Quince minutos de parto en casa, con teleasistencia y un final feliz en Valladolid
Dos técnicos sanitarios y una médico del 112 ayudan a dar a luz a una mujer que rompió aguas en su domicilio sin que diese tiempo a trasladarla al hospital
«Había roto aguas, y el padre estaba visiblemente muy nervioso». Sin embargo, el final «mereció la pena».
Poco después del mediodía de este ... martes, la sala del 112 de Castilla y León derivaba una llamada desde un domicilio particular en el barrio de Huerta del Rey, en Valladolid, en el que una mujer había roto aguas.
«Por desgracia, la situación provocada por la pandemia hacía que no tuviésemos ambulancias medicalizadas», comienza Rosa María García, médico del Centro Coordinador de Urgencias del 112 en la comunidad, quien enseguida añade: «aún así, los técnicos no tardaron tanto en llegar, pero el bebé tenía prisa por nacer».
La madre, de nacionalidad española, ya recostada sobre una cama en su domicilio, con la ayuda de su pareja, preparaba la llegada al mundo de un niño que no olvidarán Gonzalo y Jesús, técnico sanitario y conductor de la ambulancia del centro de salud de Canterac, quienes fueron los encargados de hacer «de matronas» con la ayuda de un teléfono.
«Lo han hecho muy bien, pero al principio lo único que me decían es que por favor no colgase...», señala Rosa María, quien explica cómo fueron los apenas quince minutos que duró «un parto rápido».
Indicaciones básicas para los asistentes, entre las que destacaba que la cabeza del bebé, cuando apareciese, no debía balancearse. «Tenían que sujetar la cabeza del niño como si fuese una pelota de rugby», incide la médico. «La madre tenían necesidad de pujo inminente, y había que resolverlo allí», añade.
El niño, para el que sus padres aún no tenían nombre en esos instantes, apareció, y sin más complicaciones, nació en un parto «inusal», pero que no es el único que ha asistido vía telefónica la médico del 112. «En las zonas periféricas es más habitual, pero en la ciudad es más extraño», reconoce.
El escaso cuarto de hora del nacimiento, convertido «en horas» para los implicados, terminó con la madre y el retoño felizmente trasladada al Hospital Río Hortega, para recuperarse del alumbramiento y del «susto».
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