Factoría de Renault en Valladolid. Alberto Mingueza

Renault valora en 1.196.885 euros las piezas robadas en la factoría de Valladolid

Tribunales ·

El informe remitido a la jueza detalla las «anomalías» en el inventario informático que incluso obligaron a parar la producción por la falta de suministros

M. J. Pascual

Valladolid

Viernes, 30 de junio 2023, 00:00

En total son 1.196.885 euros. Hasta ahora solo había especulaciones sobre la cuantía global del valor de las piezas sustraídas en los almacenes ... de la factoría de Renault en Valladolid. Desde que saltó hace tres meses la operación para detener a los presuntos autores de los robos, ya en el atestado policial se reflejaba que, como poco, el perjuicio económico alcanzaría los 600.000 euros pues alguno de estos componentes, como los catalizadores ('pot catalityque'), considerados las joyas de los coches, alcanzan precios muy elevados: solo una unidad vale 356 euros y suelen ser piezas que se roban por encargo. En ese coste no se incluye la mano de obra.

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La magistrada titular del Juzgado de Instrucción 6 de Valladolid que instruye el caso había solicitado un informe a la compañía de automoción con la cifra exacta de los componentes 'volatilizados' y su valor. Todos ellos figuran como «anomalías detectadas en el inventario informático» desde el 25 de agosto de 2021 al 1 de enero de 2023. El valor global que reclama el grupo asciende a 1.196.885 euros.

En esta cuantía de los perjuicios ocasionados por el goteo de hurtos de los últimos dos años, la multinacional incluye también la parada de la línea de producción durante una hora en uno de los turnos del 13 de diciembre de 2022 por falta de suministro de 'pots', lo que le costó, según sus cálculos, 9.600 euros.

Arandelas, contenedores y palés, valorados en 103.426 euros, se vendieron como chatarra

Tal y como aparecen en las tablas incorporadas al detallado informe de las sustracciones que la instructora de las diligencias le requirió a Renault, los empleados investigados lograron sacar de los almacenes arrendados por la empresa subsidiaria Arcese en el mismo recinto de la factoría un total de 95.521 piezas. Parte de estos elementos fueron vendidos como simple chatarra, como ocurrió con las anillas (7.200 unidades, con un coste total de 32.400 euros), los contenedores vacíos (240, valorados en 59.736 euros) y los palets de madera (800, por 11.280 euros). A día de hoy la investigación no ha permitido determinar el destino ni la identidad de los compradores de los componentes robados.

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Las investigaciones de la Policía Nacional se iniciaron a raíz de las denuncias presentadas tanto por el director de Logística de Arcese España, sociedad que recepciona componentes para la factoría vallisoletana, como por el responsable de Seguridad de Renault.

La factoría de Motores de Valladolid, que se dedica a la fabricación de motores de combustión interna y de piezas de mecánica que son componentes del motor, tiene dos actividades principales. Una es la de mecanizado, por la que se moldean o fabrican nuevas piezas por líneas de producción a partir de una pieza en bruto y luego son utilizadas para el montaje o se destinan a la exportación a otras fábricas del grupo. La otra es la de montaje de motores, en la que se ensamblan las piezas para fabricar los diferentes tipos de motor como producto acabado. Aquí, los diferentes puestos de la línea van montando, de forma automática o a mano, las piezas necesarias hasta tener el motor terminado. Ambas actividades tienen en común que necesitan las piezas que provienen de los diferentes proveedores, en bruto para las líneas de mecanizado o como componentes si se trata de las líneas de montaje. Estas piezas llegan a los almacenes (en este caso, gestionados por Arcese), y desde allí se sirven a los diferentes puntos de consumo de las líneas de producción para ser montadas en los motores.

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Sistema informatizado

Los componentes para la fabricación de motores llegan en camiones a los almacenes logísticos, se descargan y se recepcionan informáticamente en el sistema, tanto por personal de almacenes de Renault como por personal de Arcese, que es el prestatario logístico. El operario escanea con una pistola de lectura cada contenedor y lo da de alta en el sistema informático como material recepcionado. Esta se almacena en el lugar indicado por el sistema informático de gestión del almacén por personal de una u otra empresa según donde pertenezcan estas piezas. En función de las necesidades, los contenedores se recogen y se envían a las líneas de producción. Estos transportes internos con chóferes se subcontratan con una empresa. Los contenedores vacíos se devuelven a Arcese (Nave C).

Cada referencia de piezas, señala Renault en su informe, «tiene un flujo físico establecido, con su lugar de recepción, estocaje y puntos de consumo» y por cada referencia hay un flujo de información en una aplicación informática que «establece el momento y dónde se tiene que escanear el código de la etiqueta de cada contenedor y no todas las referencias tienen el mismo tratamiento». Una vez que las piezas son montadas en el motor se las da por consumidas y se descuentan del sistema informático. Ante una alerta o una anomalía, se puede revisar el histórico de movimientos para intentar determinar la trazabilidad de los movimientos de un contenedor.

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Cada día se realizan inventarios con un conteo físico por parte del inventarista de Renault y personal de Arcese. Ellos transmiten los datos al técnico de gestión de piezas, que verifica la «coherencia» de los mismos. Si se produce un desvío y no se encuentra la causa o justificación y dichos análisis llevan a identificar como posible causa una desaparición o sustracción de las piezas, la información se reporta al servicio de seguridad de Renault.

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La empresa suministradora de componentes para Motores presentó en Madrid el 17 de enero la primera denuncia, el asunto se derivó a Valladolid y los especialistas en robos de la Brigada Provincial de la Policía Nacional empezaron a investigar sobre la falta de tres contenedores con catalizadores, por valor de 69.174 euros, que habían sido recibidos con destino a la cadena de montaje en Renault Valladolid pero que habían desaparecido. Las grabaciones de seguridad de las cámaras de las naves donde se recibieron los tres contenedores revelaron que un jefe de equipo de Arcese, Jesús P. A., en supuesta connivencia con el conductor de un camión de reparto interno, Alejandro Ignacio J. M., cargó en dicho vehículo el material sustraído, con destino desconocido. Junto a ambos, se detuvo a un tercer empleado, un carretillero de Renault, José Ignacio S. G.

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El responsable de seguridad de Renault amplió la denuncia inicial de Arcese al constatar el mismo 'modus operandi' en un goteo de sustracciones registradas desde hacía, al menos, dos años atrás. Además de los detenidos en la primera fase de la operación, se investigó por su supuesta implicación a Álvaro N. S. y Luis María C. P., así como a otro camionero de traslados internos, Pedro H. C., que ya no trabaja para el grupo. Estos habrían cooperado con los anteriores para «camuflar o despistar» la falta de los contenedores sustraídos. Según refiere el atestado de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Valladolid, este grupo de empleados, en la misma zona de los almacenes (Nave B), «de forma organizada y con un reparto de tareas y funciones sincronizadas que permiten el éxito de la operación, se apodera del material sustraído, seguramente una vez al mes o mes y medio, dándole en unos casos la apariencia de haber sido extraviado y en otros la de haber sido ya utilizado, para seguidamente y aprovechándose de los camiones de transporte, sacarlo fuera del recinto de la propia fábrica».

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En la segunda fase de la operación se detuvo también a Alejandro H. H. y Luis Miguel A A., supuestos intermediarios; Ramiro G. P., un tercer camionero; el carretillero Herminio Isaías P. M.; Jesús Fernando G. D., responsable de la nave de la calle Esmeralda, donde la Policía Nacional interceptó un cargamento; y a Manuel F. F., inventarista.

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En total, doce personas fueron puestas a disposición judicial como presuntos autores de los delitos de hurto grave continuado o apropiación indebida y pertenencia a grupo criminal. A fecha de hoy todos ellos están en libertad y las diligencias siguen abiertas.

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