La Seca, un barrizal tras la tromba de agua: «El pueblo parecía un río»

Lo dice la alcaldesa, Clara Eufemia Rivera, aunque su realidad, cómo ha pasado la noche, es extensible a prácticamente cualquier vecino tanto del propio municipio como de otros cercanos, que se acercaron hasta La Seca para arrimar el hombro. Cualquier mano era poca para tratar de achicar agua de casas, bodegas y calles.

Han pasado la noche mirando de reojo al cielo, «con la cosa de si iba a llover más», mientras cepillo en mano se afanaban en retirar los rastros que la tormenta dejó tras de sí. Hasta allí se desplazaron media docena de dotaciones de los Bomberos de la Diputación de Valladolid como numerosos efectivos de la Guardia Civil, que han intervenido hasta bien entrada la madrugada. Un amplio despliegue que la primera edil agradece «profundamente». «Vinieron rapidísimo y se emplearon a fondo, ayudando en todo lo que podían, y no se han ido hasta que todo estaba más o menos en calma», sostiene.

Desde primera hora, operarios municipales y voluntarios trabajan para retirar el barro de la vía pública y poder retomar la normalidad lo antes posible. También han recibido la ayuda de la Mancomunidad Tierras de Medina, que ha aportado maquinaria y personal «porque aquí no tenemos recursos para un hecho así», reconoce Rivera, y a lo largo del día está previsto que un camión distribuya agua por las calles para terminar de despejarlas.

Duró en torno a ochenta minutos, según estiman los vecinos, pero fue tiempo más que suficiente para dejar las calles convertidas en un río de lodo y decenas de domicilios y cocheras afectadas en mayor o menor medida. El agua se coló en muchas de ellas. Incluso la fuerte tormenta terminó por derribar una casa que estaba en ruinas. No hubo que lamentar, eso sí, daños personales.

Estima Clara Eufemia Rivera que al menos diez viviendas han resultado afectadas. Una cifra no muy elevada en comparación al total del pueblo, pero «en las que ha entrado ha arrasado». «No se pueden cuantificar los daños, pero al que le ha tocado le ha dejado sin parqué, electrodomésticos, muebles...», apostilla.

Una de las afectadas fue Leticia Sanz. El espacio de eventos que gestionan en la restaurada iglesia de la Orden Tercera de San Franciso se llenó de agua, aunque por suerte no ha causado grandes desperfectos. «Cayó un montón de agua en muy poco tiempo; estaba el pueblo como un río», resume esta joven, al tiempo que matiza que «no ha sido un desastre enorme». Por suerte -incide- este fin de semana no tienen eventos programados, por lo que la tromba no frenará la actividad empresarial. «Al final es agua y es cuestión de fregar y quitar el barro; no ha habido desperfectos en lo que es el edifico, en la estructura añade.

Destaca, además, la solidaridad de los vecinos. «Todo el pueblo» se volcó en ayudar a quienes más habían sufrido las consecuencias de la tromba. «Todo por la noche parece más trágico; ha entrado también es muchas pasas, pero es más lo aparatoso que los daños en sí y a pesar de la desgracia tuvimos a un montón de gente ayudándonos», apunta.

Coinciden los lasecanos en que no habían visto nada igual en su pueblo en décadas. Calculan que «lo más parecido» ocurrió en 1988. En aquella ocasión hubo importantes inundaciones, aunque «no tanto como esta vez». «Fue también una tormenta importante, pero no tanto como lo de este martes; de verdad que ha sido impresionante», sentencia la regidora.