Valladolid
Los vecinos del edificio de Recondo afectado por el huracán Kirk, sin parking un mes despuésLos propietarios no pueden acceder con sus vehículos al patio privado donde se desplomó la cubierta hasta que finalice la rehabilitación, que se espera que esté lista en enero
Ha transcurrido un mes escaso desde que la cubierta del tejado de un edificio residencial de la calle Recondo saliera volando por los efectos del ... huracán Kirk, que dejó en Castilla y León rachas de viento que alcanzaron los 127 kilómetros por hora. Las inclemencias metereológicas dejaron ocho heridos y 700 emergencias en toda la comunidad. Uno de los avisos más relevantes fue el que ocurrió en este bloque de Valladolid, donde el viento levantó la cubierta del tejado, que se dobló sobre sí misma para desprenderse en el patio interior de las viviendas. Allí cayó encima de varios vehículos que estaban estacionados y los daños fueron solo materiales, sin personas heridas. Semanas después del incidente, un andamio ya cubre la fachada principal del edifico afectado, donde se trabaja para reparar la cubierta que se desprendió y cuyos restos ya fueron retirados en su momento por los Bomberos.
Las viviendas más afectadas por el suceso son las que se encuentran en el bloque más cercano a la estación de trenes, y donde se ha colocado la estructura metálica, si bien esta semana no se observan trabajadores. El motivo, lo explican desde Rehabilitaciones Blama, la empresa encargada de acometer la reforma. «Estamos a la espera de recibir materiales para continuar. Por el momento se ha instalado el andamio por seguridad y se ha colocado una lona sujetada con sacos sobre la cubierta», es la explicación de Óscar Prieto, gerente de la entidad. Desde la empresa esperan rematar la rehabilitación en los primeros compases de 2025. «Siempre que el tiempo respete en diciembre y podamos avanzar bien entre los festivos de este mes».
Hasta entonces, las restricciones por los trabajos afectan a los vecinos de todos los portales, más allá de aquellos que viven en el bloque donde se desprendió la cubierta. Desde el mismo día del suceso, no tenían permitido estacionar en el patio interior donde por aquel entonces los Bomberos trabajaban para retirar los escombros. Pero desde el 14 de octubre -una semana después del desprendimiento- tampoco pueden estacionar sus vehículos en las calles Duque de Zaragoza y García Lomas. El complejo residencial cuenta con dos entradas de vehículos desde la vía Estación del Norte, pero estos accesos permanecen cerrados desde entonces. Solo se permite la entrada a los vehículos pertenecientes a la empresa constructora y la comunidad de vecinos también ha planteado sanciones para aquellos residentes que incumplan la norma.
«Llevamos con los coches fuera desde el día en que se voló. Sin ninguna alternativa, entonces estamos obligados a buscar aparcamiento por la zona. No hemos tenido ninguna facilidad en este aspecto y tampoco sabemos cuándo vamos a poder aparcar de nuevo aquí», explica Gabriela Blanco, una de las vecinas del bloque afectado. Ella vive en la tercera planta, el último piso del edificio y el que más podía haber sufrido los efectos secundarios de vivir con un tejado sin cubierta ni aislamiento térmico. «No hemos tenido ningún problema durante estos meses. Ni de frío ni tampoco goteras que hayan podido surgir en los días de lluvia». El mayor problema fue para los dueños de los vehículos, ya que todos los vecinos pudieron dormir desde la primera noche en su casa.
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A pesar del susto, los vecinos explican que los seguros corrieron con los gastos de los desperfectos en los turismos. En el caso de la cubierta, los residentes han tenido que hacer frente a una derrama para acometer la rehabilitación, que comenzó hace unas semanas y que ahora permanece pausada a la espera de que lleguen los materiales para su reanudación.
Mientras, desde la empresa explican que han retirado chapas de aislamiento térmico levantadas y que el procedimiento a seguir será el mismo que en cualquier otro caso. «Tiene la peculiaridad de que se debe reparar por un hecho extraordinario, pero el proceso es el mismo. Se instalará otro panel de aislamiento térmico, se sustituirá el canalón y se harán los remates perimetrales». La reparación solo se realizará en el bloque afectado, y en la parte del tejado que salió despedida por el viento. Es decir, que no se hará en el resto de la cubierta, ni tampoco en los demás bloques.
La cubierta que salió despedida se cambió hace veinte años.
Cabe destacar que los tres edificios que conforman el conjunto residencial, construido en el año 1950, forman parte de una misma comunidad, si bien existe un administrador para cada uno de ellos. «La nueva cubierta se mantendrá estéticamente, pero estamos a la espera de que los vecinos decidan si quieren cambiar los demás ante elriesgo de que sucedan incidentes similares». Un día después del suceso, uno de los vecinos veteranos de uno de los bloques explicaba que la cubierta que salió despedida era «de buena calidad» y «relativamente moderna». En concreto, se cambió a inicios de siglo, cuando se prohibió la presencia de materiales que utilizaran amianto.
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