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Un repartidor pasa al lado de una terraza vacía por el toque de queda, el pasado 25 de octubre. ALBERTO MINGUEZA

La segunda ola deja atrás el pico, pero el 95% de la provincia de Valladolid sigue en riesgo «muy alto»

La semana del 1 de noviembre marcó el máximo de positivos, pero los contagios continúan disparados

Antonio G. Encinas

Valladolid

Sábado, 21 de noviembre 2020, 08:03

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Uno de los factores que provoca más desesperanza en esta lucha global contra el Sars-Cov-2 es su inercia contagiosa. La curva de infecciones ... crece soterrada, camuflada en un ejército de asintomáticos que esparcen el virus. Como los síntomas tardan en aparecer, y además el porcentaje de enfermos graves es pequeño, cuando la curva se dispara ya es demasiado tarde. El virus se descontrola, deja de ser rastreable y se propaga a una velocidad capaz de colapsar un sistema sanitario. A partir de ahí, la fuerza de contagio es tan incontenible que las medidas restrictivas tardan mucho tiempo en conseguir un efecto reductor. La inercia contagiosa perdura, es consistente. Y al mismo tiempo conlleva un efecto desmoralizante en los ciudadanos y en los propios expertos sanitarios, que no ven decrecer la dichosa curva.

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