se organizaron en una patrulla de reciclaje que visitó los diferentes cursos para explicar, por ejemplo, dónde arrojar los restos de los almuerzos saludables», indica Castaño, quien subraya que, entre otras ventajas, «el patio está mucho más limpio». El centro ha creado además una aula medioambiental, con una compostera que convierte en compost para los bancales los residuos de la cocina y el comedor.
«El poder de los niños es fundamental, porque luego llegan a casa e implican a todas las familias», asegura Martín Barrientos, de la asociación vecinal Los Comuneros. «Los contenedores amarillos han hecho que disminuya la basura que se tira a los de orgánico. Buena parte de la separación ya se hace en casa», dice Barrientos, quien defiende que, más allá del trabajo en los hogares, «los pasos para reducir residuos se tienen que dar en el origen. No es normal que vayas a comprar un producto y esté todo lleno de plásticos y envoltorios».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión