Valladolid
VA-30: dos rescatadores diferentes para una misma carretera de 20 kilómetrosLa ronda exterior discurre por cuatro términos municipales lo que obliga en caso de emergencia a movilizar a los Bomberos de Valladolid o a los Diputación, con tiempos de respuesta y recursos distintos
Cosas de términos municipales y de líneas imaginarias, pero que afectan al ciudadano. No solo al vallisoletano, tanto de la capital como de la provincia, ... por eso de la cercanía, sino también a todo aquel que circule por la VA-30. Y la realidad está ahí en temas de seguridad en el gran anillo que bordea la capital desde Cigales hasta Arroyo de la Encomienda. Porque no es lo mismo tener un accidente en un punto kilométrico que en otro. Principalmente porque uno no va a recibir la misma asistencia, aunque circule sin cambiar de vía. En temas sanitarios, en cualquier tipo de percance, el 112 movilizará a los servicios más cercanos. Al igual que la Guardia Civil de Tráfico. Pero la situación cambia si se precisa de los bomberos ya sea para la excarcelación de ocupantes, extinguir un incendio o la limpieza de algún tipo de residuo en la carretera.
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Esa situación viene derivada de la situación de que si el incidente de tráfico tiene lugar en el término municipal de la capital, acudirían los Bomberos del Ayuntamiento de Valladolid, si por el contrario sucede en puntos kilométricos de municipios de la provincia, la intervención corre a cuenta de los Bomberos de la Diputación. Y aunque el grueso de la VA-30, con una longitud de 21 kilómetros, discurre por territorio capitalino, también atraviesa kilómetros de Arroyo, Santovenia, Cabezón y pocos metros de Cigales.
Cuatro municipios que en el caso de sufrir un accidente acudirían los Bomberos de la Diputación de Arroyo (los más cercanos), lo que supone distintos matices a tener en cuenta. Por ejemplo, el tiempo de respuesta. Si el incidente de tráfico ocurre en territorio de Santovenia, los profesionales del parque de Arroyo, solo por distancia, tardarían más que los de la capital. Tienen más kilómetros que recorrer. Por el contrario, si el siniestro pasa en Arroyo, su respuesta sería de escasos minutos.
Por la VA-30 circulan a diario unos 50.000 vehículos
A ese tiempo de respuesta se añade la movilización de recursos tanto humanos como materiales. El retén de Valladolid es mayor y la capacidad de mover más efectivos sin descuidar otras zonas de la capital es más palpable. Por ende, el trabajo de los Bomberos de la Diputación es en red para dar servicio a toda la provincia a través de los seis parques (Arroyo, Tordesillas, Íscar, Medina de Rioseco, Medina del Campo y Peñafiel). Así que movilizar un número determinado de efectivos varía de la situación de ese momento, incluso de la gravedad del siniestro, pudiendo destinar hasta 30 efectivos si fueran necesarios entre todos los parques. Eso sí, los de Medina de Rioseco, por ejemplo, tardarían aún más.
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A pesar de todo, en ese embrollo de términos municipales en una misma calzada, en algunas de las intervenciones en la VA-30, cuando esos límites no quedan tan concretados en el aviso, han salido profesionales de los dos parques tras la comunicación del 112. En esos casos se trabaja y se convive en beneficio de la ciudadanía, sin mirar en ese momento si el siniestro ha tenido en un lugar concreto o en otro. «Al final siempre tratamos de dar un buen servicio al ciudadano, que es de lo que se trata», agregan desde los ambos parques de bomberos.
Hasta 2021
Este controvertido ejemplo de la VA-30 tiene su origen después de que en 2021 los Bomberos del Ayuntamiento de Valladolid dejaran de prestar servicio a los municipios del alfoz. Tras unas controvertidas negociaciones entre las dos instituciones (Ayuntamiento y Diputación) para renovar el convenio, las mismas se rompieron y acabaron con la construcción de un nuevo parque en Arroyo de la Encomienda (con rápido acceso a la VA-30, por cierto) para dar el servicio a las 36 localidades más cercanas a la capital vallisoletana. Eso, traducido en ciudadanos, fueron unas 220.000 personas que antes eran atendidas por los bomberos capitalinos y que empezaron a depender de los profesionales de la Diputación.
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Esas negociaciones fueron consideradas una guerra política entre Óscar Puente, por aquel entonces alcalde de Valladolid, y Conrado Íscar, presidente de la Diputación. Cinco años después, todo sigue igual y con una carretera con auxilios diferentes en cada punto kilométrico.
Y eso que por este anillo, existente desde el 2014, circula un buen puñado de miles de vehículos, tanto turismos como pesados. Una cifra cercana a los 50.000 diarios con especial énfasis en el tramo entre la carretera de Madrid y la autovía de Pinares con el polígono de San Cristóbal. Un análisis permite ver cómo el número de vehículos que circulan por la VA-30 se ha duplicado en apenas diez años. En 2012, pasaban 22.279 coches. Un decenio después eran 46.502 (el 108,7% más). Cifras que a buen seguro se incrementarán en los próximos meses y años, pues la intención del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible es convertir la VA-20 (primer anillo de circulación) en una vía urbana más de la capital y, por lo tanto, reducir su velocidad a 50 kilómetros por hora, lo que eliminaría la circulación de camiones.
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Una carretera, la VA-30, que sigue con su aumento de vehículos y en la que no es lo mismo tener un accidente en un punto kilométrico que en otro. Allí, acudirán unos bomberos u otros. Tarden más o menos. Cosas de términos municipales y de líneas imaginarias en favor o en contra de quien por allí circule.
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