La Peña El Vítor, en la plaza de España, durante las presentes fiestas de Mayorga El Norte

Valladolid

Medio siglo animando las fiestas de Mayorga

La Peña El Vítor cumple 50 años de aquel grupo de niños amigos del barrio de Santo Toribio que se unieron para fundar la peña

Martes, 30 de septiembre 2025, 06:59

La amistad de la infancia perdura para toda la vida. Algo que saben muy bien los mayorganos Miguel Ángel Bourbujo, Tomás del Pozo, Jesús María ... Bueno, José Minayo y Valentín Estévez, el grupo de amigos del barrio de Santo Tomás, de entre 10 y 12 años, que decidieron fundar en 1975 la Peña El Vítor, en un nombre tan mayorgano que les propuso su profesora de clases particulares, Angelines Polo. Unos años en los que «siendo niños, esperábamos con ansia la llegada de estas fechas, por la música, por las tómbolas, los caballitos y coches de choque, por esos días de tregua en el colegio, por la llegada de los amigos de fuera, porque era alargar el verano hasta final de septiembre; al fin y al cabo, por las fiestas», según recordó Tomás del Pozo en el pregón de las fiestas que pronunció con gran emoción en 2019, trayendo al presente parte de la historia de su peña.

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En las presentes fiestas en honor a Santo Toribio, la peña celebra el medio siglo de existencia en medio de numerosos recuerdos. Su primer local fue una bodega de los padres de Miguel Ángel en la calle Santo Toribio durante dos años, antes de que entrara en la peña Agustín Nicolás y la sede se trasladó a un local de sus padres en la calle Jesús. En el año 1980 fue cuando ellos mismo construyeron la actual peña en el camino de las bodegas que une las cuestas del río y de la ermita. Unas obras en las que les ayudó Juan Estévez, padre de Valentín, que era albañil, él mismo y su hermano Juan Gabriel, al que todo el mundo conoce como Jota, que fue torilero durante 25 años y que el pasado año recibió un homenaje.

En las fiestas de ese año, la peña estrenó la nueva sede, que más adelante fue ampliado, como también se fueron apuntando nuevos miembros, hasta llegar a 15, el máximo número que ha tenido en estos 50 años. A los fundadores se unieron nombres como Vicente Pastor, Jesús Martínez, Luis de la Viuda, Jorge Martínez, Manuel Vega, Luis Baza, José Mateo Fernández, Agustín Nicolás, Jerónimo Núñez y Jesús Nieto.

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Distintos espacios para la peña, que también ha visto cómo su indumentaria ha ido cambiando. En la memoria quedan aquellas primeras camisetas blancas, con el nombre de cada miembro puesto en forma de V, dando paso a una camisa amarilla y, con el tiempo, a la uniformidad con la que la peña ha llegado hasta la actualidad con camisa morada y pantalón blanco, sin que falte una boina a juego con la camisa. En su particular historia, esta popular peña mayorgana puede presumir de ser la primera que usó en su vestimenta el escudo de Mayorga, después de que fuera permitido por el Ayuntamiento previa solicitud, aunque no se ha conservado la documentación.

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Después de medio siglo, la peña, junto a muchas fiestas y alegría, ha vivido los dolorosos momentos de ver fallecer a algunos componentes, como Agustín Nicolás, Jerónimo Núñez, Vicente Pastos y Jorge Martín, todos ellos todavía muy jóvenes, pero también a algunas de sus esposas, como Carmen López y Begoña Ojeda. Unas esposas que cada año visten también el uniforme de la peña. La peña es sobre todo un grupo de amigos, que, fuera de las fiestas, también se reúnen en fechas, como en San Blas, Semana Santa, Santo Toribio de abril, verano o navidades, «siempre con muy buen ambiente», según explicó Valentín Estévez, manifestando «el orgullo de la peña de haber llegado al medio siglo de existencia, aunque con la tristeza de los que han fallecido».

Para estas fiestas de 2025 tan especiales, la peña ha confeccionado una pancarta conmemorativa, que lució en el desfile del primer día tras el chupinazo. Además, el domingo, llevó a cado en su sede una celebración a la que invitó a amigos y familiares en un gran ambiente festivo. Ahora, aquellos niños de 1975 ya tienen más de 60 años, lucen canas, algunos se han jubilado, tienen hijos que tienen sus peñas, pero, sin embargo, conservan intacta la misma ilusión de la infancia por pasarlo bien cada nuevo mes de septiembre en sus queridas fiestas patronales en honor a Santo Toribio, con el deseo, por ahora, de llegar a sus seis décadas.

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