Vida de barrio
Vecinos de Las Flores: «Vivimos tranquilos, con la puerta de casa abierta todo el día»Las primeras edificaciones fueron emprendidas por los propios compradores, que levantaron viviendas modestas pero sólidas y que hoy en día se mantienen intactas
El origen del barrio de Las Flores se remonta a la década de los años sesenta, cuando una gran finca de almendros, que lindaba con el casco urbano de Valladolid, fue parcelada por su propietario para vender pequeños lotes a quienes quisieran construir su vivienda. La expansión industrial de la ciudad provocó un enorme crecimiento de migración del medio rural, y muchas familias procedentes de pueblos cercanos acudieron al llamamiento del desarrollo urbano para abandonar la vida de campo.
La edificación fue muchas veces emprendida por los propios compradores, que levantaron viviendas modestas pero sólidas. Llama la atención que, aunque el proceso fue informal, pues en ocasiones las adjudicaciones eran dadas con un simple apretón de manos, nunca se debatió como una barriada de chabolas. Las casas construidas eran casas molineras o viviendas modestas, pero con estructura, y siempre bajo la iniciativa de los propios vecinos.
Durante sus primeras décadas, Las Flores vivió un crecimiento gradual en un contexto de ciertas carencias de servicios urbanos. Por ejemplo, fue uno de los últimos barrios de Valladolid en tener sistemas de alcantarillado e incluso algunas viviendas continuaron usando fosas sépticas hasta el año 2007 aproximadamente. Las calles eran de tierra, los caminos se convertían en barrizales cuando llovía, y muchas viviendas permanecieron tiempo sin legalizar formalmente su estatus urbanístico.
No obstante, el barrio no estuvo desprovisto de carácter, pues estaba rodeado de naves industriales y situado sobre laderas que dominaban el paisaje, en el que los vecinos fueron transformando el entorno. Con el paso del tiempo aparecieron parques, jardines, zonas de recreo, tiendas de barrio, bares, un centro de mayores y un centro cívico (aunque proyectado y con algunas trabas) que buscaban dotar de vida comunitaria al tejido urbano.
Hoy, Las Flores es un barrio joven pero con historia, y aunque es una de las zonas menos densas de Valladolid, con unas 60 hectáreas y alrededor de 2.165 habitantes según los últimos datos del Ayuntamiento (año 2022), ha crecido alrededor de un 10% en la última década.
Isidro, o bien 'Isi' para los amigos, es propietario del bar de Los Almendros, uno de los pocos que quedan abiertos en esta zona. Lleva más de diez años al frente de su local y su trato con los clientes refleja la bonita familiaridad que hay en el barrio. Aunque él no es originario de Las Flores, su mujer sí, y eso le ha permitido conocer la zona desde hace más de 35 años. «Esto ha cambiado bastante, con el paso de los años ha venido gente de todos los lados, gente buena y gente mala», apostilla con una tímida sonrisa con la que deja claro que no está del todo contento con cómo ha cambiado el barrio.
«Necesitamos más bares, una farmacia, un kiosco y algunas tiendas, cuando yo cierro no hay hostelería, no hay vida en el barrio»
Isidro
Hostelero en Las Flores
De hecho, Isi tiene en su cabeza una larga lista de comercios y servicios que echa en falta para que la vida en Las Flores sea más fácil y agradable para todos. «Necesitamos más bares, una farmacia, un kiosco y algunas tiendas, cuando yo cierro no hay hostelería, no hay vida en el barrio», afirma. Pero eso sí, a pesar de sus reivindicaciones, este veterano hostelero que lleva más de media vida detrás de una barra destaca el carácter del lugar. «Para mi esto no es un barrio, es un pueblo, la gente es la misma todos los días y eso crea una comunidad muy unida», concluye.
Unos metros más adelante nos acompaña para presentarnos a su mujer, Pilar Fernández, vecina de Las Flores desde hace nada más y nada menos que 59 años. A ello hay que sumarle que es miembro de la asociación de vecinos del barrio, por lo que se conoce cada rincón como la palma de su mano. Recuerda con una agradable sonrisa sus primeros años aquí. Cuando nació «no había ni aceras, ni luz, ni agua, y fueron precisamente los vecinos quienes, poco a poco, hicieron evolucionar la zona», explica mientras nos muestra las calles principales. «Aquí podemos decir muy orgullosos que hemos construido el barrio con nuestra propias manos», afirma.
Actualmente, junto con el resto de miembros de la asociación, Pilar explica las principales luchas a las que se enfrentan los vecinos de Las Flores. La que más destaca es la limpieza del vertedero situado en el Camino Hornillos. «Queremos que quiten eso porque es un lugar donde se acumula chatarra y muchas basura, es una imagen y una situación que afecta al barrio», explica preocupada.
«Aquí podemos decir muy orgullosos que hemos construido el barrio con nuestra propias manos»
Pilar Fernández
Vecina y miembro de la asociación de vecinos de Las Flores
Y por otro lado, esta amable vallisoletana siempre que muestra el barrio a la gente de otras zona invita a descubrirlo sin prejuicios. «Este barrio tiene mala fama por lo que solo se ve desde fuera, pero no es un barrio de paso. Hay que venir a él para entenderlo. Aquí se vive muy bien, hay tranquilidad, casas con patio y calles abiertas, vivimos tranquilos e incluso dejamos aún la puerta abierta todo el día como se hace en los pueblos», cuenta orgullosa.
Otro vecina, Luisa Zapatero, que lleva 25 años en la zona, subraya la misma sensación de tranquilidad que Pilar Fernández. «Con el tiempo ha tenido más actividad -no para bien- pero destaco la tranquilidad» explica mientras pasea su perro. Sin embargo, Luisa Zapatero deja claro que el Ayuntamiento «tiene el barrio completamente abandonado». Esto se debe a que echa en falta más limpieza y arreglos en algunas zonas, que con los años se han deteriorado y no han vuelto a repararse.
«Hay ciertas calles que tienen árboles en medio y te tienes que ir a la carretera para poder pasear, eso en el centro seguro que no ocurre», pone de ejemplo. También explica que la zona del pinar que hay a las afueras del barrio es «ideal para pasear» aunque «cada vez tiene más suciedad y basura».
«Echo en falta más limpieza y arreglos en algunas calles en las que no se puede ni pasear y tienes que ir por la carretera»
Luisa Zapatero
Vecina de Las Flores
A pesar de estos retos, todos coinciden en el cariño por sus rincones favoritos. La Plaza de Mayo, las pistas de baloncesto o las impresionantes vistas que hay de toda la ciudad, espacios que mantienen la esencia del barrio y donde la memoria de la infancia y la vida comunitaria sigue viva. Las Flores es, en definitiva, un lugar donde la convivencia, la historia y el esfuerzo vecinal se entrelazan para crear un barrio único en Valladolid, un verdadero pueblo dentro de la ciudad con sus retos, sus recuerdos y su innegable calidez humana.
La próxima semana...
Nos acercamos hasta Puente Duero, histórico pueblo de Valladolid que se convirtió en barrio hace 65 años.
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