José Luis Orantes: «Siempre tuve claro que me reengancharía cuando me jubilara»
Presidente de la Asociación de Amigos del Instituto Zorrilla ·
Tres años después de dejar las aulas continúa documentando la vida de este centro históricoHabrá pocas personas que conozcan mejor el siglo y medio del instituto de Enseñanzas Secundaria Zorrilla que José Luis Orantes. Pisó los centenarios ... pasillos del imponente edificio de ladrillo rojo situado en la Plaza de San Pablo como alumno. A ellos volvió como profesor de Física, asignatura que impartió durante 25 años. Las efemérides que fue cumpliendo la institución, le llevaron a añadir, a sus últimos años de carrera, la gestación de la Asociación de Amigos del centro (es el presidente), que forma parte también de la Federación de Institutos Históricos españoles.
El camino parecía trazado para el día después de sus clases. «Respeto al que deja la tiza y no quiere saber más -reflexiona José Luis-. Pero esta labor te genera la posibilidad de una transición suave. Una jubilación menos inactiva. Y, de paso, mantener un compromiso y ayudar a la institución». Es uno de los veteranos del programa honorífico ya que va por su tercer año (el límite son cuatro).
Orantes presentó un proyecto para gestionar el coqueto museo del centro, del que se ha convertido en un auténtico historiador y, cuando se podía antes de la covid, hacía de guía para visitas o grupos de alumnos. Allí hay piezas e instrumentos de gran interés y que le roban horas de estudio y catalogación. Junto al medio centenar de miembros de la asociación, ha logrado completar todos los claustros de profesores de la historia del instituto.
Este exprofesor de Física se muestra escéptico con el tópico de formar parte de una de las profesiones con más 'quemados'. «Lo que quema no es la docencia -insiste- sino la burocracia. Lo más duro es la cantidad de tiempo inútil que pasamos rellenando papeles que después nadie lee».
Echa la vista atrás, este hombre que ha expurgado en la historia de más de 150 años de docencia en su instituto, y filosofa al decir que «en realidad, la problemática con los alumnos no es tan distinta que hace cien años». En el pequeño microcosmos de las clases siempre aplicó la misma estrategia: «ni norma era que en los primeros 15 días, o te 'matan' o les 'matas'. La que necesitan tus alumnos es un sistema de normas claras».
Siempre tuvo claro que «cuando me jubilara, iba seguir implicado en este trabajo de una forma u otra». José Luis Orantes valora el voluntariado que hacen otros profesores jubilados en muchos centros de la región sin una vinculación legal. Pero él recomienda seguir los protocolos oficiales porque «la cobertura legal que te ofrece no es desdeñable». Y, a pesar de ello, no descarta continuar cuando se le acabe ese 'paraguas' legal el curso próximo. Son demasiados años y recuerdos como para desengancharse de los pasillos del Zorrilla.
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