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Valladolid es tierra de caldos. Cinco Denominaciones de Origen bañan la provincia. Septiembre, junto a los últimos días de verano, los últimos rayos de sol ... y esas últimas altas temperaturas -el veranillo de San Miguel- que destacan en los termómetros antes de dejar paso al invierno con sus características nieblas y heladas, es el mes de la vendimia. Así lo ha sido tradicionalmente, aunque en los últimos años, debido a la sequía y las altas temperaturas, lo 'normal' ha sido ver os viñedos llenos de máquinas en las noches de agosto. Este año, según las previsiones y, tal y como señalan cuatro Denominaciones de Origen de la provincia -Cigales, Rueda, Ribera del Duero y Toro- la recogida está prevista para septiembre. Volviendo así a los cauces habituales que prometen una buena cosecha con una uva de gran calidad.
La vid, un cultivo de secano, resiste muy bien a las altas temperaturas. Y es que como señala Jesús Diez, director Técnico de Vendimia de la Denominación de Origen Rueda, con las altas temperaturas la planta frena su ciclo vegetativo, modifica su metabolismo y deja de hacer la fotosíntesis. El viñedo se para y se cierra, así consigue mantener el agua y no estresarse. Las consecuencias ante las grandes subidas del mercurio es que se ralentice la maduración. Una lluvia suave sí podría ser de ayuda -todo lo contrario que unos grandes chaparrones o granizadas-, ya que la viña podría absorber rápidamente el agua y recuperar todo su esplendor. Y evitar así que se produzca una amplia concentración de azúcar que podría llegar a disparar los grados -si no se recoge a tiempo- de los vinos rosados.
Alberto Tobes
Director de Experimentación de la Denominación de Origen Ribera del Duero
Alberto Tobes, director de Experimentación de la Denominación de Origen Ribera del Duero, explica que «ellos establecieron el día de envero el 12 de agosto, y que a partir de ahí se abre un proceso de maduración que dura en torno a los cuarenta-cincuenta días, por lo que la cosecha está prevista -siguiendo con el histórico climatológico- para las últimas semanas de septiembre, esperando recoger el noventa por ciento de las uvas en un periodo de quince-veinte días». Según señala, las altas temperaturas de este año no han sido las mismas que en temporadas anteriores, como pudo ser el año pasado, por lo que la planta ha resistido mejor. «En la Ribera del Duero, el año pasado se contó con una racha de tres días consecutivos superando los cuarenta grados, este año ,sin embargo, no se ha pasado de los 39. Además, cabe recordar, que aunque lleve tiempo sin llover, durante los meses de junio y julio sí que se han producido precipitaciones, lo que ha permitido que existiera agua de fondo en la tierra». Respecto a la calidad, se muestran contentos, «la uva no se ha visto menospreciada, cuando las temperaturas suben mucho la planta cierra estomas por lo que no influyen. Tampoco se han producido quemaduras en los racimos y el tamaño de estos son normales», explica Tobes.
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En Rueda esperan comenzar con la vendimia la última semana de agosto. Solo para su variedad de uva más tempranera, Sauvignon Blanc y Chardonnay, ya que estas poseen un ciclo vegetativo más corto con una maduración más temprana. «Tenemos que esperar a las pruebas y los análisis, la uva acaba de terminar el envero, ese momento en el que las uvas cambian de color hasta alcanzar su punto idóneo de madurez». Desde la bodega, no esperan menos producción «ha habido días de calor, pero nada que se aleje de lo normal en estas fechas, cuando sube un poco más la temperatura la uva frena un poco su ciclo, pero no ha afectado. También en el noventa por ciento de las fincas contamos con riego, lo que alivia el estrés hídrico al que se podían ver expuestas. Solo si la ola de calor se expande hasta mediados de septiembre podría generar problemas. Por el momento, lo que prevemos es una calidad óptima sin indicios de que la producción se vea mermada», explica Diez. Así, en septiembre se comenzará con la recogida del verdejo, para seguir con el tinto en una cosecha que durará en torno al mes y medio debido a la diferencia de maduración de las parcelas condicionadas por su ubicación.
Agueda del Val, directora Técnico de Vendimia de la Denominación de Origen Cigales, señala que este año se producirá un retraso respecto al año pasado -unas fechas las anteriores muy alejadas de lo habitual o lo normal-. «Está previsto que no se empiece en agosto, como muy pronto la semana del cuatro de septiembre, aunque lo más probable es que hasta el nueve no se de comienzo». Desde la bodega, explican que esperan una uva de gran calidad, aunque sí que prevén una merma en su recogida. «Las disparatadas temperaturas, sumado a los dos años de sequía que hemos sufrido, provoca un estrés en las vides que nos hacen pensar que se producirá entre un quince y un veinte por ciento de merma en la producción». La falta de lluvia, explican, favorece a la salud de la planta, debido a que al no existir humedad, se evita que aparezcan determinadas enfermedades, «en nuestras fincas sí que ha llovido, pero fue una lluvia con calor, por lo que los viticultores rápidamente se pusieron manos a la obra para atajar y prevenir cualquier problema que pudiera surgir, así que podemos decir que es un fruto sano y de mucha calidad, aunque escaso».
Una previsión de recogida marcada para septiembre en la que no prevén falta de personal. En la bodega cuentan con 288 viticultores dedicados a las 1.899 hectáreas repartidas por 2.402 fincas. Respecto a la necesidad de contratación de temporeros, ante la posibilidad de pisarse con la recogida de otros cultivos, comentan no tener problema «nuestra vendimia se realiza en trabajo nocturno a máquina, tan solo el treinta por ciento del trabajo es recogida a mano, es una tendencia que con los años ha cambiado, hace tiempo si existían más problemas al tratarse de un setenta por ciento del trabajo realizado por temporeros».
Felipe Nalda
Presidente de la Denominación de Origen Toro
Felipe Nalda, Presidente de la Denominación de Origen Toro, estima una cosecha de tamaño medio, unos datos cogidos con pinza ante la imposibilidad de conocer la cantidad exacta de uva disponible al encontrarse esta en mitad del envero. Un proceso de maduración que se encuentra en el ecuador -algo paralizado- por las altas temperaturas registradas en los últimos días, algo que provoca que existan diferentes tamaños de granos en los racimos. «Será en las últimas semanas de agosto, si no es durante la primera y la segunda de septiembre, cuando se comience con la recogida del moscatel o del albillo real». Un proceso de año vinícola que ha transcurrido con total normalidad «hasta la fecha se han producido heladas circunstanciales sin repercusión, también ha llovido bastante en nuestra zona -por encima de otros años, lo que permite que ahora existe una mayor reserva de agua-, el cuajado ha sido bueno, la floración tampoco ha presentado complicaciones, solo es ahora cuando existe un pequeño retraso en el envero, por lo que las previsiones son buenas y según lo previsto, aunque si, según parece, ahora van a llegar tormentas, podría cambiar el panorama que tenemos marcado». Respecto a la calidad de la uva, Nalda asegura que «ha sido un año muy sano, en la línea de nuestras últimas cosechas. En eso no existe problema, va a ser una añada de calidad».
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