«Lo único que quiero es un lugar para dormir y poder guardar las cosas de mi casa»
Dos vecinos de Medina de Rioseco tienen que abandonar su piso ante el riesgo de hundimiento de los techos y tejado por las humedades derivadas de los efectos de la tromba de agua y granizo del 31 de agosto
Eran las tres de la mañana de la madrugada del pasado miércoles en una noche de lluvia intensa cuando Marisa Lorenzo y el amigo de ... la familia Eustaquio Nieto, vecinos del primer piso del inmueble de la calle Ancha numero 1 de Medida de Rioseco, entre numerosas goteras, sintieron en su vivienda un gran estruendo y temblor. Al levantarse vieron que el techo de la cocina se había caído, por lo que llamaron al 112, no tardando en personarse la Guardia Civil, cuyos agentes estimaron que había que avisar a los bomberos del parque de la localidad, que, tras inspección de las habitaciones y acabar de tirar trozos que no se habían caído, aconsejaron a la pareja abandonar la vivienda ante la posibilidad de desplome de los techos de las habitaciones y el tejado.
El tejado de este inmueble, como el de muchos de Medina de Rioseco, se vio afectado con tejas que salieron volando con la tromba de agua, granizo y fuertes vientos que azotó de forma intensa a la localidad durante 10 minutos del 31 de agosto, afectando gravemente no solo a casa, edificios e infraestructuras municipales sino también a empresas y particulares, así como a parques y jardines.
Por ahora, el seguro de la vivienda ha hecho ver que antes de acometer el arreglo de los daños del piso, primero hay que reparar el tejado, para lo cual Marisa se halla en conversaciones con el resto de propietarios del inmueble para llegar a un acuerdo ante la ausencia de seguro al no existir comunidad de propietarios. La inspección técnica realizada por el arquitecto municipal ha confirmado el peligro de desplome de techos y tejado, según comentó la riosecana, quien recuerda que había arreglado el año pasado el tejado con un coste de 5.000 euros, haciendo ver que, tras la caída del techo de la cocina, «se pueden ver las tejas de la cubierta y el mal estado de las vigas y tablas afectadas por tanta humedad».
La riosecana explicó que ha pedido ayuda al Ayuntamiento, donde se le ha dicho que no tienen casas, y a los Servicios Sociales (Ceas), que la han trasmitido que no puede recibir ayuda por sus ingresos, pero «no miran los gastos que tengo con los créditos que tuve que pedir para arreglar el tejado». Además se la ofreció un albergue en Mayorga, lo que es imposible porque no tiene medio de transporte y trabaja en Rioseco.
Desde que sucedió el derrumbe, Marisa y Eustaquio se encuentran alojados en el Hostal Duque de Osuna, que están pagando los dos hijos de la riosecana. Por eso, con lágrimas en los ojos, junto a su hijo, Ángel, al ver todos sus muebles cubiertos con plásticos y expuestos a que se sigan mojando, expresó que «no tengo ni sitio, ni casa, ni nada», indicando que «lo único que quiero es un lugar para dormir y un sitio para poder guardar los muebles y todas las cosas de mi casa, de toda una vida, ya que me quedo sin casa, no quedarme sin pertenencias». Una casa en la que lleva viviendo 38 años, más de media vida, en la que nació su hija, Patricia, y en la que enviudó de su marido, Emilio Gañán. Ante su situación, la riosecana, de 62 años, señaló que «no quiero nada gratis, quiero un alquiler que pueda pagar». Por eso ya está buscando una casa que alquilar «para mí y mis cosas y poder empezar»
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