La retirada de 10 vehículos de Auvasa al día por el calor preocupa a CSIF
El sindicato remite un informe al concejal Luis Vélez en el que asegura que 63 autobuses tienen más de 12 años
La Sección sindical de CSIF en Autobuses Urbanos de Valladolid S. A. (Auvasa) ha remitido un informe al concejal de Seguridad, Luis Vélez, en el ... que expresa su preocupación por las «constantes averías» que se registran este verano en una parte de los vehículos de su flota, que tienen que ser retirados diariamente hasta el taller por el calentamiento de los motores.
Unas incidencias que sufren sobre todo los vehículos con mayor antigüedad, y que no están adaptados para registrar temperaturas de hasta 40 grados que ha tenido la capital durante el mes de julio.
Según explicaron fuentes sindicales, «el hecho de que tengamos más de una treintena de autobuses que llevan circulando cerca de 20 años se agrava también en verano, de tal modo que genera problemas no solo a los conductores sino también a los pasajeros».
El número de autobuses que se ven afectados periódicamente son unos 36, puesto que llevan más tiempo circulando y registran, según CSIF, «calentamientos y pérdidas de potencia que obligan incluso al conductor a tener que apagar el aire acondicionado interior, mientras están en circulación».
Los chóferes señalan que existen diferencias entre los modelos que tiene Auvasa (Man e Iveco), para aguantar mejor las altas temperaturas. Por su estructura de movilidad, los autobuses articulados se calientan mucho más, y pese a tener climatizador incorporado, cuando se paran para esperar en un semáforo, «pueden tardar hasta seis segundos en coger una velocidad de cinco kilómetros por hora». Estas incidencias afectan a líneas como la número 8, que efectúa el recorrido desde el barrio de Belén a Parquesol.
«Cada vez que sales de un semáforo tienes que quitar el aire acondicionado porque sino se te queda el vehículo clavado sin potencia», explica un conductor de la compañía municipal. Los motores disponen de un sistema de protección para prevenir el calentamiento, de tal forma que cuando sube la temperatura se interrumpe la inyección de combustible a la bomba, lo que incide en la velocidad final del autobús, algo que los viajeros notan. El testigo alerta en el cuadro de mandos del coche, cuando se alcanzan entre los 110 y 120 grados de temperatura en el motor. Los chóferes dan el aviso a la central y esperan la respuesta sobre si se pueden circular o tienen que esperar.
Se reducen las frecuencias
Otra de las consecuencias de estos calentamientos y reducciones de la velocidad es que, según el tipo de los vehículos (para CSIF los autobuses de la marca Man están en mejores condiciones que los de Iveco), el chófer que lo conduce en la misma ruta y línea 'se come' en tiempo al que va por delante.
Los sobrecalentamientos en estos meses estivales de los coches de la empresa municipal de transporte obligan a trasladar a los talleres cada día a una decena de ellos, según el sindicato. Las paradas se realizan normalmente en la cabeceras de las líneas, en donde el conductor ha avisado a la central de la compañía, y tiene que esperar a que le envíen otro autobús.
El averiado se traslada a las instalaciones del polígono de Argales,y allí los operarios del taller realizan una refrigeración urgente del motor. Una hora después, el vehículo puede ser puesto en circulación nuevamente, «hasta que se repita».
De la flota de Auvasa (unos 150 coches) 63 vehículos tienen más de 12 años de antigüedad.
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