El que fue policía de Pedrajas durante 37 años, distinguido como Hijo Predilecto

Estas distinciones se hicieron efectivas este pasado viernes en un acto institucional que tuvo lugar en el salón de actos de la Casa Consistorial, en el que estuvieron presentes su viuda, Juncal del Valle, y su hijo, Pablo, además de otros familiares.

El acto conducido por Ana María González Herrero comenzó con la proyección de un vídeo con imágenes de su vida en sus más diversos ámbitos, ambientado musicalmente con la canción 'Un millón de amigos', del brasileño Roberto Carlos, que dio paso a unas palabras del alcalde Alfonso Romo, quien expuso los motivos para concederle tales distinciones. Destacó su actitud de servicio a los demás y su capacidad para resolver problemas, especialmente durante el estado de alarma vivido hace tres años con motivo de la pandemia.

Tras el regidor, el concejal Félix Sanz Garrido dio lectura al acta de la sesión plenaria celebrada el pasado 3 de abril en la que se aprobó por unanimidad otorgar a Julio César las distinciones. El hijo, embargado por la emoción, pronunció unas sentidas palabras exaltando la figura de su padre y de agradecimiento por el gesto, que hizo que afloraran las lágrimas en muchos de los presentes.

Concluida esta primera parte del homenaje, todos los presentes se dirigieron hasta la puerta grande de la plaza de toros, en la calle Alamar, donde viuda e hijo descubrieron un gran rótulo con nombre Julio César Merino Pérez. Nacido en Pedrajas de San Esteban el 2 de septiembre de 1956, Julio César Merino Pérez siempre tuvo su residencia en la villa piñonera. Amaba a sus gentes y su pueblo por encima de todo. Ya desde joven estuvo muy involucrado en la actividad deportiva y cultural. Si bien el hecho más importante que marca su devenir en el municipio es la obtención, en 1984, de la plaza de Policía Local del Ayuntamiento de Pedrajas de San Esteban. Como agente, estuvo a las órdenes de seis alcaldes: Dionisio Miguel Recio, Antonio Martín Martín, Ángel Rincón García, José Luis Sanz Sanz, Sergio Ledo Arranz y Alfonso Romo Martín. Con todos «mantuvo una lealtad y buen hacer impecable».

Pero, además, durante su carrera profesional en el Ayuntamiento no sólo realizo tareas correspondientes a su puesto de trabajo. «Su trabajo iba mucho más allá, ya que su dedicación a Pedrajas de San Esteban y los pedrajeros era total y absoluta, y no sólo porque viviera aquí, sino porque Julio César no entendía su trabajo de otra manera que no fuera el servicio a su pueblo y sus vecinos», destaca el Ayuntamiento. De hecho, gran parte de los vecinos tenían su teléfono privado y no dudaban en acudir a él cuando necesitaban su ayuda, ya que sabían con toda certeza que haría todo lo posible para ayudarles, fuera la hora que fuera, porque su dedicación ocupaba las 24 horas del día.

«Es digna de mención, por la grave incidencia con que se manifestó en Pedrajas y la problemática que trajo consigo, su actuación durante el periodo de pandemia, en el cual hizo un trabajo exhaustivo y constante de socorro, auxilio y protección de todos los vecinos, siendo la persona del municipio que más estaba al cabo de lo que ocurría en el mismo», se indica en el expediente instruido.

Fue un vecino muy vinculado con otras entidades del pueblo, como la Asociación Musical Perindola, de la que fue socio fundador; el Club Deportivo Pedrajas, del que fue jugador, además de directivo y entrenador, y la Asociación Afición Taurina, de la que fue otro de los miembros fundadores.