Valladolid prepara riegos de apoyo para sus parques si la sequía persiste
El servicio de Jardines aporta ya agua a los parterres con flores de temporada ante la ausencia de lluvias
El servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Valladolid esperará la evolución meteorológica de los próximos diez días para comenzar con los riegos de apoyo en las zonas de césped de la ciudad. La falta de lluvias ha obligado ya aportar agua en los parterres con flores de temporada –pensamientos y prímulas– que adornan plazas del centro y los barrios para «sujetar» las plantas y evitar que se marchiten, algo que no sucedía desde 2017, cuando la comunidad sufrió una importante sequía.
«No llueve, ha hecho calor y ha helado por las noches; eso está afectando a las zonas verdes», explica Ángel Asensio, responsable del departamento municipal, quien suma la falta de nieve en las cumbres, con lo que el aporte de agua a los embalses por el deshielo se prevé menor. La situación aún no es grave, pero «no pinta bien». Y es que este estreno de 2022 está siendo uno de los comienzos de año más secos de la historia con tan solo 2,8 litros por metro cuadrado recogidos hasta el pasado sábado, cuando lo habitual para el conjunto de enero y febrero son 67.
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La capital cuenta, a día de hoy, con 573 hectáreas de jardines y 49.000 árboles de calle. Estos últimos todavía no preocupan, porque no se ha iniciado la brotación, según aclara el director del servicio. No obstante, algunas zonas de césped ya están comenzando a amarillear ante la falta de humedad. «Si en diez días sigue sin llover, comenzaremos con los riegos una vez a la semana», avanza el responsable. Normalmente, este aporte externo se suele iniciar en los meses de abril y mayo cuando estos son secos. Se realizan dos a la semana, aunque al ser una temporada de precipitaciones no suele hacer falta. Es a partir de junio cuando el trabajo de los aspersores se intensifica con un riego diario de lunes a viernes. La superficie natural de la capital conlleva un consumo medio de agua de 800.000 metros cúbicos al año, un volumen que varía en función de las condiciones meteorológicas de cada ejercicio.
Según explica Asensio son las plazas y parques más urbanos donde los efectos de la sequía son más claros. Se trata de áreas pavimentadas que al calentarse trasladan esa energía a los jardines, que comienzan a secarse en las franjas más próximas las calles. Serán esas zonas en las que se actúe primero si la lluvia no cae.
Fue en la primavera de 2017 cuando la ciudad registró su sequía más prolongada hasta el punto de que la Confederación Hidrográfica de Duero instó a reducir los días de riego y prohibió las tomas de agua del Pisuerga. Entonces, los operarios del servicio tuvieron que trabajar durante tres meses con camiones cisterna y mangueras para mantener la vegetación más joven en condiciones.
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