

Seiscientos bailarines convierten Valladolid en un gigantesco 'ring' de hip hop
Faro Urbano, uno de los cinco festivales más potentes del país, reúne en el LAVA a apasionados del popping, el parkour o el break dance
La primera vez que Tzila vio a Andrea bailar, la pregunta inevitable fue: «¿Cómo hace todo eso con el cuerpo?». «Yo es que venía del ... ballet clásico. Me había apuntado de pequeña porque me gustaba la estética, los movimientos, todo... Pero muy pronto descubrí que aquello no era lo mío». Así que cambió las mallas por amplias camisetas. Se puso viseras y desechó tutús. La danza urbana se convirtió en su pasión, descubrió en Andrea a una profesora y comenzó a responder esa pregunta que tanto le intrigaba. «¿Cómo hace todo eso con el cuerpo?». Y ahora es ella quien retuerce brazos, flexiona rodillas, acompasa el torso al ritmo que marca la música hip hop.
Tzila y Andrea, llegadas desde Bilbao (en grupillo con la valenciana Sara, con el zaragozano Syze), son dos de los cerca de 600 bailarines que participan durante esta semana en Faro Urbano, una cita que reúne en el LAVA a apasionados del popping, del locking, del waacking, del break dance.
El colectivo Fresas con Nata organiza unas jornadas que comenzaron hace 17 años con un corrillo de amigos en el Espacio Joven Norte. «Éramos, como quien dice, diez personas bailando», dice Sara Vinagrero, unas de las coordinadoras de un festival que, desde entonces, no ha hecho otra cosa que crecer. «En 2014 empezamos a tener un nombre y ahora somos uno de los referentes de la danza urbana en España, entre los cinco grandes festivales del país». Los otros se organizan en Madrid, Barcelona, Granada, Galicia.

Ver 41 fotos
«Este año hemos batido récord de participación en hip hop, con 68 parejas», cuenta Vinagrero. En total, si se suman todas las competiciones y actividades, hay cerca de 600 inscritos, llegados de distinto puntos del país y también desde Génova o Dublín. «Es un evento con mucho nivel. Tienes que venir preparado, no te queda otra», aseguran Pvibes y Jus, llegados de Barcelona junto a otros siete integrantes de su 'crew' (su grupo, llamado Vandals), y justo antes de que les toque el turno para competir. Durante 90 segundos (45 para cada uno de ellos) la pareja tendrá que demostrar su destreza en el hip hop. Rokko Rosanegra, dj madrileño instalado ahora en Sevilla, lanza la música y los participantes tienen que bailar para convencer al jurado. De las 68 parejas participantes, 16 se clasificarán para la ronda final, en sucesivas rondas eliminatorias hasta proclamar campeón. Pero, más allá del título, lo importante, destacan, es el ambiente que se genera durante estos días en Valladolid.
«Es nuestro primer año y lo que hemos visto hasta ahora es increíble», dicenKarol y Aitzi, llegadas desde Bilbao. Hablan mientras ensayan unos pasos en la trastienda de la pista, un ring de baile creado por un perímetro de palés de madera que sirven al mismo tiempo de gradas. «La estética es muy buena y la música, guapísima», aseguran Rorro y Kenza, dos de las ocho integrantes de la crew cordobesa Boombaper's. «Aquí se genera una energía muy buena, en la que aprendes de otros y que te anima a bailar mejor», aseguran.
Estas batallas mañaneras de hip hop (continuaron por la tarde, junto a las de popping y house) se celebraron en la Sala Blanca del Lava, mientras que las demostraciones y competiciones de breaking se desarrollaron, con las butacas replegadas, en la sala Concha Velasco. En el exterior, mientras, tenían lugar las exhibiciones y concursos de parlour, con rondas de velocidad, 'freeruning', acrobacias y estilo, donde se valoran «dificultad, fluidez, creatividad y ejecución», explica Miguel Valentini 'Mich', el coordinador de parkour, una disciplina que se integró en el certamen en la edición de 2017.

Ver 20 fotos
«La danza urbana ha llegado a Valladolid gracia a Faro Urbano, sin duda.Al principio, éramos una comunidad muy pequeña y ahora tiene una presencia muy importante en la ciudad», indica Vinagrero. «El mundo de la danza urbana ha evolucionado mucho desde que nosotros comenzamos hace más de quince años a bailar», explican Mikel y Felipe, bailarines procedentes, respectivamente, de Bilbao y Madrid.
«No es solo que antes hubiera menos gente, es que ahora hay muchas más posibilidades para aprender: más escuelas, más tutoriales en Internet, más diversidad... Y también más apoyo de las instituciones», dice Mikel. Un apoyo, aseguran desde Fresas con Nata, colectivo organizador, que se explica aún más si también se tiene en cuenta el impacto turístico y de imagen que para Valladolid deja una cita con 600 participantes. El festival concluye este domingo con actividades, además en el LAVA, en Las Moreras y la sala Andén 47.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.