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Vecinos y comerciantes del Barrio Belén Rodrigo Ucero

Vida de Barrio

Barrio Belén, la zona cuya presencia universitaria «es clave para mantenerla viva»

El Campus Miguel Delibes se sitúa dentro del ámbito del barrio, ideado como una ciudad universitaria, con espacios ajardinados, infraestructuras modernas y conexiones subterráneas entre edificios

Viernes, 3 de octubre 2025, 07:08

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El barrio Belén es un testimonio vivo de crecimiento urbano periférico que se ha transformado paulatinamente, primero como zona de huertas y expasiones residenciales, hasta articulares como distrito con fuertes vínculos con la vida comunitaria y universitaria de Valladolid.

Su ubicación, al borde la trama consolidada de la capital, le ha conferido una condición intermedia. En parte, 'a las afueras', pero cada vez más intregado gracias a diferentes infraestructuras como el túnel de Andrómeda, el cual mejora el acceso al centro urbano.

Imagen después - A la izquierda, el Barrio Belén a finales de los años 60 con las calles aún sin asfaltar. A la derecha, una calle del Barrio Belén en la actualidad.
Imagen antes - A la izquierda, el Barrio Belén a finales de los años 60 con las calles aún sin asfaltar. A la derecha, una calle del Barrio Belén en la actualidad.
A la izquierda, el Barrio Belén a finales de los años 60 con las calles aún sin asfaltar. A la derecha, una calle del Barrio Belén en la actualidad.

En el corazón de la identidad del barrio late una historia religiosa y arquitectónica que remite al antiguo convento de Belén, fundado en 1538 por María de Sandoval sobre terrenos que pertenecían a vecinos de la ciudad. Ese convento llegó a ser objeto de una polémica acogida. En 1559, seis religiosas fueron acusadas de herejía luterana y algunas fueron condenadas y ejecutadas en la plaza Mayor. Con el paso del tiempo, el edficio entró en deterioro, y fue abandonado hacia el siglo XIX y en 1841, fue declarado en ruinas.

La iglesia del convento se transformó en parroquia de San Juan hasta que en 1882 se derribó el edificio para construir el colegio San José en sus terrenos, una obra que finalizó tres años después, en 1885. Esto marca un símbolo del tránsito entre lo antiguo y lo contemporáneo. Por un lado, el barrio toma su nombre del viejo convento, pero su fisonomía se forja en épocas recientes.

Obras del nuevo edificio de la Facultad de Educación, en el Campus Miguel Delibes en el año 2001. G. V

En las últimas décadas, Belén ha ganado protagonismo por su proximidad a los campus universitarios. El Campus Miguel Delibes se sitúa dentro del ámbito del barrio, ideado como una ciudad universitaria, con espacios ajardinados, infraestructuras modernas y conexiones subterráneas entre edificios. Esta presencia universitaria aporta una vitalidad diaria gracias a las actividades de los estudiantes y docentes.

Alma Cadena, la hostelera que regenta el bar 'La Buona Vita' a escasos metros del aulario desde hace siete años, lo confirma con entusiasmo. «Con los universitarios aquí los días son tremendos. Se trabaja muy bien y con los chicos estamos estupendamente, le dan mucha vida al barrio» apostilla.

«Con los universitarios aquí los días son tremendos, se trabaja muy bien»

Alma Cadena

Hostelera

Alma Cadena, hostelera del barrio Belén. Rodrigo Ucero

Aunque ella no reside en Belén, esta simpática hostelera reconoce que trabajar allí es cómodo y agradable y no tiene pensado moverse del que es ya su segundo hogar. «La clientela se reparte entre vecinos y estudiantes, y esa convivencia le da dinamismo al día a día» explica mientras sirven otra tanda de desayunos. Sus palabras revelan cómo la cercanía con las facultades ha transformado la vida económica, generando oportunidades y aportando vitalidad a las calles.

Ya adentrados en el barrio, Segismundo Herrero se detiene para explicar la evolución de la zona. Vecino desde hace treinta años y casualmente cliente habitual de 'La buona vita' está muy feliz por cómo ha evolucionado. «La presencia universitaria es clave para mantener vivo el barrio» afirma de forma tajante. «Hay más gente y como están las universidades, esto está animado desde primera hora de la mañana».

«La presencia universitaria es clave para mantener vivo el barrio»

Segismundo Herrero

Vecino del barrio

Segismundo Herrero , vecino del barrio. Rodrigo Ucero

No obstante, Segismundo también destaca una carencia importante, la falta de supermercados. «Antes había hasta tres supermercados, ahora solo tenemos uno y a muchos vecinos les pilla muy lejos» comenta preocupado. En sus palabras se percibe la nostalgia de un barrio con más opciones comerciales, aunque también el orgullo de vivir en un lugar distinto, donde las casas bajas siguen marcando la diferencia como ocurre con otros barrios como San Pedro Regalado o Barrio España.

«La Plaza de las Nieves es ideal para los jóvenes y los vecinos que quieren pasar tiempo con los nietos y los padres»

A. Salazar

Vecina del barrio

Uno de los puntos de encuentro clave de este barrio es la Plaza de las Nieves, espacio que A. Salazar lo define sin duda como su rincón favorito. Esta veterana vecina que, con un clásico carro de la compra se dispone a iniciar una mañana de recados, explica lo que significa para ella este rincón.

Imagen después - A. Salazar, vecina del Barrio Belén y la Plaza de las Nieves.
Imagen antes - A. Salazar, vecina del Barrio Belén y la Plaza de las Nieves.
A. Salazar, vecina del Barrio Belén y la Plaza de las Nieves. Rodrigo Ucero

Allí comparte tardes con sus nietos, se sienta a conversar y disfruta de un ambiente vecinal que conserva la cercanía de antaño. «Tienen los columpios, canastas y mesas con juegos, todo muy bien para los jóvenes y los vecinos que quieren pasar tiempo con los nietos y los padres» comenta con sencillez. La plaza se convierte así en un símbolo del barrio, un lugar de paso y de convivencia donde lo cotidiano se transforma en un pequeño acontecimiento, y donde se forja buena parte de la vida comunitaria.

Belén, en definitiva, es mucho más que un barrio residencial. Es un lugar donde la vida se construye a base de encuentros sencillos, en una plaza, en la barra de un bar, en las conversaciones entre vecinos que se saludan cada día. Un barrio que ha sabido adaptarse a los cambios sin perder su esencia y que, como afirman quienes lo habitan, sigue siendo un rincón tranquilo, acogedor y lleno de vida a las afueras de Valladolid.

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