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Un visitante observa un expositor con viejas cerraduras poco antes de inaugurase la exposición M.G.M.

Villafrechós abre una feria con cientos de objetos de coleccionismo, muebles, antigüedades y creaciones originales

El ebanista Aritx Martín y su esposa Laura Fernández ponen en labor la carpintería tradicional en una muestra que se prolongará hasta el 18 de agosto como una oportunidad de encontrar piezas únicas

Jueves, 14 de agosto 2025, 09:21

Los muebles hechos a mano, las antigüedades, las viejas puertas, ventanas, columnas o balcones son siempre una importante alternativa para quien se hace una casa, ... la rehabilita o quiere cambiar su decoración, siempre buscando un singular toque de distinción. Todo un mundo de bellas posibilidades que desde este jueves hasta el 18 de agosto ofrece en Villafrechós la carpintería El Roble en una gran exposición de muebles, coleccionismo, antigüedades, creaciones originales y decoración, en horario de 11 a 14 horas y de 17 a 22 horas. Sin duda alguna, será una oportunidad de encontrar piezas únicas.

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La muestra, con el subtítulo de desembalaje de antigüedades, se ha trasladado de un local de la localidad donde se había hecho otras veces a una gran nave de una antigua vaquería que se ubica en la avenida Virgen de Cabo en el camino que va hasta la ermita de la patrona. Un espacio en el que la mirada será imposible que se detenga en alguno de los cientos de objetos que se muestran, en una visita que empieza en el patio exterior donde destacan las rejas de hierro de balcones, una mesa con asientos que se convierte en banco, un cántaro tradicional de leche, una trituradora de paja o una moto Guzzi.

Con palabras certeras, el vecino ebanista Aritx Martín, con grandes barbas y tranquilidad envidiable, explica el origen, material y función de cada pieza. Tenía 12 años cuando, con un taladro de mano, viejos formones y un cepillo de mano de la caja de bricolaje de su padre, ya hacía juguetes como una espada de madera, un caballito de palo o tablas de embutidos, no tardando en hacer piezas para ser vendidas en tiendas de Urueña y Astorga en el inicio de su actividad como excelente ebanista que ha llegado hasta la actualidad. De aquellos primeros tiempos, en la muestra pasa desapercibido un pequeño monje, primera escultura en madera que Aritx hizo a los 15 años, “cuando ya veía una rama y pensaba qué podía tallar en ella”, como a su padre, Jesús Martín, siempre le gusta recordar, del que se exponen algunas piezas realizadas en forja.

A sus 43 años, a Aritx le gusta que le asocien a la imagen del carpintero de otros tiempos, que “tan pronto hacía la estructura de una casa o arreglaba unas puertas traseras como tallaba la escultura de la Virgen o de algún santo”. Pero también, como se aprecia en la exposición, poder tallar de las raíces de un viejo olmo de ribera el soporte para una mesa o de un tronco hueco un mueble con baldas de cristal. Junto a este excelente ebanista se encuentra su mujer, Laura Fernández, que desde hace años se ha incorporado al oficio y, desde hace muy poco, es la encargada de manejar una máquina para grabar en la madera con láser. A pocos metros de sus padres, correteando entre el bosque mágico de objetos antiguos, están Laila, de 10 años, que ha fabricado pulseras de cuentas para vender en la feria, y Nico, de seis años. Aritx y Laura quieren que esta feria se convierta en la exposición permanente de la tienda que en breve va a abrir, con la posibilidad de que en determinadas épocas del año puedan invitar a otros artesanos a mostrar sus trabajo e, incluso, a que haya talleres en directo de sus oficios.

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Un paseo tranquilo entre las piezas del interior de la nave será el momento en detenerse en alguna de las decenas de puertas, ventanas, contraventanas, cuarterones, balconeras o rejas, de distintas épocas y materiales, pero también en una cocina hecha en hierro fundido de la casa Godin del siglo XIX, un antiguo breguil para amasar el pan o el molino de granito para cacao y azúcar de la casa de la familia Cubero de confiteros de la localidad. También llamará la atención un pequeño billar antiguo, dos escudos militares de plomo, viejas maletas, un expositor con decenas de viejas cerraduras, dos columnas de una sala francesa, numerosas latas de todo tipo de productos con sus marcas, un poste expositor con distintas argollas para atar a las mulas y otros animales, varias damajuanas de vidrio forradas de mimbre o de madera y todo tipo de cantaros, botijos, tinajas o ánforas.

Junto a lo antiguo, ya restaurado, los muebles nuevos, como una gran puerta con dragones talados, jamoneros, botelleros, esculturas de caras, librearías, espejos, armarios, tablas de alimentos realizadas con raíces, candelabros de madera y forja o una gran mesa que destaca por sus bellos pies tallados. Unos muebles que se realizan con las técnicas de hace cientos de años, con encajetados, colas de milano y espigas de madera, “en una carpintería de armar que dura para siempre”, según expresó Aritx, quien indicó que “la gente ahora sabe apreciar cada vez más este tipo de trabajo artesanal”.

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El ebanista de Villafrechós aseguró que “no hay mejor reciclaje, ya que a la piezas, dándolas una vuelta, se las concede una segunda vida”, a la vez que manifestó que “son piezas que cuentan su historia trayéndonos recuerdos, porque todos nos movemos por los sentimientos”. Por eso, el visitante, al pasear por la exposición, al acerarse a algunas de las piezas, encontrará muchas veces una parte de su vida.

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