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Comerciantes y vecinos de Puente Duero Rodrigo Ucero

Vida de Barrio

Puente Duero, el barrio de Valladolid que tuvo playa: «Había un ambientazo, lo llamábamos BeniDuero»

Hasta 1960, esta zona de Valladolid fue un municipio prácticamente independiente, con su propio ayuntamiento y vida local

Viernes, 17 de octubre 2025, 06:55

Aunque a simple vista no lo parezca, Puente Duero es un barrio de Valladolid. Lo es a todos los afectos desde 1960, si bien tiene ... un paisaje urbanístico y una forma de vida típica de un pueblo. Su historia es la de una encrucijada de caminos, un lugar de paso convertido en hogar, donde el rumor del río y la piedra del puente medieval narran siglos de vida y transformación.

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El nombre del barrio no deja lugar a dudas. El puente sobre el río fue su razón de ser. La estructura, que algunos estudiosos creen asentada sobre un antiguo vado romano, ya aparece documentada en el siglo XVI, cuando el ayuntamiento de aquel entonces ordenó su reparación junto con el de Boecillo. Con sus arcos de piedra y su característica forma en lomo de asno, el puente ha sido testigo de viajeros, pastores y comerciantes que cruzaban la Cañada Real Leonesa Oriental, una de las grandes rutas ganaderas de Castilla.

Durante siglos, el lugar fue paso obligado en la comunicación entre Valladolid y el sur de la provincia.

El río y el puente marcaron su destino. Primero como enclave estratégico y más tarde como pequeño pueblo en torno a la iglesia de Santa María de Duero, hoy parroquia del barrio.

Hasta 1960, Puente Duero fue un municipio prácticamente independiente, con su propio ayuntamiento y vida local. Ese mismo año, se formalizó su anexión a Valladolid, una decisión que muchos vecinos vivieron con sentimientos encontrados. A partir de los años 70, el crecimiento urbano y la mejora de las comunicaciones transformaron su fisonomía. Llegaron nuevos residentes buscando tranquilidad sin renunciar a los servicios de la ciudad.

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Playa de Puente Duero repleta de bañistas en la década de los 70. Archivo Municipal de Valladolid

El puente medieval -hoy destinado solo al tráfico local- aún es en pleno 2025 el símbolo del barrio. Su estrechez obliga a regular el paso con semáforos, como ocurre en otros pueblos como Cabezón de Pisuerga, y su estructura de piedra de sillería, con arcos apuntados, mantiene la huella de siglos de historia.

Hoy, Puente Duero combina el encanto de un entorno natural con las ventajas de un barrio bien conectado.

Inauguración de la piscina de Puente Duero con el entonces Alcalde de Valladolid, León de la Riva, en 1997. Archivo Municipal de Valladolid

Sus más de 1.200 vecinos disfrutan de zonas verdes, una activa vida asociativa y la cercanía del pinar de Antequera, un pulmón natural que forma parte del paisaje cotidiano.

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A escasos metros de su puente de sillería irregular caliza, se encuentra la peluquería Royma, donde el timón del barco lo llevan las hermanas Rosi y Mari Carmen Gregorio. Son vecinas del barrio de toda la vida y solo con preguntar cómo ha sido criarse aquí resulta inevitable que pongan una sonrisa de oreja a oreja. «Aquí somos muy felices, tenemos zonas para pasear como el pinar y antes teníamos una playa que también era espectacular» cuenta con entusiasmo Rosi. «En verano se montaban barbacoas, se hacían conciertos... era muy bonito pero ahora todo eso es maleza y da mucha pena verlo» explica apenada ante la actual situación de una de las zonas de recreo más reclamadas del barrio.

«Los vecinos y la gente de fuera que viene aquí a vivir no se plantea irse a otros barrios porque somos muy felices»

Rosi Gregorio

Peluquera del barrio

Su hermana Mari Carmen, también muy orgullosa de ser de Puente Duero es aún más crítica, y considera que el ayuntamiento «nos tiene un poco abandonados». Asegura que «hace falta construir más para la gente joven y más comercios que den vida al barrio» apostilla ya que muchos han tenido que irse fuera para «buscarse la vida».

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No obstante, Rosi tiene que claro que todo el que viene o se cría aquí, no quiere irse. «Yo tengo tres hijos y ninguno se ha planteado marcharse de este barrio» concluye para dar paso a unos consejos de peluquería, su especialidad.

Ya adentrados en el barrio, los vecinos más veteranos hacen sus recados habituales donde las fruterías, los ultramarinos y los bares para el vermú de medio día están a pleno rendimiento. Rocío Fernández camina con su carro de la compra para dejar las cosas en casa.

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«Antes gracias a la playa había mucho ambiente, lo llamábamos BeniDuero»

Rocío Fernández

Vecina del barrio

También forma parte del barrio desde pequeña y se conoce cada rincón como la palma de su mano. «Yo estoy muy contenta con cómo está Puente Duero, es muy tranquilo y no estamos nada lejos de la ciudad» dice mientras nos muestra por donde pasea habitualmente. Al igual que Rosi y Mari Carmen, Rocío Fernández echa mucho de menos la playa en verano. «No sois conscientes de la cantidad de gente que venía de fuera solo para ir a la playa de Puente Duero, había mucho ambiente, lo llamábamos BeniDuero» explica mientras no puede evitar reírse.

Antes de visitar su iglesia y cruzar el puente, esta simpática vecina nos recomienda ir a los bares que se encuentran en la acera de en frente. Allí se encuentra el Delicatessen a la leña, un lugar ideal para comer comida castellana tradicional y que por la mañana se encuentra lleno para servir desayunos. Allí está Laura Saavedra, camarera que se mudó a Puente Duero hace cuatro años.

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«La gente hace vida de un pueblo y no lo sienten como un barrio de Valladolid»

Laura Saavedra

Camarera en Puente Duero

«A mí me han acogido con los brazos abiertos, me encanta este sitio» dice feliz mientras recoge una torre de platos y tazas para limpiar. Laura también asegura que «la gente hace vida de un pueblo y no lo sienten como un barrio de Valladolid». De hecho, son muchos los vecinos que actualmente, no se sienten conformes con el hecho de que Puente Duero se considere un barrio a pesar de que han pasado más de cinco décadas desde que dejó de ser un municipio.

La próxima semana...

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