Seis años para un chapuzón en la piscina Riosol de Valladolid: «Faltan zonas con sombra»
La piscina municipal de Girón reabre sus puertas a los vallisoletanos entre elevadas cifras de afluencia y las expectativas generadas por la renovación de las instalaciones tras la obra
Raúl R. Méndez
Martes, 8 de julio 2025, 06:44
Suele decirse que los mejores regresos son los que se toman su tiempo. Los que se hacen de rogar. Y el de Riosol no ha ... sido para menos. Acusaciones cruzadas entre el actual y el pasado equipo de gobierno de la ciudad, una inversión pública de más de un millón de euros -1,2, concretamente-, un cambio de sociedad, una nueva licitación y más de un lustro de espera han sido necesarios para que los vecinos del barrio de Girón puedan volver a cruzar las puertas de acceso a la renovada piscina municipal, que supera en tamaño y superficie a las otras cuatro -Rondilla, Puente Duero, Juan de Austria, Canterac en Delicias- que acogen también a miles de bañistas durante los meses de verano.
El recinto cuenta con capacidad para 1.100 usuarios, según datos del propio Ayuntamiento de Valladolid. Del 13 de junio al 7 de julio de 2025, Riosol ha acogido a 1.663 adultos y a 992 niños, lo que supone una media aproximada de 67 mayores de edad y 40 menores que acceden a las instalaciones a diario.
1663 Adultos han accedido a las instalaciones desde la reapertura
992 En el caso de los menores de edad
El ambiente es sobre todo estival, se siente vivo y huele a verano urbanita, césped húmedo, cloro nuevo y crema solar. El perfil, variado. Podría decirse que no existe una sola Valladolid en Riosol. Hay jóvenes que juegan a las cartas, alejados por unas horas de la dopamina rápida y estimulante de TikTok, mientras cortan el mazo de la baraja española y reparten, mirándose a los ojos, para ver si pintan bastos. Familias enteras que ruegan que no les despiertes al niño, pues ha costado horrores dormirlo. Niños que antes de tirarse a la piscina hacen, en mitad del aire, tratando de llevarle la contraria a Newton, las piruetas más enrevesadas. Incluso un angloparlante «'with a minimum level of spanish'». Con un mínimo nivel de español.
La mayoría de los visitantes diarios proceden del barrio o visitan la piscina porque les evoca, innegablemente, la Valladolid de su infancia. Juana Galindo aún recuerda, con evidente añoranza, aquellos veranos en Riosol hace cinco décadas, cuando tenía ocho años e iba de la mano de su madre a darse los primeros chapuzones tras el segundo curso de la Educación General Básica (EGB). Poca cosa ha cambiado en realidad para ambas, en pleno 2025: mismo lugar y las costumbres intactas. «Conozco Riosol como la palma de mi mano. Está muy bien, porque es cierto que han modernizado todas las instalaciones, pero han quitado muchos árboles, con lo que faltan áreas con sombra. Venir aquí un sábado o un domingo se traduce en una continua lucha por encontrar zonas en las que el sol no incida directamente», lamenta.
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El de Víctor García (residente en el barrio) y Bruno López (nativo de Villanubla) ha sido el primer día de piscina de la temporada. La reapertura, por aquello de la curiosidad, es lo que les ha incitado a escoger la piscina municipal de Girón como vía con la que combatir el calor asfixiante que azota la ciudad estos días. «Hay mucha amplitud, mucho espacio para descansar y echar la tarde. La piscina está muy, muy bien. Aunque falta algún quiosco donde comprar algún refresco o algo para picar». Pero su principal reivindicación coincide con la de Galindo y con la de la mayoría de los usuarios: «Zonas con sombra, más sombrillas, pues hay pocas y cuesta encontrar sitios en los que no dé el sol, sobre todo durante las primeras horas de la tarde», explican.
Clara Rivas residía en La Victoria, pero ya no vive en la ciudad. Hace tiempo que su vida se desarrolla aún más al norte, en Asturias. Su primer contacto con Riosol ocurre durante su infancia, por lo que asegura «no recordar» del todo la calidad -o el exceso de esta- que tenían las antiguas instalaciones de la piscina. «Ahora estoy de paso. Vengo a ver a la familia. Es mi primer día aquí, y no he podido detectar nada que funcione mal. Al menos, no hay ningún fallo clamoroso», afirma antes de incidir nuevamente en la «falta evidente» de zonas con algo de sombra, donde colocar toallas, bolsas de tela y reservar algo de sitio entre chapuzón y chapuzón.
Galicia también pasa por Riosol
Para participar en un certamen de danza profesional que se celebra en Burgos, Adriane López y Lorena Sotoveira, procedentes de A Coruña, esquivan, bajo la sombra que brinda la copa arbolada de un conífero, los potentes rayos de sol que inciden sobre el césped trasero de Riosol. «La piscina es muy grande, está muy limpia. La zona, muy tranquila, sin conflictos. Quizás lo que más se echa en falta sea un pequeño stand donde adquirir gorros de piscina, comprar algo de comida, etcétera», remarcan, gorro en mano y atravesando las novedosas duchas metálicas con forma de marco de puerta que dan ahora acceso a la zona donde están los vasos, a punto de zambullirse donde hace tan solo unos meses tan solo había cemento.
Por la seguridad, Sergio Álvarez, recepcionista desde la inauguración, asegura que «no hay que preocuparse». Su jornada laboral se desarrolla tras el mostrador de la entrada, y afirma que aunque puede «haber algún que otro conflicto», como sucede en cualquier otro lugar, el ambiente es «muy tranquilo» y marcado, sobre todo, por la «presencia de personas jóvenes».
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