

Villabaruz de Campos recupera el baile de los quintos por las casas del pueblo
A pesar de las altas temperaturas, en el último día de las fiestas patronales de San Pelayo, los danzantes recorrieron el pueblo bailando los once lazos existentes
La danza en estos pequeños pueblos es uno de los elementos más valiosos de su patrimonio. Una herencia o legado recibido de generaciones pasadas, y ... por ello muchos de sus habitantes la siente como algo identitario, expresa el vecino de Villafrades de Campos Rafael Gómez, un apasionado de las divulgación etnográfica, que lleva a cabo por medio de su blog Grixas Albas. Villabaruz de Campos es uno de los pueblos de gran tradición en su danza, conocida como palilleo, que desde los últimos años se lleva poniendo en valor de la mano de José Alberto Ruiz.
En el último día de las fiestas patronales de San Pelayo, este domingo tenía lugar la recuperación de la antigua tradición en la que los quintos del año iban rondando por las casas, en la que danzaban el lazo que solicitaba cada vecino, lo cual servía para conseguir algún obsequio para la merienda que preparaban a continuación, según explicó José Alberto Ruiz.
A media mañana, a pesar del calor, los danzantes, seguido de vecinos y allegados, fueron recorriendo el pueblo parando en muchas casas para bailar algunos de los once lazos existentes, dando a conocer «el trabajo de investigación y recopilación de la Asociación de Coros y Danzas Zagalejo, gracias a la colaboración de la Asociación Amigos de Villabaruz y al propio Ayuntamiento de la localidad, que siempre nos atienden con los brazos abiertos», en palabras de José Alberto Ruiz, que es concejal.
Muy de cerca, siguiendo cada uno de las danzas de palilleo, iba el veterano vecino de 75 años Jesús Ruiz, quien recordó que de niño veía los bailes en las fiestas de San Pelayo y «más o menos sabíamos palillear, es decir tocar los palos, aunque no supiéramos los lazos». También señaló que con 16 años bailó el palilleo cuando fue recuperado por la Sección Femenina, aunque después se volvió a perder. Por eso, ahora, al ver bailar los lazos, «es algo que te hierve la sangre, que te lleva a la infancia cuando se iba a la ermita antigua de San Pelayo a buscar al santo bailando los lazos por las calles». Todo ello teniendo en cuenta que muchos de los danzantes actuales son familiares, como su hermana María Celia, sus primos José Alberto, con sus hijos, y María del Pilar o su sobrino Daniel. Delante de la casa de Jesús Ruiz se bailó el primer lazo de palilleo, que, como es costumbre, es el de «Oh, Glorioso San Pelayo», tras el que se le entregó a Jesús, en recuerdo, una díptico con la letra del lazo. El más pequeño de los danzantes fue el niño Juan Santos, de 9 años, que golepaba los palos con gran ilusión junto a su madre María Senovilla.
María Celia Ruiz explicó que los danzantes visten alpargatas blancas con cintas negras, pantalón blanco ajustado rematado con puntilla, camisa blanca y dos enaguas, la de arriba con tablas. También llevan corbata, cintas cruzadas en el pecho, con el color morado por Valladolid y amarillo por Tierra de Campos, una cinta roja en la cintura, y una en forma de M con los colores de la bandera de España en la espalda, «porque se baila en honor a un santo, que sería celeste si fuera por la Virgen Además se lleva colgado el Detente del Sagrado Corazón», según indicó Alberto Ruiz, quien explicó que cada lazo tiene su letra, que era utilizada para ensayar, «pero que los danzantes tenían que saber para no perderse en el baile». Además señaló que la característica diferenciadora con otros pueblos de la comarca es el repiqueteo, de ahí el término de palilleo.
En 1752 ya aparece documentada la danza de Villabaruz dentro de los gastos municipales del día del patrón expresando «cuarenta y cuatro de alquiler de las libreas para los danzantes, doce al instrumentero, treinta y ocho reales de gasto de refresco y comida», según descubre Rafael Gómez en su completo estudio sobre la danza de este pueblo en su blog grixasalbas.com, señalando que el primer dato de la danza de este pueblo llega de forma indirecta de la cercana localidad de Tamariz de Campos, donde hay noticias desde el siglo XVI cuando sus danzantes acudían a la solemne procesión de la santa reliquia de San Mancio. Gómez deja claro que «la danza de palos de Villabaruz, bien ejecutada, es posiblemente de las más bonitas de uno ha podido ver», añadiendo que «su repiqueteo le da una gran vistosidad, para lo que es necesario la precisión del goleo al son de las notas musicales».
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