Urueña rememora la tradición de la matanza
Dos centenares de vecinos y visitantes disfrutaron con el tradicional destazado del cerdo y la degustación de sus sabrosas viandas
Hace años, en los pueblos, todas las familias criaban uno o dos cerdos al año. Se les cebaba durante ocho o diez meses y cuando ... venía la época de frío, se les sacrificaba para obtener los productos que iban a ser el sostén familiar durante el resto del año, entre los que no faltaban chorizos, salchichones, morcillas, chichurro, jamones, lomos, solomillos o torreznos, entre otras sabrosas viandas. A partir de mediados del mes de noviembre llegaba el tiempo de matanza, porque, según recordaba la cultura popular, «Por San Martín deja el cerdo de gruñir». Una costumbre que de tanto repetirse terminó convirtiéndose en una fiesta vecinal en la que los niños no iban a la escuela. Una tradición que, con el fin de que no se pierda, Urueña recuerda cada año en su particular jornada gastronómica de la matanza, que este domingo celebró su séptima edición con la participación de dos centenares de personas, entre vecinos y visitantes.
La jornada se inició a media mañana en la nave de Víctor Fernández con la proyección de un audiovisual sobre las labores de la matanza tradicional, que a los más veteranos hicieron rememorar emotivos momentos familiares de tiempos lejanos. Labores que más tarde trajeron al presente los que fueran carniceros locales Amando de Castro y Dámaso Vergara, que llevaron a cabo el tradicional destazado del marrano, extrayendo con gran destreza, y con las consiguientes explicaciones, cada una de las sabrosas partes del cerdo, que más tarde fueron puestas en la parrilla para ser degustadas por el más de un centenar de vecinos y visitantes que participaron en la fiesta, organizada por el Ayuntamiento de la localidad.

Casi, paralelamente, se desarrollaba un taller en el que los más pequeños pudieron aprender cómo se hacían antaño los chorizos en las matanzas caseras. Para ello, parte de la carne del cerdo destazado fue picada, antes de ser amasada con la mezcla de pimentón, ajo y sal, realizada, con los pesos oportunos, por Amando de Castro. Los niños pudieron meter las manos en la masa o dar a la manivela de la máquina tradicional de hacer chorizos, la que durante muchas décadas no faltó en ninguna casa del mundo rural, según recordaron con nostalgia los más veteranos. El postre de la comida fueron tortas de chicarrón elaboradas, como el pan, por el panadero Elías Marcos, de Medina de Rioseco.
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El alcalde de la localidad, Francisco Rodríguez, señaló que «la actividad tiene como objetivo el poner en alza esta tradición local, en especial para que sea conocida por los más pequeños y no se pierda», asegurando también que «tiene que servir para que no nos olvidemos de dónde venimos». Además, el regidor destacó que «se pretende que sea un día de convivencia entre los vecinos y los visitantes, a la vez que un motivo para dar a conocer nuestra localidad y su patrimonio». Ahora, el Ayuntamiento carrasqueño ya piensa en el programa de actividades navideñas, en el que, de nuevo, tendrá un protagonismo especial la pastorada, que se celebrará el sábado, 23 de diciembre, a las 20.00 horas, en la iglesia de Santa María del Azogue.
Por su parte, Villardefrades celebrará la segunda jornada der la Fiesta de la Matanza el sábado, 2 de diciembre, a partir de las 13.30 horas en el salón del teleclub. Días después, el 6 de diciembre lo hará Villabrágima a partir de las 11.00 horas en la plaza Mayor, con destazado y elaboración de embutidos, degustación de jijas con huevos y sorteo de dos medios marranos y dos jamones. No faltarán las músicas de los dulzaineros para amenizar la jornada.
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