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Comercio en la calle Santiago. GABRIEL VILLAMIL
Así sufre el comercio de Valladolid las altas temperaturas del otoño

Así sufre el comercio de Valladolid las altas temperaturas del otoño

La tardanza en la llegada del frío retrasa el inicio de la campaña de invierno

Víctor Vela

VALLADOLID

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Domingo, 5 de noviembre 2017, 09:46

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Cuenta Miguel Jiménez, de Anmi Moda, en la avenida de Segovia, que en sus 14 años al frente del negocio nunca ha vivido un mes de octubre «tan flojo» como el que acaba de concluir. Las altas temperaturas de este veranillo prolongado han retrasado en exceso –por no decir paralizado– las ventas de las prendas de abrigo, lo que complica la temporada para el comercio de textil y de calzado, que accede al mes de noviembre con la sombra cercana del ‘black friday’ y con la Navidad y las rebajas en el horizonte, sin que se haya aprovechado por completo el que, tradicionalmente, ha sido siempre uno de los mejores meses de facturación.

«En una ciudad como Valladolid, con tantos meses de frío, la temporada de invierno es más larga que la de verano. Desde mediados de septiembre ya suele estar en marcha, aunque este año (y también otros anteriores) se haya retrasado tanto. En esta campaña de invierno se venden más prendas que en la de verano y suele ser además ropa de más valor. No es lo mismo un abrigo que una camiseta», explica Jesús Herreras, vicepresidente de Fecosva, quien subraya que uno de los principales problemas es que, con este calor,«la decisión de compra se va diluyendo». Si el frío hubiera enseñado antes la patita, el cliente que tiene pensado adquirir una parka o un jersey de punto, por ejemplo, seguramente ya los habría comprado. Así, tal vez decida esperar hasta Navidad o las rebajas.

Lo explica Luis del Hoyo, secretari general de Avadeco:«La falta de ventas en septiembre y octubre predispone a los clientes a esperar a las promociones del ‘black friday’, algunas ofertas de ‘mid season’, al adelanto de las compras de Navidad o bien directamente a las rebajas de enero. Si en octubre no llega el frío, la campaña se ve lastrada de forma considerable».

Este mensaje también tiene su reflejo en la Confederación Española de Comercio, que alerta de que «si esta situación se extiende alguna semana más, la campaña puede ser catastrófica para el sector, incluso peor que la del año pasado, que ya fue pésima».

La Asociación Empresarial del Comercio Textil y Complementos (Acotex) hunde aún más el dedo en la llaga. Recuerda que el sector registró (entre abril y julio) su peor racha desde 2013, que la situación remontó ligeramente en agosto gracias a una potente campaña de descuentos, y que se ha vuelto a ralentizar en septiembre, a la espera de los datos definitivos de octubre. «Septiembre ha sido tradicionalmente un buen mes. Incluso en los años de crisis, cuando las ventas se desplomaban a doble dígito en los meses de verano, la vuelta al cole y la entrada de la colección de invierno lograba amortiguar la caída», dicen desde Acotex.

Pero el calor de este año no ayuda. Ni mucho menos. Labarga, presidente de Fecosva, calificó ayer el mes de octubre como «nefasto» por una caída «muy importante» del consumo, que ya venía de cifras «muy bajas».

«Tenemos que estar muy atentos a las nuevas tendencias y adaptarnos a ellas»

«El comerciante fija o establece sus previsiones antes del inicio de la campaña, normalmente a finales de agosto y primeros de septiembre;si no vende en septiembre y octubre, los márgenes comerciales se ven muy afectados, pues nos vemos abocados a vender más en rebajas», explican desde Avadeco. «La única forma que tenemos que afrontar esta situación es con mayor variedad de género, con oferta de prendas más finas y ajustando el máximo los precios; el margen que se obtiene es mínimo, lo que complica la competencia con las franquicias y los centros comerciales», indica Jiménez. «La situación afecta sobre todo al comercio de marca independiente, pues las grandes cadenas tienen siempre la posibilidad de rotar el producto», apuntan desde Avadeco.

«Lo que está claro es que el comercio de proximidad tiene que adaptarse. A la fuerza ahorcan. Tenemos que estar atentos a las nuevas tendencias y adaptarnos a ellas. Antes, cuando llegaban los muestrarios, obviábamos un poco la prenda que era más habitual en el Mediterráneo», explica Herreras. «Aquí pasábamos del verano al invierno casi de un día para otro y apenas usábamos las prendas de entretiempo. Casi nunca teníamos parkas finas porque no se vendían; lo que pedía el cliente eran abrigos contundentes. Desde hace unos años, con estos inviernos cada vez más cortos, hay que tener esas prendas más livianas. Hay que adaptarse».

Para capear este pesimo octubre, numerosos comercios han lanzado campañas especiales para incentivar las ventas. «El problema es que estamos acostumbrando al cliente a las rebajas y promociones permanentes. Lo hacen muchos comerciantes que se encuentran en situación límite, pero también sucede con los nuevos negocios, que se ven ahogados por la situación y terminan liquidando a los pocos meses de abrir», asegura Luis del Hoyo.

Tampoco se puede vivir ajeno a las dinámicas globales, a lo que ocurre más allá del propio mostrador. Ahora se avecina el ‘black friday’ (24 de noviembre) y el pequeño comercio vallisoletano se adherirá a esta campaña que ha llegado procedente de EEUU vía Internet. «Hay que sumarse porque, queramos o no, va a estar ahí. Pero lo tenemos que hacer con inteligencia, usando nuestras armas, como hacen las grandes cadenas, que utilizan algunos productos de gancho (sobre todo de tecnología)y el resto de descuentos los aplican en artículos muy concretos a los que quieren dar salida. El pequeño comercio tiene que hacer lo mismo, no puede poner todo su producto al 40%», dice Herreras.

«Ahora afrontamos tres periodos fundamentales (‘black friday’, Navidad y rebajas) y confiamos aún en un cambio que permita igualar las ventas del año pasado, aunque esta campaña catastrófica difícilmente se podrá recuperar», concluye Del Hoyo.

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