El tiempo

Una tromba de agua corta dos meses de sequía absoluta en Valladolid

No llovía, en efecto, desde el pasado 3 de julio. Y este sábado (2 de septiembre), sesenta días después de la última tormenta, los truenos han vuelto a iluminar la primera noche de las fiestas de la Virgen de San Lorenzo para dejar unos notables 6,6 litros por metro cuadrado que causaron daños en las casetas gastronómicas y obligó a retrasar su apertura. Esta cantidad, aunque no excesiva, sí duplica el paupérrimo balance hídrico de los últimos dos meses, cuando solo se recogieron 2,4 litros fruto de otra tormenta registrada el 3 de julio. En agosto no cayó una sola gota.

Los pronósticos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) son poco halagüeños, o buenos, según se mire (para poner fin a la pertinaz sequía), en cuanto a este primer fin de semana de fiestas. Valladolid, y el conjunto de la provincia, está en alerta amarilla por la posibilidad de que tanto este sábado como el domingo se produzcan fuertes tormentas, que pueden dejar hasta quince litros por metro cuadrado en menos de una hora y que pueden venir acompañadas de granizo.

La tromba de la pasada madrugada, que inaugura el balance hídrico del recién inaugurado mes de septiembre, dejó 6,6 litros concentrados en torno a las cinco de la mañana. Y las previsiones de la Aemet apuntan, en este sentido, a que los chubascos podrían volver a repetirse, con un cien por cien de probabilidad, a lo largo del presente día y, sobre todo, durante la jornada dominical. Para la jornada de mañana, además, se espera un descenso aún mayor de las temperaturas para situarse en apenas veinte grados de máxima.

Las lluvias continuarán, en principio, el próximo lunes y todo apunta a que el martes, cuando la ciudad se paralizará con motivo de la décima etapa de La Vuelta Ciclista a España. A partir de ese día se espera, además, un ascenso progresivo de las temperaturas con un tiempo más estable sin precipitaciones a la vista de cara al final de las fiestas de la patrona.

La tormenta de esta noche, que abre el otoño meteorológico (septiembre, octubre y noviembre), sucede a un verano (junio, julio y agosto) que dejó un balance hídrico muy desigual fruto de un junio muy lluvioso (45,6 litros y dos meses posteriores prácticamente secos (en julio se recogieron 2,4 litros y en agosto no cayó una sola gota). De manera que para todo el trimestre estival se registraron 48 litros por metro cuadrado, 4,1 menos de lo habitual (el 7,9% menos).

El verano meteorológico (el astronómico aún está en curso hasta el 23 de septiembre), en paralelo, volvió a ser notablemente más cálido de lo habitual, con una temperatura media de 23,4 grados, 1,7 por encima de lo normal para el conjunto del trimestre (21,7). El recién concluido agosto destacó como el más caluroso, con una temperatura media de 24,7 grados (2,2 por encima de lo habitual). Julio y junio también fueron más cálidos. El mes pasado dejó un pico histórico de 40 grados (fue la primera vez que se alcanzó este registro en un mes de agosto en Valladolid) durante la asfixiante ola de calor vivida entre los días 20 y 24.

El presente año continúa siendo, en su conjunto, más caluroso de lo habitual y arrastra un acusado déficit de precipitaciones que alcanza ya el 46,2%, con tan solo 133,2 litros por metro cuadrado recogidos durante los primeros ocho meses (sin contar septiembre), cuando lo habitual para este periodo son 247,8, según los datos facilitados por la Aemet. Siete de los ocho meses, todos salvo junio, concluyeron con menos lluvias de lo normal.

Este fin de semana, y también el lunes, parecen llamados a amortiguar la ausencia de lluvias. Después, en principio, el tiempo se estabilizará para volver a rondar los treinta grados en los días venideros, con mínimas suaves situadas en torno a los quince grados.