San Martín, el barrio que guarda la pila bautismal de Zorrilla
El pequeño comercio se muestra preocupado por la declaración de Zona de Bajas Emisiones y las pocas ventas en los meses de calor
Su iglesia, en un pasado fue una ermita, da nombre a uno de los barrios más antiguos de Valladolid y a la calle principal de ... este, San Martín. Ubicado en el centro de la ciudad, es uno de los barrios más antiguos y pequeños de esta. Tiene su origen con la repoblación del Conde Ansúrez, cuando los caseríos comenzaron a construirse en las zonas aledañas a la calle San Martín que, en ese momento, recibía el nombre de calle de la Chancillería puesto que discurre entre la calle Angustias y termina en dicha calle.
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A principios del siglo XII, la antigua capilla que daba servicio a los fieles terminó por convertirse en parroquia ante el aumento de población de la zona. En aquel momento, el núcleo inicial de este pequeño barrio fue uno de los primeros en formarse a extramuros de la ciudad, nada tenía que ver su situación en la periferia con su céntrica ubicación en la actualidad.
Hubo un gran aumento de población en la zona cuando en 1489 se estableció en el Palacio de los Vivero el más alto Tribunal de Justicia de Castilla y León, la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Las inmediaciones del edificio se pusieron de moda entre las altas esferas relacionadas con las instituciones judiciales y el barrio comenzó a tomar vida.
Todavía hoy podemos observar los vestigios de las que fueron las casas notables de la época. En el número 14 de la calle San Martín se conserva en su plenitud la fachada de la que fue casa del Secretario Alonso de Arias y, además, en el número 17 se conserva el arco de la que fue casa del licenciado Sotomayor de Peralta.
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La iglesia de San Martín y San Benito el Viejo
Aunque el paso de los años y las numerosas reformas han borrado los vestigios del que fue el templo primitivo, todavía se conserva la torre del siglo XIII. Se cree que este campanario tomó como modelo al de la iglesia de Santa María de la Antigua y, a pesar de que en 1588 se derribó el templo por completo, la torre se mantuvo intacta. La nueva iglesia de San Martín se construyó sobre los cimientos de la anterior y vio la luz en 1621. En 1812 el templo pasó a denominarse iglesia de San Martín y San Benito el Viejo puesto que el edificio de la última fue cerrado al culto y, por la cercanía entre sedes, acabaron unificándose. Además, unos años después, en 1817, el dramaturgo y poeta vallisoletano José Zorrilla fue bautizado en ese templo, conservándose en la actualidad la pila bautismal dentro de la iglesia para admiración de cualquiera, eso sí, cercada con una reja para evitar posibles infortunios.
Con el paso del tiempo se llevaron a cabo diferentes reformas de carácter simbólico hasta que en 1965 se hundieron las bóvedas, las cubiertas de la nave y el crucero a causa del escaso mantenimiento. Por suerte no hubo víctimas y tampoco hubo que lamentar el deterioro de una de las joyas de la escultura vallisoletana tallada en 1625 por Gregorio Fernández, la Quinta Angustia.
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La calle San Martín, arteria principal del barrio, discurre hasta llegar a la iglesia que, para muchos de los vecinos que pasean por sus calles, es la parte más bonita. Alrededor, en las calles confluentes se encuentran numerosos locales y pequeños que mantienen la esencia de la zona y proporcionan todo tipo de servicios a los vecinos. Entre todos ellos y, endulzando el barrio de San Martín, se encuentra Jamila Fikiri, al mando de Confitería-Cafetería Mila.
«Falta gente que venga a comprar»
Jamila Fikiri
Confitería-Cafetería Mila
La continuidad de los pequeños locales de barrio de Valladolid es cada día más complicada, muchos se han tenido que reinventar debido a los precios competitivos de las grandes superficies. A pesar de esto, todavía hay gente dispuesta a ofrecer productos de calidad, como es el caso de Confitería-Cafetería Mila. Jamila, mejor conocida por sus vecinos como 'Mila', es de Marruecos pero vive en Valladolid desde hace tiempo: «Llevo en el barrio 4 años». Respecto a la especialidad de su local, reconoce que hay de todo desde opciones dulces como «café y pasteles» hasta «saladitos, empanadas de chorizo y atún y huevos».
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«Falta gente que venga a comprar», reclamaba Jamila. La llegada del calor y las vacaciones de verano hacen que decenas de vallisoletanos prefieran irse a sus pueblos antes que quedarse en el sofocante calor de la ciudad, «de abril a septiembre la gente se va a los pueblos y falta mucha gente, para sacar el negocio adelante hace falta que vendamos más».
«La Zona de Bajas Emisiones no nos viene nada bien»
Julio González
Persianas Julio González
Por la misma calle y a escasos metros de la tienda de Jamila, encontramos Persianas Julio González, una tienda que lleva 25 años en el barrio aunque su historia es extensa ya que el negocio comenzó de la mano de su bisabuelo en el año 1904, aqune el local de la calle Angustias no se ha conservado. El negocio da servicio principalmente «a personas mayores porque en estos barrios es lo que más hay», reconoce Julio González de Persianas Julio González.
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Su producto estrella son las persianas, de ahí el nombre de su negocio, «las creamos y las instalamos, hacemos todo lo que tenga que ver con persianas», producto que, claramente, se aprecia en cada lugar de su tienda.
En cuanto a la vida en el barrio, reconoce que desde que llegó la zona ha cambiado pero «ha cambiado a mejor». También habla sobre uno de los temas más controvertidos de la ciudad y declara que la nueva normativa que restringe el acceso al centro de la ciudad a determinados vehículos contaminantes les ha afectado: «La Zona de Bajas Emisiones no nos viene nada bien».
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«Es un barrio muy tranquilo, tiene de todo»
Rosa González
Vecina del barrio
Rosa González, vecina del barrio «desde hace 80 años», expresa su adoración por la zona de San Martín: «Es un barrio muy tranquilo, tiene de todo». Lo cierto es que, para ser una de las áreas más pequeñas de la ciudad, tiene muchos establecimientos en sus inmediaciones que abastecen a los vecinos.
Sobre las zonas de ocio de San Martín y la seguridad del área, la vecina declaraba que no hay ni mucho ruido ni peleas ya que «es una zona tranquila», además de que «por las noches hay cafeterías y nadie se enfada».
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En cuanto a las necesidad del barrio, la vecina echa en falta un establecimiento en concreto, «un gimnasio, para no tener que irnos tan lejos». A pesar de esto, está encantada con la zona: «Es un barrio en el que me encuentro muy a gusto. Tiene fruterías que es lo que más se gasta».
«Es un barrio encantador, un barrio que tiene algo»
Rosa González
Vecina del barrio
José Antonio, prefiere no mencionar su apellido, ha estado treinta años sin vivir en la zona pero ha sido vecino del barrio toda la vida. Apuntaba que, mientras señalaba un par de casas con la mano, a pesar de haberse llevado a cabo nuevas construcciones, «el encanto del barrio sigue intacto».
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En cuanto a su zona favorita del barrio, José Antonio nos la señala ya que la tenemos enfrente, «pues hombre, la iglesia de San Martín y San Benito el Viejo», sonríe el hombre mientras menciona el templo en el que se encuentra uno de los pasos más bonitos de la Semana Santa vallisoletana y la pila bautismal en la que fue bautizado el poeta y dramaturgo José Zorrilla.
Cree que la esencia de San Martín ha hecho frente al paso de los años: «Es un barrio encantador, un barrio que tiene algo. Es un barrio de siempre». Ni las nuevas construcciones ni la llegada de vecinos desconocidos ha hecho que una de las áreas de la ciudad con más historia pierda su característica hogareña, ya que como mencionaba Julio González de Persianas Julio González: «Conocemos a la gente y la gente nos conoce a nosotros».
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