Villalón, un espacio tranquilo para el turismo de seguridad

En el mapa de la covid de Valladolid, la zona básica de Villalón de Campos se conserva desde hace semanas en color verde, como una especie de oasis en el que se mantienen a raya los contagios por el virus. Por eso, en estos momentos de incertidumbre y prudencia, la localidad y su comarca se posicionan también como un espacio para un turismo de seguridad, según hizo ver el alcalde villalonés, José Ángel Alonso, quien explicó que el color verde «es fruto del esfuerzo de muchísimas personas, como sanitarios, guardia civil, operarios municipales, voluntarios, concejales y, especialmente, de los villaloneses y de los vecinos de la comarca». Por eso, manifestó estar «muy orgulloso de representar a una sociedad así», a la vez que pidió a todos que «por favor extremen las precauciones, y que si no lo hacen por ellos, lo hagan por sus seres queridos».

La oportunidad para viajar a Villalón llega este sábado con motivo de una atractiva demostración de oficios artísticos y tradicionales que se va celebrar en su plaza Mayor, de 11 a 16 horas, con la presencia de cinco artesanos, que trabajarán con distintos materiales: Miguel Ángel Tapia mostrará su trabajo en madera; Félix Pastor se ocupará de la marroquinería; Tonelería Burgos trabajará en toneles; María Alameda mostrará su destreza con el vidrio; Teresa Aliagas acercará su labor en el grabado en metal, y, por último, Ana González se centrará en trabajos de restauración.

La feria será sin duda el momento para disfrutar en la plaza Mayor del imponte rollo gótico mandado erigir en el siglo XVI por el conde de Benavente, Rodrigo Alonso Pimentel. A escasos metros, abre sus puerta la iglesia de San Miguel, uno de los templos gótico mudéjares de mayor relevancia de la provincia de Valladolid. Su origen se remonta a los siglos XIII y XIV. La obra más importante entre las que se pueden reseñar dentro del templo es el sepulcro del canónigo leonés don Diego González del Barco, fallecido en 1536, que va adosado al muro y que fue realizado por Juan de Juni.

Al final de la calle Mayor se encuentra la iglesia de San Juan Bautista, un templo gótico mudéjar de la segunda mitad del siglo XV, edificado en tapial y ladrillo. El retablo mayor presenta pinturas sobre tabla atribuidas al Maestro de Palanquinos. La casa parroquial es albergue para los peregrinos del Camino de Santiago en su recorrido desde Madrid. La iglesia de San Pedro, del siglo XV, destaca por sus bóvedas de arista que cubren las tres naves y la cúpula decorada con yeserías que hay en el presbiterio.

Un paseo por las calles de la villa descubrirá al visitante su rica arquitectura civil, que refleja el importante pasado ferial de la villa con magníficas casas blasonadas. Un entramado urbano bajo el que se esconden decenas de centenarias bodegas, que tienen su particular Centro de Interpretación de Patrimonio Subterráneo en un histórico aljibe.

No de debe dejar de visitar el Museo del Queso, donde se recuerda de una manera amena la importante tradición quesera de la localidad de fama nacional. La escultura de la quesera, que preside la plaza Mayor, es el mejor homenaje a esta tradición. El Centro del Palomar, el Museo del Calzado Vibot, que recoge la obra de una familia con 200 años de experiencia en el sector, el Museo Etnográfico de la Labranza del Ayer, con una colección de aperos y utensilios de labranza, o una ruta por las fuentes merecen también ser tenidos en cuenta.

En la visita no deberá faltar la degustación de la sabrosa gastronomía villalonesa, con embutidos de la matanza del cerdo, lentejas de Tierra de Campos, pollo de corral, pichones de los palomares de la comarca, perdiz estofada, liebre escabechada, chuletillas a la brasa o lechazo asado en horno de leña con cazuela de barro, sin olvidar el queso curado o el fresco, conocido como pata de mulo.