Los 'vampiros del opio' que rajan amapolas desembarcan en Castilla y León
Son personas que buscan adormideras para extraer el opio y usarlo como sustancia narcótica
Ante esta explosión registrada en la provincia hay un fenómeno paralelo que preocupa: los llamados 'amapoleros' o 'vampiros del opio'. Son personas que buscan adormideras ... para extraer el opio –el látex que se obtiene al realizar cortes en la planta– y usarlo como sustancia narcótica. Estos individuos suelen cortar la cápsula de la flor con cuchillas y recolectan el jugo blanco que emana, con efectos similares a los de ciertas drogas.
La presencia de 'vampiros del opio' se ha detectado de manera recurrente en los últimos años en Castilla-La Mancha, donde la Guardia Civil organiza operativos especiales para evitar la recogida ilegal de esta planta, y el profesor de botánica de la UVA Juan Andrés Oria de Rueda desvela que los amapoleros ya han llegado a Castilla y León. «Vienen muchos, tantos que hay incluso un tipo de turismo para recoger esta droga. Vienen en furgonetas y autocaravanas a colocarse de opio o a extraerlo para, muchos de ellos, luego llevárselo a Europa e incluso, comercializarlo», asegura el catedrático de la Universidad de Valladolid, que no oculta su preocupación por el efecto llamada que puede haber este año.
«La Guardia Civil está muy al tanto de los cultivos porque antes los amapoleros iban allí, pero ahora el que quiera estas plantas las puede encontrar en cualquier cuneta. Esto es un problema porque la adormidera es una planta medicinal que tiene un montón de alcaloides, entre los cuales se encuentra la morfina, por lo cual es la antecesora de la heroína», señala Juan Andrés Oria.
Este periódico se ha puesto en contacto con la Guardia Civil de Valladolid con el fin de conocer si se han organizado operativos o se ha llevado a cabo alguna medida para frenar la llegada de amapoleros a la provincia, pero desde la Comandancia han rehusado hacer declaraciones al respecto.
«Esto puede acabar en un problema grave de salud pública porque estas plantas pueden ser perfectamente mortales», afirma el profesor de botánica de la UVA, que ve en el fácil acceso a las plantas un peligro potencial. «Están al alcance de cualquiera, incluso en las ciudades. Tal vez se podía plantear la idea de segarlas en aquellos lugares más accesibles, en los que haya muchas», plantea Oria.
El uso de esta sustancia constituye una actividad ilegal que pasa a considerarse delito cuando la cantidad incautada haga pensar que su tenencia está vinculada al tráfico. El Tribunal Supremo y el Instituto Nacional de Toxicología han establecido unas cantidades máximas para consumo propio en 5 días, utilizadas por jueces como referencia. Para el opio, esa cantidad de referencia se sitúa en alrededor de 25 gramos, por lo que si alguien es sorprendido con menos de 25 gramos de opio, sin indicios de tráfico, podría tratarse como uso personal, resultando en una multa si ocurre en vía pública. Mientras, si la cifra supera los 25 gramos o hay indicios de tráfico, como balanzas, bolsitas o dinero, se puede considerar delito contra la salud pública, castigado con penas de 1 a 3 años de prisión y multa.
Más allá de su ilegalidad, el consumo puede tener consecuencias fatales. Así ocurrió en 2019 con un irlandés de 20 años que falleció en Polán (Toledo) tras ingerir una elevada dosis de cápsulas de adormidera, y con un italiano de 32 años que murió en 2009 tras consumir opio extraído en una finca legal de Albacete.
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