Valladolid
Usuarios de Las Moreras desafían la prohibición y combaten el calor en las aguas del PisuergaLos policías locales recuerdan que las multas por bañarse pueden alcanzar los 750 euros y que se trata de una cuestión de «salud pública»
Lucía San José
Valladolid
Jueves, 17 de julio 2025, 06:43
«Yo me baño todos los días», reconocía una mujer este miércoles mientras salía de las aguas del Pisuerga camino de la recién renovada arena ... de la playa de Las Moreras. A pesar de que las normas son claras, con carteles de 'agua no apta para el baño' bien visibles en todo el perímetro y multas de hasta 750 euros por incumplir dicho mensaje, cada día hay usuarios que eligen ignorar la prohibición y aliviar las altas temperaturas con un chapuzón 'ilegal' en el río.
Pero son mayoría, eso sí, los que permanecen en la orilla. Un ejemplo de ello es Laura San José, quien reconoce que se ha enterado allí mismo de la prohibición, pero no le ha sorprendido: «Nunca me he bañado, el agua está sucia. Me parece bien que no se pueda. Yo prefiero venir, tomar el sol y ducharme».
«Si está prohibido será por algo y hay que empezar por ver de dónde viene ese problema», explica un pescador habitual de la zona, Pedro Ortegón. A pesar de que es «amante de este lugar», admite que no se bañaría: «Te metes hasta las rodillas con el neopreno y ya está, luego te lavas en casa».
La razón de la prohibición es sanitaria, según recuerda la Policía Municipal. La medida, en este sentido, obedece a que el agua «no reúne condiciones para el baño» y admiten que en lo que va de verano, eso sí, «no se ha realizado ninguna intervención» por bañarse. Aunque ellos «pasan y vigilan, si la gente se mete rápido y a escondidas, es difícil». Y lo hacen, algunos a hurtadillas, y otros no tanto. Basta con permanecer junto a la orilla en 'hora punta' de calor y comprobarlo.
Fuentes policiales reconocen, en este sentido, que «es como el que se salta un semáforo, no siempre le pillamos», e inciden en que se vigila por salud pública, ya que los riesgos de infecciones o accidentes siguen estando presentes.
Pero la «sensación de vacaciones con el chiringuito, las sombrillas y el agua» hacen que sea complicado aguantar la tentación. «En estos días de tanto calor, el río te invita a bañarte», reconoce Mónica de Diego, que se refresca, en su caso, en las duchas tras una jornada de trabajo cerca de la playa. «Un día, después de un triatlón, me metí al agua porque había mucha gente bañándose. Es la primera vez que me bañé aquí en mi vida», recuerda mientras toma el sol.
Este miércoles al mediodía, de hecho, algunos bañistas esporádicos coincidían con el paso de nadadores más equipados, en apariencia, entrenando para preparar alguna prueba deportiva. Estas últimas, como ocurrió durante el triatlón Ciudad de Valladolid, celebrado el pasado 6 de julio, son las únicas excepciones en las que se autoriza el baño en el río.
Los habituales de la playa coinciden en que si se pudiera recuperar el baño, la playa volvería a llenarse. «Yo creo que habría que buscar una solución, limpiar el río o hacer una piscina natural -una propuesta electoral del actual alcalde que, por ahora, no ha visto la luz- aquí mismo», propone Mónica antes de añadir que «Valladolid cada vez tiene más turismo y esta playa urbana podría ser un atractivo real en verano».
A su lado, otras familias recuerdan cuando la playa se llenaba en verano de padres cruzando el río con los niños y los carteles de 'aguas no aptas para el baño' no existían. «Antes había más verde y estaba lleno, venían familias. Mis padres se bañaban y a mis primos del norte les encantaba», relata con cariño Carmen Muñoz, sentada en una hamaca bajo una sombrilla después de dar su paseo diario.
Antes, tiempo atrás, este espacio era un punto de encuentro de familias con neveras, niños corriendo con cubos y señoras charlando mientras se bañaban. Hoy, el ambiente es más silencioso y los bañistas solo son aquellos que lo permite el deporte, como el piragüismo o el triatlón, o quienes se arriesgan a mojarse en silencio a riesgo de recibir una cuantiosa multa. El Pisuerga seguirá teniendo la arena seca para la mayoría y cada episodio de calor, como el presente, en el que el mercurio ha vuelto a superar los 38 grados, recuerda a Valladolid que tiene playa, pero sin mar, y sin baños desde hace seis veranos.
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